“SÓLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO”
Primero de noviembre, a exactamente dos meses para finalizar el año. Primero de noviembre, a casi ocho meses del inicio de la emergencia sanitaria. Primero de noviembre, con más de dos mil contagios diarios, con una incidencia de casos que se mantiene constantemente alta. ¿Qué ha fallado? ¿Quién ha fallado? ¡Qué difícil establecer culpas! Aun así, en un tiempo donde reina la incertidumbre, todavía se mantienen algunas certezas. La ineficiente gestión de la pandemia por parte del Ejecutivo ha llevado al colapso del sistema de salud público. Ante lo que es un secreto a voces, sólo queda recordar que, en medio de la crisis, el abandono estatal y el creciente discurso individualista, sólo el pueblo salva al pueblo.
Recordemos cómo se encontraba el Perú hace algunos meses. ¡Por cuánto nos acostumbramos a ver en las noticias que la ocupación de Cuidados Intensivos se encontraba al tope! ¡Por cuánto tiempo escuchamos que cientos de familias asumían cuantiosas deudas para conseguir balones de oxígeno! En la actualidad, la imprudencia del gobierno, buscando a toda costa la reactivación económica, ha dejado a la población a su suerte. ¡La nueva normalidad es el “sálvese quien pueda”! En este punto, el fantasma que recorre el mundo es el miedo a una segunda ola de contagios mucho más peligrosa que la primera. ¡25 mil casos diarios en España! ¡45 mil en Francia! Pensemos en nuestra población, azotada por el desempleo, abandonada sin haber recibido un bono. Nuestra población no podría soportar económicamente el peso de un segundo confinamiento.
Sí, es verdad que no todos contamos con las herramientas o posibilidades que desearíamos para protegernos, pero si decidimos cooperar entre todos y contribuir con pequeñas acciones podremos limitar la propagación del virus. Cuidémonos entre todos, limitemos nuestras salidas al exterior, practiquemos las medidas de higiene. No olvidemos jamás el impacto de nuestras propias acciones. Tenemos una enorme responsabilidad para cuidarnos porque ello implica, a su vez, velar por el bienestar de nuestra comunidad y familia. ¡Pensemos en nosotros, pensemos en el otro! ¡No bajemos la guardia!