compaa "nueva parte"
Publicado en Jan 14, 2018
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Me sentía tan abrumado, confundido y desesperado, camine hacia mi cuarto para tomar mi billetera. Sentía que las voces discutían en mi cabeza pero simplemente las ignore, seguí caminando hasta la parada de autobuses, tuve que esperar cinco minutos para que el autobús llegara y me subí. Me fui hasta al fondo y sentí un frio que cala los huesos, rara vez me ha pasado, pero ahora sentía que moriría. El viaje parecía eterno, miraba hacia la ventana que tenía a mi lado derecho, todo blanco y puro.se me revolvió el estómago de solo recordar el cadáver del señor Patrick, tan herido, me siento terrible y no sé qué hacer. Una parte de mi me dice que tengo que entregarme a la policía, me encerraran en un hospital psiquiátrico de por vida, “carajo solo llevo aquí unos días y ya estoy jodiendome”.
Pero por otra parte me dice que no volveré al hospital, solo tengo que eliminar el cuerpo. Tan lejos como sea posible ¿y cómo lo llevo si no tengo auto?, ¿Qué pasa si los vecinos vuelven?, ¿debería enterrarlo en el bosque?, ¿debería arrojarlo en la laguna?, ¿debería dejarlo en mi sótano?, ¿la policía vendrá a las cabañas a preguntar su paradero?, ¿Cómo lo mate?, ¿de dónde saque esa fuerza?, ¿Por qué no recuerdo aunque sea un poco?, ¿Qué pasara si sospechan de mí? Fue entonces que me sentí aliviado y casi relajado, “nadie me conoce, solo me vio el señor del supermercado, nadie relacionaría su muerte conmigo, lo único que tengo que hacer es deshacerme del cuerpo y mi vida seguirá bien, tomare mis medicamentos, la doctora nunca sabrá que paso, ni los vecinos. Además él lo merecía, él era un asesino, le destrozo la vida a alguien, y ella vino a agradecerme, yo la salve. Cuando encuentren su cadáver dirán que probablemente un  animal lo ataco. “Pero la garganta… tiene un corte… sabrán que no fue un animal, y entonces vendrán a interrogar”.
Debo ser cuidadoso, mi presencia tiene que ser mínima, solo tengo que ir a comprar las cosas que necesito, no retardarme. Aunque ir a comprar  cosas como esas ¿levantaría sospechas?, mejor dicho ¿Qué debo comprar?, “mis medicamentos”
Baje de prisa y una oleada de calor invadió mi cuerpo, había policías por todos lados, la gente que pasaba por ahí tenían la mirada asustada, los niños no estaban en las calles, se sintió tan abrumado e intento escapar, hasta que vio a un oficial hacerle una señal para que lo siguiera, el pánico se apoderaba de él, sabía que no podía correr, así que camino hacia el oficial.
-          ¿Qué pasa oficial? – pregunte un poco nervioso-
-          ¿de dónde eres?- me pregunto el oficial. En su placa decía Derek. Tenía al menos unos 35 años, delgado y de raza negra.
-          Soy de las cabañas señor.
-          ¿Vienes de vacaciones?
-          No, vengo a quedarme ahí…
-          ¿en serio? Hace cuanto que llegaste.
-          Unos dos días. – mis manos estaban temblando y las oculte en mi sudadera.
-          Escucha, ayer se reportó la desaparición del dueño de la mansión Grey. Patrick Grey.
-          Oh…
-          ¿Lo conocías?
-          No.
 
“muy bien”. “niégalo todo”
-          ¿estás seguro?
-          Si. Seguro.
 
“así es… no pueden culparte, se supone que son tres días de desaparición”
 
-          Señor- le digo un poco confundido- ¿no se supone que son tres días para iniciar la búsqueda de desaparición?
“no levantes sospechas”
 
-          Bueno. Ya sabe. Probablemente tuvo que irse a otro lado.
-          Es también pensé yo, pero en su mansión hay registro de actividad forzada.
-          ¿cree que robaron su casa?
-          Bueno la familia cree que se trata de un secuestro. Todas las pertenencias están ahí menos él. Y encontraron su sangre.
 
“Esto es malo, debemos irnos”
 
-          Bueno oficial. Si veo algo raro me daré una vuelta por la comisaria. ¿Tiene alguna foto?
-          Si.- me enseño la foto de Patrick y me sentí algo mareado-.
-          ¿Está bien joven?
-          Si claro. Bueno si escucho algo llamare a la policía. Gracias por informarme.
-          De nada deberías de cerrar bien tu casa. No queremos más casos como este. En especial desde hace tantos años. Este era un lugar seguro.
 
“perfecto, sigue así, tenemos que irnos”
 
-          Con su permiso oficial. – camino lentamente hacia el supermercado suspirando aliviado-
 
“Lo hiciste muy bien”. “tenemos que darnos prisa”
 
Las voces parecían más entusiastas y relajadas al igual que yo, la policía era lo que más me preocupaba y ahora era un obstáculo menos. Mire al cielo mientras caminaba y era tan despejado. Algunas aves volaban tranquilos. Lo que más le llamo la atención fue un pájaro rojo que estaba quito en las ramas de las plantas que se encontraban en la puerta. Estaba quieto y sereno. Nunca había visto un pájaro así. Ni siquiera sabía si era normal que ese tipo de pájaro estuviera ahí. Seguí mi camino y tome cosa que ni siquiera necesitaba, pero si el oficial lo viera de nuevo pudiera sospechar.
 
Tome un pedazo de carne y me dirijo a la caja. Ahora atiende una mujer  regordeta, de pelo castaño. Salgo de prisa y me dirijo a los autobuses que van a la ciudad. El trayecto es largo. Después de 50 minutos llego a la plaza principal donde busco mi tarjeta. Son 20 minutos para la autorización, revisiones. Me voy hacia la plaza y compro una pala, semillas de flores, no miro cuales, por qué sé que no las necesitare, simplemente son distracciones. Compro una bolsa de ajo. Desinfectantes, cepillos, unos guantes. Estoy a punto de irme y veo unas tijeras de jardinería  que serían muy útiles. La persona que me despacha es una joven de 27 años de raza negra muy bonita. Con agilidad empaqueta mis cosas y me cobra. Todo fue directo y rápido. Sus ojos negros me miran y le sonrió. A lo que ella hace lo mismo.
-          Disculpa. ¿Cómo te llamas? – le digo-.
-          Me llamo Casandra ¿y tú?- me sonríe-.
-          Esteban- es el primer nombre que se me viene a la mente-.
-          Un gusto esteban. Nunca había visto a un albino-.
-          Y yo nunca a una mujer tan hermosa.
-          (la miro sonrojarse)-bueno gracias. – respondió tímida.
-          Soy nuevo por aquí. Y sinceramente me siento afortunado.
-          ¿de verdad? ¿Por qué?
-          Porque es mi primer día, y estaba algo incómodo, pero tu mirada me alegro el día. – respondo atrevido, algo que nunca hago, pero es ahora que necesito el poder de la seducción, necesito una cuartada-.
-          Vaya, todo un atrevido.
-          Lo siento pero no puedo evitarlo. No con alguien tan hermosa.
-          ¿Vives por aquí?
-          Soy de hallfrost. Me acabo de mudar hace unos  días a las cabañas.
-          Vaya. ¿De vacaciones? Escuche que muchos estudiantes van ahí a pasar el rato. Ha disfrutar de la laguna.
-          No, yo viviré ahí. Me alegra que dijeras laguna, sabes creí que era rio. Todos lo decían.
-          Si son muy estúpidos (sonrió)
-          Pues si gustas algún día ir, con gusto... cuando tú quieras.
-          Bueno… gracias.  
-          De nada. Mira te doy mi correo. Avísame cuando vayas. ¿Qué te parece?
-          Excelente.
 
 
Le doy mi correo y me marcho. Al principio creí que esto era estúpido, pero asimilando la situación era lo mejor. Una cuartada. Una chica y un cadáver. Ahora tenía que hacer mi siguiente movimiento. Esa chica iría pronto lo presentía. Y entonces la expedición para esconder el cuerpo seria sencilla, sin levantar sospechas. Parecería una  cita, obtendría el lugar. Y cuando todo estuviera oscuro me llevaría el cadáver y las voces callarían
Entonces tuvo una idea. Salió corriendo del garaje y tomó los desinfectantes, limpio el auto con severo esmero, seguía tallando hasta asegurarse de que no quedara ni un rastro de sangre. Revisó todo dos veces más, cuando pensó que todo se veía en perfecto estado dejo el garaje.
Respiraba con tranquilidad cuando escucho aquellas voces resonar en su cabeza “todo saldrá bien” “somos muy listos como para que nos atrapen”. Suspiro y se recostó en el sillón, encendió la computadora y reviso su correo, nada aun. No quiso entrar en pánico y salió a caminar un momento alrededor de la laguna para despejar su mente. Cuando estaba a punto de llegar se encontró con una bella chica de pelo rubio que le cubría la cintura, su vestido largo y morado le llamaron la atención, estaba descalza y tenía los ojos cerrados. No se movía y parecía estar pensando en algo muy importante, su rostro reflejaba concentración, su piel estaba pálida, no era su tono natural claro estaba, el frio ese día era terrible, como si te echaran una cubeta con hielos. Se quedó a contemplar su belleza un momento más, hasta que aquella señorita empezó a llorar sin abrir los ojos, hablo firmemente y parecía sonreír un poco, como si hubiera recibido una noticia que había estado esperando dese hace mucho tiempo. Pronuncio tan delicadamente y en su voz se  escuchaba la monotonía
-           “Por fin eres libre, has encontrado quien te diera la paz que tanto merecías que hoy a la laguna nos has vuelto a llorar, tus lágrimas derramadas a esta laguna no  llenaras, por las noches tu lamento ya no escuchare más, ahora danzas tranquila por el bosque y feliz por encontrar tu razón de estar aquí aun, que te vaya bien querida Catherine, espero y algún día dejes el mundo de los vivos y goces del nuevo mundo donde perteneces”.
Una brisa helada rodeo a Jack y  aquella chica, del otro lado de la laguna se encontraba la mujer del lago sonriendo débilmente, asintió al ver a Jack y se alejó de aquel lugar para siempre, convirtiendo así en un pájaro rojo. Emprendió su vuelo con total orgullo y belleza, aquella chica abrió los ojos y al ver al pájaro volar sonrió.
-          Adiós Catherine – se giró hacia su derecha y encontró a Jack viéndola.
 
Primero no le tomo importancia estaba dispuesta a irse, pero el frio era demasiado, quedo inconsciente y Jack la tomó en sus brazos sin decir una palabra. La cargo y la llevo a  su casa. Le limpio los pies y rostro estaba helada. Si no la calentaba pronto moriría. Encendió la chimenea y junto el sillón hacia ella, la tapo con mantas y espero a que estuviera nuevamente estable de temperatura. Se dirigió a las cabañas y toco las puertas esperando respuesta. Nadie abrió. “no hay nadie ¿qué hacemos?”, “si descubre nuestro secreto iremos a prisión” “debemos sacarla de nuestra casa” “debemos eliminarla”, “nadie se dará cuenta”
-          No. –dijo firme- no le haremos daño
-          “¿y si despierta?” ¿Qué haremos?
-          La llevaremos a su cabaña- camino hacia su casa- no la tocaremos.
-          “te interesa ¿no es así?
-          Solo déjenla- dijo con una voz firme- no le haremos ningún daño.
-          “de acuerdo”
Las voces callaron y entro a su casa. Se bañó y cambio. Al bajar la chica seguía dormida, le toco la frente para saber si su temperatura había regresado a la normalidad. Efectivamente estaba bien, suspiro aliviado. Miro la puerta del suelo y tomo un tapete grande negro y lo coloco encima de él. La contemplo durante minutos, su rostro bien definido y cuerpo delgado, pestañas largas y abundantes. Miró su cabello y uñas, con la mirada gravo todo de ella. Se sentía como un acosador, cualquiera que lo viera diría eso. Pero él estaba intrigado “¿ella puede ver  a los muertos?” ¿O solo escuchar los lamentos? No entendía que ocurría, no sabía si había escuchado mal, no entendía el por qué ella estaba en la laguna, descalza en la nieve. ¿Qué quería probar? ¿Por qué sus amigos no estaban ahí? ¿Por qué decidió estar ahí sola?
La gente hace cosas estúpidas, por amor, odio, por tantas razones que no valen la pena. Tal vez  pensaba así porque conocía el odio y el amor, tal vez porque sabía que cual era el sentimiento más fuerte. Siempre había amado a su doctora, no de una manera romántica, la consideraba una buena mujer, como la madre que siempre quiso tener. Conocía el odio, todo lo que iba dirigido a sus padres, ellos lo abandonaba siempre que tenían la oportunidad, cuando descubrieron su enfermedad lo encerraban en su habitación si darle de comer, y cuando lo hacían lo trataban como un animal con alguna enfermedad contagiosa. Recordaba cuando sus padres lo encadenaron en el jardín, era verano y calor insoportable, era una sensación horrible y sufrió mucho, por eso cuando recibió la noticia de que murieron se sintió tan tranquilo, la gente decía que ocultaba su dolor, pero el por dentro era tan feliz, tan lleno de esperanza. Claro, que al ingresar al hospital tuvo que mentir. “y gracias a eso soy libre ahora”. En parte, la mayoría de sus cicatrices fueron hechas por sus padres, al maltratarlo tanto. Con solo 11 años ya estaba totalmente desnutrido y herido, sus padres lo llevaban al médico muy rara vez y l decían que él se provocaba todo eso. Y si el no asentía al llegar en casa lo matarían. No sabía porque se aferraba tanto a la vida. Si era una mierda en ese entonces. Estaba jodido. Morir era la mejor opción. Pero sus padres no le darían ese privilegio. Respiró intranquilo y recordó cosas positivas “ahora tengo un doctorado” “un loco estudiando psicología, vaya mierda”. Tras años estar encerrado encontró lo que le gustaba, leía lo que le ocurría a él y a otras personas con trastornos, ver el comportamiento. Su doctora le enseño más de lo que él esperaba, “un psicólogo asesino”.
Giro su cabeza hacia la chica y ella estaba sentada mirándolo fijamente. El la miro igual y trato de hablar.
-          ¿Cómo estás? soy Jackson tu vecino, estabas inconsciente y te traje a m cabaña, nadie estaba en la tuya.
-          Ella le miro y asintió-
-          ¿tienes llaves?
-          -ella negó-
-          Entonces creo que te vas a quedar hasta que lleguen tus amigos.
-          Asintió-.
-          Bueno yo…voy a preparar algo de comer ¿quieres?
-          Si. Te ayudo.
-          No, acuéstate debes de recuperar más calor.
-          ¿seguro?
-          Si.
-          Tú también la viste ¿no?
-          ¿de qué hablas?
-          A Catherine.
-          Oh. No. No había nadie en la laguna.
-          Le miró y se volvió a acostar- tal vez soñé.
-          Si, tal vez.
Estaba preparando paella y escucho en su mente “¿cómo estás seguro de que no es una trampa?”
-          De que hablas. No entiendo- dijo mentalmente.
-          “te lo diremos más claro” “¿Cómo estás seguro de que esta es una alucinación?
  
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Foto del autor Natalia
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Descripción

Continuacin de la primera parte de : Ecos en las montaas. Los crmenes de un demente.

Palabras Clave: CUERPO SIN VIDA asesino crimen demencia esquizofrenia.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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