Olvid las palabras (Novela) -Captulo 21-
Publicado en May 30, 2017
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Eran las 8 de la mañana cuando Joseph Liore abrió los ojos y despertó. ¡Allí estaba, cobijada contra él, aquel bombón de chavala profundamente dormida. Diana de Still parecía La Bella Durmiente esperando a ser besada en la boca por El Príncipe Valiente; pero Joseph Liore no era de esa clase de oportunistas que dan besos aprovechando la inocencia de las chicas guapísimas. Nunca lo había sido y no iba a dejar de cumplir con sus principios éticos y sus valores morales por muy enamorado que estuviera de aquella mujer; así que, muy lentamente, separó de si mismo a Diana y, mientras ella seguía profundamente dormida, él se levantó del sofá y fue directamente hacia la computadora que se había quedado encendida durante toda la noche. Se sentó ante la pantalla y observó el dato.
 
- Residence Squire. Calle Ka'Ana de Maunaloa, en Molokai, Islas Hawai.
 
Con la mayor rapidez posible pero sin hacer ruido para que Diana no se despertara de sus sueños, conectó con "Míster X".
 
- Buenos días, "Míster X".
- Hola, 000. ¿Qué sucede?
- Necesito urgentemente otro papel gubernamental que me autorice para investigar en la Residence Squire de Maunaloa, en la Isla de Molokai.
- ¿Estás seguro de lo que estás haciendo?
- Sí, "Míster X", estoy seguro de que tengo una pista muy acertada para descubrir la Serie 1-2-3 y acabar definitivamente con esta especie de complot que se ha creado para perturbar la vida en los Estados Unidos y forzarnos a entrar en la Tercera Guerra Mundial.
- Yo sigo creyendo, 000, que todo está ya descubierto.
- Hay algo que usted no sabe y se refiere a un señor tan anciano que ya es centenario.
- ¿Qué me estás diciendo? No sé qué tiene que ver un señor que está tan cerca de la muerte con tus investigaciones.
- Precisamente porque está tan cerca de la muerte es por lo que sospecho que esa es la pista para descubrir la Serie 1-2-3 y acabar con el problema.
- Está bien. Voy a confiar otra vez en ti porque siempre me has demostrado que sabes lo que haces. ¿Qué clase de documento gubernamental estás necesitando?
- Una autorización de Sylvia Mathews Burwell.
- ¿La Secretaria de Salud y Servicios Sociales?
- Eso es.
- ¿Qué texto quieres?
- Autorizo al investigador Joseph Liore y a la señorita Diana de Still para que inspeccionen el estado de salud mental de todos los recluídos, hombres y mujeres por igual, en cualquier Hospital y Residencia para ancianos y ancianas que ellos crean necesario para llevar a cabo una inspección del gobierno de los Estados Unidos sobre la realidad de los enfermos mentales de nuestra nación y determinar cuáles deben ser las futuras medidas a tomar con la intención de mejorar todas sus condiciones físicas y morales. Cualquier persona que se niegue a colaborar con Joseph Liore y Diana de Still será automáticamente detenida y juzgada por obstruír a la Justicia de los Estados Unidos de Norteamérica.Firmado: Sylvia Mathews Burwell, Secretaria de Salud y Servicios Sociales del Gobierno del Presidente Barack Obama.
- Está bien, Joseph. ¿Cuándo lo necesitas?
- Ahora mismo. Y que esté debidamente firmado y con el sello correspondiente para que no haya ninguna duda sobre su veracidad.
- En cinco mintuos te lo envío... pero... ¿de verdad estás seguro que necesitas hacer ese viaje a Hawai?...
- No voy yo solo sino que me acompaña Diana.
- ¿Y cuándo has decidido viajar?
- El caso es extremadamente urgente, "Míster X". Cualquier segundo que pierda puede ser fatal y tirar por los suelos toda la investigación.
- ¿Te estás dando cuenta de que estás a punto de arruinar todo el presupuesto de nuestro Departamento?
- Estoy dándome cuenta y si fracaso tendré que pagar con la cárcel por malversación de dinero público.
- En ese caso lo vamos a hacer de la manera más secreta que podamos. Pongo a tu disposición un avión de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos para que, desde Nueva Orleans, salgas a las 3 de la tarde con rumbo a Molokai. Es lo máximo que puedo hacer por ti. Y rezar para que no estés tan confundido que te cueste ir a la cárcel no solo a tu sino a todo el Departamente entero. ¿Sabes de verdad lo que estás haciendo?
- Yo nunca he defraudado a nadie en ninguno se los aspectos sociales. Cuando una chavala me dice que no, no insisto nunca jamás para no molestarla a ella ni a ninguno de sus posibles enamorados. Pero cuando una chaval me dice que sí y yo no estoy por ella, también soy honesto diciendo que no para jamás molestarle a ella ni a ninguno de sus posibles enamorados. Este ejemplo sirve para cualquier otro asunto de la vida como amistades, compañeros de trabajo y todo lo que usted quiera pensar. ¿Le vale esta simple demostración para saber con quién está usted actuando?
- ¡Jajajajaja! ¡No quiero que seas tan expresivo!
- Soy expresivo para ser rotundo y que no se me confunda con nadie.
- Demuéstrame tu expresividad y, si me convences, te regalo tres días más para que disfrutes con Diana en Hawai.
- No es necesario. Jamás abuso de las circunstancias porque paso olímpicamente de las circunstancia. Yo soy yo y actúo como soy yo y no como las cirucunstancias ajenas me propongan ser.
- Adelante con tu expresividad.
- ¿Tiene ganas de escuchar algo interesante duranto unos minutos?
- Sí. Tengo ganas de escucharlo.
 
Joseph Liore se lanzó de nuevo al ataque...
 
- En esta penumbra de los deseos escucho un amar de ojos que se enciende en las horas de un descubrimiento inédito: no perder la expresividad para encontrarnos de nuevo con todo el cuerpo humano iluminado por las luces. El héroe de cada uno de nosotros transportado a la atmósfera dilatada de las horas; una especie de tiempo sin condiciones; un estar presente en las imágenes que entendemos como jornadas íntimas. Ayer, en el vértigo de los segundos cubiertos de espuma, tú y yo conocimos el amor: una experiencia vívida y vivida en las espumas del sueño. ¿Y de quién es este mediodía milagroso? Entre las imaginaciones tomadas de la nueva etimología de los verbos (enhamorar, endeshamorar, enenamorar, enendesamorar) está el nuevo sentir de nuestro pasado. Por un lado, el cuerpo que se infiere hacia las esferas de los infinitos. Por otro lado, el alma que se refugia en las sombras de las arboledas. Eso es la vida. Una nueva entonación concertada entre lo aprendido y lo por aprender. Prometeo donó el fuego a los humanos… pero más allá de Prometeo hay todo un mundo de vivencias personales: ¡el fuego extendido hacia todo el universo! Muchos somos ya los que vamos hacia las eternas primaveras en las que todo el mundo florezca de cantos en verdad. Cantos de fiesta. Nada de volver la mirada a los carnavales funambulescos. Nuestro destino es emerger a través de la calma de los deseos, retrotraernos hacia la época dorada de nuestras edades (como si fuésemos Hércules derribando el muro de las lamentaciones) para vivirnos nuevamente en extensidad y en intensidad. No. No es posible llegar a la cima si nos detenemos en este venir desde el futuro. Ha llegado ya la hora de estar presentes en el júbilo de las nuevas esperanzas que amanecen sus juveniles presencias en las ilusiones de la postrealidad. Sé que es imposible para los simplemente materialistas entender todo esto pero quienes somos materialistas con espíritu sabemos lo que es. Por eso escribimos nuestras trayectorias humanas en el cómputo de los puntos suspensivos (…). Y que cada uno y cada una interprete a su medida (y como mejor desee) esta forma de sentir y vivir la vida mientras el café sigue humeando su aroma de universalidad y nosotros nos acostumbramos a invertir el tiempo y el espacio con posibilidades reales para nuestros vuelos imaginativos. Que somos como golondrinas mecidas por las nubes dentro de un lienzo concreto. Y es queremos y deseamos ser personajes de cuentos enmarcados en aquel pasado al cual llegamos desde el futuro. Nuestro presente no existe. Tenemos una nueva manera de pensar, una nueva manera de sentir y nueva manera de existencia. Un nuevo enfoque de parábolas que nos hagan vivir de nuevo. Que se queden en el presente los materialistas de la dialéctica y la praxis. Nosotros somos verbos nuevos. Pensar. Ligar conocimientos en las otras orillas del amar. Ligar horas en este otoño que hemos conquistado para la libertad. Ahora depende de cada uno de nosotros y nosotras vivir las primaveras. Llegamos desde el futuro para ser “Warum in die Ferne reisen, dena der Farne ist so nah: weltmossion vor deiner Haustür”. Ni nos importa ni nos interesa saber lo que significa si lo pudiésemos traducir. Nosotros hablamos con verbos sin palabras porque llegamos del futuro para hacernos presentes en el ayer de nuestras juventudes.
 
"Míster X" no salía de su asombro.
 
- ¡Ostias, 000! ¡No necesito más ejemplos! ¡Yo te daría inmediatamente el Premio Nobel de Literatura! Te envío ya mismo el documento y ya sabes que esta tarde, a las tres exactamente, hay un avión militar supersónico, un último modelo del ejército estadounidense, esperando a Diana y a ti para viajar a Hawai. ¡Que tengas suerte en el amor... esto... no... quiero decir en la misión!
- Pues un poco de amor no me vendría nada mal pero ya se sabe que el hombre dispone y la mujer no se sabe qué va a responder.
- ¡Jajajajaja!
- No se ría, "Míster X", porque es Ley de Vida.
- Chao, 000.
- Chao, jefe.
 
Joseph Liroe entró en la página web del Hawai Tribune Herald y se detuvo en una nota anunciando que dicho periódico inaguraba unas páginas enteras dedicadas a publicar cuentos enviados, diariamente, por sus lectores durante un mes entero. Después apagó la computadora y preparó los dos desayunos americanos y, llevándolos en el carrito, se acercó hasta donde seguía profundamente dormida Diana de Still. Le daba pena despertarla pero era sumamente necesario hacerlo. La acarició el rostro con suavidad y ella despertó.
 
- ¿Qué pasa? ¿Qué hago yo tumbada en un diván de psiquiatra?
- ¡Jajajajaja! Todavía no estás tan loca como para eso. Estás tumbada en el sofá donde he dormido yo. 
- Quieres decir que...
- No. No quiero decir nada.
- Gracias, compañero inquebrantable.
- Acércate un poco a mi lado porque nunca muerdo cuando me impiden que muerda.
- ¿Y quién te lo impide?
- Por un lado mi forma de hacer las cosas y por otro lado mi manera de ser. Contra mi forma de hacer las cosas y mi manera de ser nunca puedo combatir porque siempre me vencen. Por eso nunca ataco cuando la mujer se va a convertir en una víctima. Creo que he sido claro. No ha sucedido nada; o sea, igual que no ha sucedido nada en multitud de ocasiones en que tuve oportunidades de hacer algo pero soy incapaz de engañar a ninguna.
- Supongo que dices la verdad.
- Digo tanto la verdad que a veces hasta me duele en lo más profundo de mi persona decir tanto la verdad; pero tienes que saber que soy el águila que respeta a la rosa.
- ¿Tenemos entonces que seguir adelante?
- Sigo creyendo que la Muerte está a millones de años luz de distancia y por eso nunca llegaremos hasta ella.
- ¡Jajajajaja! Saber eso me ha despertado el apetito.
 
Ya sentados ante la mesa los dos devoraron sus desayunos americanos.
 
- Tienes que darte prisa en hacer lo que quieras hacer esta mañana porque esta tarde, a las tres exactamente, nos espera un avión militar estadounidense en el Aeropuerto de Nueva Orleans. ¡Nos vamos de viaje a Hawai!
- ¿Es que ya estamos casados?
- ¿Quién te ha dicho que estamos casados?
- Cómo dices que nos vamos a Hawai lo primero que se me ha venido a la memoria ha sido una luna de miel.
- No me mires tanto a la cara porque no es eso...
- ¿No vamos en viaje de placer?
- Digamos que sólo a un 50-50.
- ¡Jajajajaja! ¡Eso me recuerda la paliza que le diste a Max Emilington jugando al póker!
- Sí. Estábamos al 50-50 pero como estabas tú presente pensé que lo mejor era quitarle de su pensamiento lo de abusar de ti. Así que el 50-50 pasó a ser un 100 por 100 a mi favor.
- Ahora me doy cuenta perfectamente cómo actúas cuando se trata de defender los derechos humanos.
- ¿Sabes que hay mucho de fantasía en eso?
- ¿No es cierto que los defiendes?
- Es totalmente cierto. La fantasia es el factor principal para hacer que eso sea cierto. Reconozco  y hago público que me encanta la Fantasía. Yo soy de los que opina que la Fantasía es una realidad y es un componente muy importante de la naturaleza humana. Desde los tiempos más prehistórico imaginables existe la Fantasía en los humanos. Sencillamente sin Fantasía no se podría vivir.
- ¿Eso quiero decir que incluya un bikini en mi equipaje?
- ¡Eres muy inteligente, Diana!
- ¡Vale! ¡Me voy rápidamente a comprar algo para mí y, de paso, a comprar también algo para ti! ¿Tú qué vas a hacer mientras esperas mi regreso?
- Voy a ver si tengo un poco de suerte...
- ¿Es que vas a intentar ligar con alguna camarera?
- Es una de las muchas posibilidades que existen para un chico tan guapo como yo pero no... eso no va tampoco conmigo... lo que quiero intentar conseguir es que el periódico Hawai Tribune Herald me publique un cuento... 
- ¿De verdad aspiras a eso?
- De verdad. Después de hablar con "Míster X" me introduje en la página web del Hawai Tribune-Herald y descubrí que a partir de mañana comienza una serie de publicación de cuentos enviados por sus lectores a "www.hawaiitribune-herald.com". Cada día van a ir publicando un cuento durante todo un mes entero.
- ¿Te gusta escribir cuentos?
- ¡Me encanta escribir cuentos!
- ¿Sabes que a mí también me encanta?
- Será que tenemos muchas cosas en común además de besarnos muy de vez en cuando.
- ¡Jajajajaja!
 
Diana dio un beso en la cara a Joseph y salió rápidamente para ir de compras mientras que Joseph, animado por el beso de ella, comenzó a escribir un cuento espontáneo. No tenía ni idea de lo que iba a escribir pero puso el título. Se llamaría "El gato de las siete lenguas" y, de repente, se sintió inspirado.
 
- Yo sé que no es cuestión de suerte sino de merecerlo y voy a intentar que mi cuento se lo merezca.
 
Sólo terminó de escribir cuando Diana regresó con las compras.
 
- ¿Puedo saber cómo se titula el cuento?
- "El gato de las siete lenguas".
- ¡Jajajajaja! Muy original, Joseph. Espero que merezca ser publicado.
- Sería de un doble valor: primero por haberles gustado al jurado y segundo por ser el primero en publicarse. ¿Qué has comprado tú?
- Para ti una camisa hawaiana con todos los colores del arco iris, un pantalón corto hawaiano con todos los colores del arco iris y un bañador hawaiano con todos los colores del arco iris.
- ¡Muy graciosa! ¡De verdad que eres muy graciosa!
- No te quejes tanto porque para mí me he comprado una camiseta hawaiana con todos los colores del arco iris, un pantaloncito corto hawaiano con todos los colores de arco iris y un bikini de dos piezas con todos los colores del arco iris.
- ¡Jajajajaja! Muy original. También tú eres muy original.
- Como dijiste que a lo mejor es que los dos tenemos mucho en común me he limitado a cumplir con lo que tú dijiste. Y no vale echarse para atrás.
- ¡Jajajajaja! ¡Bienvenido sea el arco iris a nuestras vidas!
 
Diana cambió su rostro sonriente por uno pensativo.
 
- Oye, Joseph... ¿qué te inspira a ti el arco iris si es que se puede saber?
- Viéndote convertida en La Bella Durmiente entre mis brazos hoy he podido entender que no podemos desmontar todos los hilos de la cruda realidad, esa impertérrita presencia que a veces nos agobia y nos aspereza el ánimo; pero que podemos aportar un poco de magia sensible y compañera para poder sobrevivir bajo los siete colores del arco iris…
- ¿Algo más quizás?
- Algo más quizás.
- ¿Como qué cosa?
- En esta maraña de sentires me elevo en tu calor y en tu alimento y se me acrecienta el ánimo de cristal de todo lo frágil y a la vez rotundo haciendo gravitación con las fuentes de mis paradojas. ¿Cuál es el fragor de los recuerdos que me rodean con su extensa longitud de apariciones?. La respuesta está en el acto natural de levantar los ojos y observar todos los colores del arco iris iluminados de tu cuerpo que me sitúan el corazón dentro del juego favorito de perderme amándote para siempre. Y te llamo en la noche porque todo el planeta sentir viene a acentuarse en tus pupilas.
- Eres demasiado, Joseph...
- Si yo fuese demasiado no dejaría que decidieses por ti misma sino que te embarcaría en la Nave del Destino para que no te separaras nunca más de mí. Viajaríamos los dos juntos por el Universo de los Sentires hasta perdernos definitivamente y sin salvación alguna porque tú ya no serías tú ni yo ya sería yo sino que los dos estaríamos fundidos en un solo suspiro. Sería un viaje sin final. Pero no soy demasiado, Diana, no soy demasiado. Existen muchísimos hombres mejores que yo para una princesa tan linda como tú. 
- Al menos déjame tan libre que pueda ser yo la que decida... ¿te apetece que vayamos a comer un par de hamburguesas?...
- ¿En un KFC por ejemplo?
- ¡Eso es, Joseph! ¡He visto uno bellísimo en la Avenida de Saint Charles!
- ¿Por qué no?
- ¿Eso quiere decir que sí?
- Siempre que tú quieras que sea sí.
- ¿Y si alguna vez me dices que no?
- Si alguna vez te dijera que no sólo sería posible si no existieras tú y todo esto solamente fuese un sueño... o una ilusión... o una fantasía... o esa clase de utopía que a veces deseamos los bohemios... aunque el mundo real diga que no es posible...
- ¿Por qué no va a ser posible?
- Porque los realistas quizás lleven más razón que yo.
- He conocido a millones de realistas. Ninguno te llega ni a la altura del betún. A mí no me importa si la razón la llevas tú o la razón la llevan todos esos millones de realistas que he llegado a conocer porque a mí lo que me encanta de verdad es tu locura. 
 
A la una de la tarde, Diana y Joseph estuvieron comiendo hambvurguesas con cocacolas en el KFC de la Avenida de Saint Charles; a las dos de la tarde, Diana y Joseph estuvieron tomando café con leche en el Cafe Beignet de la Calle Royal; a las tres de la tarde, Diana y Joseph llegaron al Aeropuerto Internacional Louis Armstrong de Nueva Orleans subiendo a un avión supersónico de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de Norteamérica protegidos por diez rangers; a las cuatro de la tarde, Diana y Joseph llegaron a la ciudad de Moloka¡'i dispuestos a vivir una nueva y peligrosa aventura los dos juntos.
 
- Soy el teniente James Fires Firewood y tanto yo como mis diez rangers que nos acompañan tenenos la orden y la hemos aceptado de protegeros hasta si es necesario dar la vida por vosotros dos. ¿Hacia dónde os vais ahora?
- Hacia Maunaloa.
- ¿A algún lugar en concreto?
- A una residencia de ancianos y ancianas llamada Squire.
-¡Pues no olvidéis nunca que os estaremos protegiendo como buenos escuderos.
- Curioso. Ese lugar se llama Residencia Escudero y es lógico que los buenso escuderos vayan allí a descansar de vez e cuando, sobre todo si ya han rebasado los cien años de edad.
- ¡Jajajajaja! Buen chiste. Vamos a ser dos grandes amigos. 
 
James Fires Firewood le ofreció la mano a Joseph Liore y este la aceptó en señal de amistad.
 
- ¿Sabe lo que opino yo sobre la amistad, teniente Fires?
- Posiblemente algo noble de verdad.
- Sin la verdad nos volveríamos locos de tristeza.
- ¡Cuánta razón llevas, Joseph! ¡Anota el número de mi móvil para que me avises cuando necesites nuestra intervención!
 
Joseph lo anotó en el suyo.
 
- Gracias, teniente Fires.
- Para tí ya soy solamente James.
- Gracias, James. 
 
A las cinco de la tarde Diana y Joseph llegaron a la Residencia Squire y tanto el teniente James Fires Firewood como sus diez rangers se quedaron ocultos por la cercanía de la calle Ka'Ana donde se encontraba la lujosa mansión, porque era una mansión verdaderamente lujosa, donde residían los ancianos y las ancianas de Residence Squire. Llegaron ante la señorita de la recpeción que, según se leía en su placa acreditativa que lleva en el bolsillo exterior de su camisa veranieta color caqui se llamaba Hydrangea Flowers Cardosa.
 
- Señora o señorita Hydrangea, venimos para hacer una visita al anciano Lewis Emanuel Terry Brandy que está residiendo en este lujoso lugar.
- Siento decirle, jovencito, que soy señora y muy señora por cierto. En cuanto a la visita que quiere usted hacer al señor Terry es del todo imposible que sea hoy porque hace ya un minuto que ha finalizado el tiempo de visitas.
- ¿Puedo saber cuál es ese horario de visitas?
- Todos los días de la semana, incluídos sábados y domingos, solamente de cuarto de la tarde a cinco de la tarde.
- ¿Solamente una hora nada más?
- Solamente una hora nada más y es estricto que no sea ni un segndo más ni un segundo menos. Tengan ustedes dos en cuenta que quienes se encuentran en este lugar están ya mucho más cerca de la muerte que de la vida y sólo necesitan el más absoluto silencio para vivir felices sus últimos tiempos en la Tierra.
- ¿Usted de verdad cree eso?
- Me limito solamente a cumplir con las ordenanzas.
- ¿Quién ha impuesto ese horario en este lugar?
- Se llegó a un consenso entre el Director Benoit Ringer De Panties y los doctores y doctoras de este hogar, porque podemos de decir que sí, que este es el hogar más placentero que pueden encontrar quienes están a punto de diñarla.
- ¿Sigue usted creyendo que eso es verdad?
 
La señora Flowers se sintió muy molesta.
 
- ¡Si no se marchan ustedes dos inmediatamente y dejan de molestarme con sus impertinencias no tendré más remedio que llamar a la policía! 
- ¿Al FBI de los Estados Unidos o a la Policía Montada del Canadá?
 
Aquel chiste hizo que Diana de Still soltase la carcajada.
 
- ¡Jajajajaja!
- ¡Yo no le veo ninguna gracia, señorita o lo que sea!
- De momento sólo soy una jovencita muchísimo más guapa que usted pero que anda perdida por este mundo de los hombres machistas. ¿Está tal vez usted casada con alguno de ellos y por eso vive tan amargada que pagan las consecuencias inocentes en lugar de culpables? No hace falta que usted lo jure porque bien que se, al mirarla, que es usted la alegría de la huerta.
- No entiendo nada, jovencita... y dejen ya de molestar o llamo a la policía...
- ¡Ya lleva usted dos veces diciendo que va a llamar a la policía! ¿Lo puede usted decir por tercera vez porque soy un poco duro de oído?
- ¡Lo que eres tú, joven engreído, es un sinvergüenza sin educación de ninguna clase!
- Pues resulta que en la clase donde yo estudiaba dibujo era el mejor alumno de todos en cuanto a conocimientos artísticos y en cuanto a comportamiento humano... ahora que viendo lo de inhumana que es usted... a lo mejor me he equivocado de estudios y mejor me íría siendo un compañero suyo en una casa de locos... o sea en un manicomio... ¿estoy o no estoy cultivado, señora hortensia?... como es usted hortensia de nombre y flores cardosa de apellidos seguro que sabe mucho de cultivos... así que quizás tenga usted la amabilidad de tratarme con mucho mayor cariño, o por lo menos con mucha más amabilidad si no desea amarme tanto, o el que avisa a la policía soy yo...
 
Al terminar de hablar, Joseph Liore sacó el documento enviado por "Míster X" y se lo mostró a la ya asustada Hydrangea Flowers Cardosa.
 
- Por... por... por qué no ha empezado usted por ahí...
 
Joseph no olvidaba el desprecio con el que le había recibido ella y con el que trataba a todos los ancianos y ancianas residentes en aquella lujosa mansión, así que se permitió la broma de arrendarla un poco para bajarla definitivamente sus malos humos.
 
- Por... por... porqué no ha empezado usted por dejarme hablar lo suficiente...
 
La recepcionista nunca había recibido una lección de comportamiento humano para tratar con las demás personas de cualquier edad y se le ocurrió salirse por la tangente.
 
- Ese anciando centenario es muy especial y lo tenemos que cuidar con mucho mimo. Nadie le puede molestar.
- ¿Es que no ha leído bien el documento?
- Esto... yo... bueno yo...
 
Ante la tozudez de aquella señora, Joseph Liore siguió con la broma.
 
- Esto... yo... bueno yo...
 
La señora Flores Cardosa se dio cuenta que estaba mostrándose demasiado reaccionaria y que no era ese el buen camino para tratar con Joseph Liore.
 
- Yo lo que quiero decir es que tiene usted que pedir permiso al Director. 
- ¿Al señor don Benoit Ringer De Panties?
- Sí. Claro. Sólo tenemos un Director. 
- Pero como usted tiene dos ojos pensé que tenía uno para cada uno y que por eso eran dos los directores de esta orquesta.
 
Diana de Still no pudo aguantarse más y soltó otra carcajada.
 
- ¡Jajajajaja!
- ¡Es usted solamente una mocosa!
- Pero si me mira usted bien verá que no soy tan poca cosa como su señoría y que soy mucho más salada que una sosa caústica como usted. Siempre que nos comparemos y pensando que yo podría ser como usted es me dan ganas de meterme a monja para que nadie me viese jamás. 
- Ya vale de discutir más el tema. Con la autorización del Gobierno de los Estados Unidos voy a visitar a James. 
- Espere un momento, joven. ¡Tiene usted que subir al despacho privado de nuestro Director Benoit Ringer De Panties!
- Espere un momento, señora. ¡Su Director Benoit Ringer De Panties es el que tiene que bajara hasta donde estoy yo en lugar de subir yo hasta donde está él para hablar de si puedo o no puedo visitar a Lewis Emanuel Terry Brandy. O sea que haga usted el favor, y se lo estoy pidiendo pro favor aunque no tendría por qué hacerlo tal como se está poniendo este asunto, y dígales a su Director Benoit que le espero abajo. O sea, para que me entienda ustes si nos referimos a las cuestiones sociales, esto es la pirámide invertida. Se acabó aquí eso de que los de más baja condición tengan que subir hasta los de más alta condición y en este caso el de más alta condición tendrá que bajar a los de más baja condición si quiere que visite a Lewis Emanuel con su permiso porque si no es así le visite sin el permiso de ningún Benoit. 
 
La recepcionista se lo pensó mejor viendo el carácter firme de Joseph Liore y llamó por el telefonillo al Director Benoit.
 
- ¡Señor Ringer De Panties, tiene usted que bajar inmediatamente a la Recepción!
 
Benoit Ringer De Panties se irritó.
 
- ¡Le he dicho mil veces, y siempre se ha hecho tal como yo he dicho, que nunca bajo a hablar con nadie y que quien quiera hablar conmigo que tenga la molestia de subir a ver si tengo algún segundo disponible para atenderle.
 
Joseph Liore no estaba dispuesto a que aquel fantoche fuese tan prepotente y contestó en lugar de Hydrangea Flowers Cardosa. 
 
- ¡Oiga, Benoit, o baja usted a habalr conmigo o se queda con las ganas de poder conocernos! ¡Le aviso que yo soy bastante guapo y estoy bastante bien pero que mi compañera de trabajo si que es guapa de verdad y está buenísima! ¡Venimos a vistar a Lewis Emanuel Terry Brandy y preferimos que sea con su permiso pero si no nos da su permiso tendrá usted que hablar con "Míster X" del Gobierno Central de los Estados Unidos!
- ¿Quién es usted y quién es "Míster X"?
 
Joseph se tomó a risa la prepotencia de Benoit Ringer De Panties.
 
- ¡No me sea usted paleto del todo y para siempre, Benoit! ¿No ha oido usted nunca hablar de Superman y El Capitán América? 
- ¿Qué broma es esta?
- Le estoy aclarando la mente para que usted sepa que yo soy Superman en acto de servicio para salvar a los Estados Unidos y que "Míster X" es el Capitán América que será condecorado con la máxima distinción político militar de nuestra nación aunque hayamos sido Superman y Gatumela quienes hemos hecho el trabajo de salvar a esta nación de la cual yo creo que usted estará orgulloso del todo. ¿Es usted patriota o no es usted patriota?
- ¡Por supuesto que soy patriota!
- Entonces ya no hay nada más que aclarar salvo que usted se digne bajar de la punta de la pirámide social y baje a la base de esa misma pirámide por ver si somos compatibles o no somos compatibles.
- ¡Está usted llevando muy lejos esta broma!
- ¡Si la tengo que llevar cada vez más lejos la llevaré hasta el mismísimo Presidente Barack Obama! ¿Crees usted que soy capaz de hacerlo o no cree usted que soy capaz de hacerlo?
- ¡Si no me dice usted quien es no le recibiré jamás en mi despacho privado!
- Está bien. Espere en su despacho privado que alguien va a sumir en lugar mío.
 
El Director Benoit Ringer De Panties cortó la comunicación totalmente cabreado justo cuando' Joseph Liore estaba conectando con el teniente James Fires Firewood.
 
- ¿Algún problema, Joseph?
- Un solo problema. Al parecer al señor director de esta lujosa mansión, a la que conocen como Residencia Escudero en español, ya que estoy perfeccionando ese idioma, no la da la real gana hablar conmigo y me ha dicho que prefiere hablar con usted.
- ¿Te está poniendo obstáculos?
- Eso es. Al parecer no le gusta nada que sus ancianos y ancianas sean felices los últimos tiempos de sus vidas y cuando alguien viene a contar chistes para hacerles reír se cabrea más que un chimpancés naufragando en la Costa Brava. ¡Se ha puesto demasiado bravo y he preferido que sea usted quien le dome por ver si es necesario internarlo en un zoológico. 
- ¡Jajajajaja! ¡Te entiendo, Joseph! ¡En un minuto estoy allí con mis diez rangers dispuestos a entrar en acción!
- Espero que no se produzca ningún corrimiento...
- ¡Jajajajaja! ¡Buen chiste!
- No lo decía por estar aquí Diana sino por si se mueve la Tierra y tenemos que defendernos a ostia limpia. 
- Dame sólo un par de minutos y lo arreglo del todo sin tener que usar la violencia. 
- A mí me gusta La Paz, porque es muy bonita La Paz que yo tanto conozco, pero algunos parecen no quererlo entender.
- Cuando me vea con mis diez rangers en su despacho ya verás como lo entiende perfectamente bien. 
 
Dos minutos después, el teniente Fires y sus diez rangers entraron como un vendaval en la residencia y fue el mismo teniente quien se dirigió enérgicamente a la recepcionista.
 
- ¿Dónde se encuentra el despacho del Director?
- ¿El despacgo de Don Benoit?
- ¡Me importa un bledo si se llama Benoit o Sweet potato lo mismo que me importa otro bledo si es intelectual o paleto!
- En el último piso.
- ¿En el quinto piso?
- Si.
- ¡Vamos todos, muchachos! ¡Por las escaleras llegamos antes!
 
Una vez subiendo todos a tropel por las escaleras llegaron hasta el despacho de Benoit y el teniente Fires la abrió sin pedir permiso.
 
- ¡He dicho un millón de veces!
 
Pero Benoit se quedó pálido a ver a quienes tenía delante.
 
- ¡Soy el teniente Fires! ¿Puedo saber qué es lo que usted ha dicho un millón de veces?
- Esto... yo... nada... nada... nada...
- ¡Pues yo solo lo voy a decir solamente una vez! ¡Venga conmigo a la planta baja!
 
Y cogiéndole de la oreja derecha le hizo levantarse y, de esta manera tan peculiar, todos bajaron las escaleras hasta llega a donde estaban, esperando, Diana y Joseph.
 
- ¡Pidale perdón a neustro líder!
- Esto... por favor... suelte mi oreja que me la arranca del todo...
- ¡Sólo pídale perdón nada más!
- ¡Perdón!
- ¡Vía libre, Joseph! ¡Ya puedes ir a visitar, junto con Diana, a Lewis Emanuel Terry Brandy! 
 
Fue ahora cuando tomó la palabra Joseph Liore.
 
- Señora Flowers... ¿podría decirme ahora con toda amabilidad, y si es posible con una sonrisa aunque sea tan imposible como pedir peras al olmo, ¿cuál es la habitación donde se encuentra encerrado el señor don Lewis Emanuel Terry Brandy?.
- En la habitación número 333 del piso tercero.
- Señora Flowers... ¿podría decirme ahora con toda amabilidad, y si es posible con una sonrisa aunque sea tan imposible como pedir peras al olmo, ¿a qué hora reparten la cena a todos los ancianos y ancianas encerrados en esta residencia?
- A las nueve de la noche.
- Ni un segundo más ni un segundo menos... ¿no es cierto?...
- Sí. Es cierto.
- Señora Flowers... ¿podría decirme ahora con toda amabilidad, y si es posible con una sonrisa aunque sea tan imposible como pedir peras al olmo, ¿a qué hora reciben estos ancianos y estas ancianas las últimas visitas de sus doctores antes de que tengan que dormir en completo silencio aunque a ellos y a ellas les gustaría gozar un poco de la noche aunque sólo sea de vez en cuando?
- Inmediatamente después de la cena.
- Ni un segundo más ni un segundo menos... ¿no es cierto?...
- Sí. Es cierto. Y siempre les atienden los doctores acompañados de las personas encargadas del servicio de las limpiezas.
- Señora Flowers... ¿podría hacerme el favor ahora con toda amabilidad, y si es posible con una sonrisa aunque sea tan imposible como pedir peras al olmo, de entregarme las llaves de la habitación número 333 del tercer piso donde tienen ustedes encerrado durante las 24 horas del día, si no me estoy equivocando en mi deducción realista, al señor don Lewis Emanuel Terry Brandy?
 
- La señora Flores le entregó las llaves pedidas pero sin decir nada.
- Si. Es cierto que le tenemos encerrado durante las 24 horas de cada día incluídos los sábados y domingos.  
- Señora Flowers... ¿Podría decirme ahora con toda amabilidad, y si es posible con una sonrisa aunque sea tan imposible como pedir peras al olmo, ¿a qué hora llegan a esta residencia el doctor que atiende al señor Terry y el empleado del servicio de la limpieza que le acompaña cuando atienden a este anciano ya centenario y antes de hacerle domir profundamente?
- La persona especialista que está tratando al señor Terry llega a las nueve de la noche, pero la persona del servicio de limpieza que le acompaña llega a las ocho de la noche.
- Ni un segundo más ni un segundo menos... ¿no es cierto?...
- Sí. Es cierto. No podemos perder el tiempo atendiendo demasiado a estos ancianos y ancianas que están tan cercanos y cercanas de la muerte.
- ¿Pero sí pueden perder el tiempo leyendo revistas del corazón, de esas de los amores libres, mientras el corazón de estos ancianos y estas ancianas están pidiendo solamente un poco de amor? 
 
Ahora la señora Flowers no se atrevió a decir nada.
 
- Señora Flowers... ¿podría usted impedir con toda amabilidad, y si es posible con una sonrisa, que desde las seis de la tarde hasta las nueve de la noche nadie venga a molestarnos a mi compañera, a la cual le importa menos que un pimiento morró que usted piense de ella que le echa mucho morro a la vida o que es lo que usted quiera pensar que es porque pasa olímpicamente de todas las malsanas murmuraciones, junto conmigo mientas hacemos nuestra visita al señor Terry?
- ¿No le parece mcuho tiempo tres horas de visita?
- Exacto. Me parece mucho tiempo tres horas de visita... pero resulta que eso es una relatividad cuando sabemos que está encerrado las 24 horas de todos los días... ¿comprende usted o se lo tengo que decir en arameo para que aprenda ya de una vez por todas lo que es el verdadero Amor?
 
Otra vez la señora Flowers no se atrevió a decir nada.
 
- Hasta nunca, señora Flowers. Yo ya he terminado con usted.
 
- Pero yo no.
 
La voz del teniente Fires hizo temblar a la señora Flowers.
 
- Gracias por tu labor de apoyo, James.
 
- Haced lo que tengáis que hacer Diana de Still y tú. No os preocupéis por lo que tengo que hacer yo.
 
Diana de Still y Joseph Liore entraron en el ascensor, Joseph apretó el botón del piso tercero y el ascensor comenzó a subir...
 
- Don Benoit... ahora usted y yo, acompañados de nueve de mis rangers, vamos a subir a su despacho privado mientras que el cabo primero Sam Uncle Strong se queda acompañando a la señora Flowers para que no se sienta abandonada y evitar que haga alguna tontería infantil a pesar de la madurita que ya está. 
 
Al cabo Sam Uncle Strong le explotó la carcajada como si fuera una granada de mano.
 
- ¡Jajajajaja!
- Por favor, Sam... que los ancianos y las ancianas están encerrados en sus habitaciones y se pueden despertar y darse cuenta de que pueden liberarse del todo...
- Está bien, teniente Fire. Evitará cualquier tontería que no se encuentre en el guión de mis obligaciones. Si es necesario corregir conductas me siento solidario y completamente voluntario para reeducar a esta señora.
- Pues todos los demás vamos hacia arriba.
- ¡Debemos esperar a que baje es ascensor para poder utilizarlo!
- Don Benoit, todos mis rangers suben hasta el quinto piso, el último donde usted tiene su despacho privado, a plento tropel por las escaleras y no se quejan jamás por hacerlo de esa manera tan saludable. 
- ¡Pero es que todos sus rangers están cachas y yo bastante gordo por no decir muy gordo!
- Pues precisamente por eso es usted quien va a subir a todo tropel encabezando a todo el grupo para demostrarnos que da un buen ejemplo; uno de esos ejemplos que los doctores de esta residencia, o lo que sea porque me parece excesivamente lujosa, y todos los demás le seguimos.
- No puedo... no puedo... no puedo...
- Usted no puede pero nosotros sí podemos y según la forma y manera de pensar de Don Quijote de La Mancha todo lo que hace un hombre lo puede hacer otro hombre.
- Pero es que Don Quijote estaba loco.
- Olvida usted que nos acabamos de volver locos todos al mismo tiempo así que se acabá la charla y vaya subiendo a todo trope con la suficiente velocidad para no ser atropellado por los demás. Mis rangers nunca se quejan y, por regla de tres simples ya que todos somos iguales ante los ojos de Dios, usted tampoco puede quejarse. ¿Entendió ya mi mensaje?
- Entendí... entendí... entendí...
- ¡Pues arreando que es gerundio! ¡Sin descansar hasta estar dentro de su despacho privado que, por esta noche, presiento que va a ser demasiado público!
 
Benoit Ringer De Panties sudaba la gota gorda, pues era gordo de los de verdad, encabezando a todos los rangers subiendo las escaleras a tropel hasta que, llegando hasta su despacho privado se despanzurró sobre el cómodo sillón donde siempre descansaban sus posaderas a punto de sufrir un colapso por culpa del sudor. 
 
- ¡No, no y no! ¡Aquí yo soy la máxima autoridad  y como soy la máxima autoridad se me respeta del todo y por parte de todos incluyendo a usted, ballenato de mierda! Así que como soy yo el que arriesga su vida para que personas como usted vivan a cuerpo de rey ahora me toca hacer un poco de justicia y seré yo quien se va a sentar en ese cómodo sillón mietras usted espera, en pie, desde la 6 de la tarde hasta las 9 de la noche. Todos mis rangers lo hacen y ninguno se queja. Y vuelvo a repetir que como lo que hace un hombre lo puede hacer otro hombre levántese y quédese en pie iamginando que ha adelgazado usted 50 kilos de repente y comprobará que si mentalmente se cree usted que está delgado realmente se sentirá delgado.
- Pero teniente Fires...
- NI teniente ni poniente. Aquí el que pone a cada uno en su lugar soy yo que para eso he estudiado lo suficiente como para llegar a ser oficial del Ejército de Tierra de los Estados Unidos. Usted jamó jamón durante muchos años meitnras mis rangers y yo hemos peusto muchas veces en peligro nuestras vidas para acabar con los delincuentes que itnentan acabar con sus fortunas; así que pongase en pie junto a mis hombres para demostrar que usted es tan hombre como ellos.
 
Eran las seis de la tarde en punto cuando Joseph Liore abrió, con la llave correspondiente, la puerta de la habitación número 333 del pisto tercero y, junto con Diana de Still, vieron una escena deprimente. Un señor anciano, centenario ya, completamente abandonado y que había perdido la capacidad de hablar aunque sus ojos, completamente cansado de tanto mirar siempre a la misma vacía y blanca pared donde no había ningún objeto de adorno o algún cuadro para entretenerse en algo que ocupara la mente, se dirigían a la recién llegada  pareja como pidiendo un poco de peidad en forma de comunicación interpersonal de alguna clase. 
- Se nota mucho que lo están matando lentamente, Joseph.
 
Y tras decir esto, Diana se acercó hasta el ya centenario Lewis Emanuel Terry Brandy y le dio un beso en su mejilla derecha. Las lágrimas surgieron de los ojos del anciano.
 
- Esto demuestra que hay mucha gentuza con muchos higados y muchas páncreas pero sin ninguna clase de corazón. 
 
Diana le dio ahora un beso en la mejilla izquiera y el anciano Terry Brandy esbozó una sonrisa. 
 
- ¿Y ahora qué hacemos, Joseph?
- Tranquila, Diana, tranquila. 
- Yo estoy muy tranquila pero este asunto es demasiado duro.
 
Joseph se dirigió hasta la cabecera de la cama del anciano centenario y le miró de frente. 
 
- Si nos está usted escuchando levante la mano derecha, por favor.
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que nos está escuchando, Joseph.
- ¡Cuando le haga alguna pregunta levante la mano derecha si quiere decir Sí y no levante ninguna mano si quiere decir No, por favor. ¿De acuerdo?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha. 
 
- Eso quiere decir que está de acuerdo, Joseph.
- Bien. Empecemos la liberación. ¿Tiene usted la enfermedad del Alzheimer?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos. 
 
- Eso quiere decir que no tiene la enfermedad del Alzheimer, Joseph
- ¿Tiene usted alguna enfermedad mental?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos. 
 
- Eso quiere decir que no tiene ninguna enfermedad mental, Joseph.
- ¿Ha venido usted de manera voluntaria a esta Residencia?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
 
- Eso quiere decir que no ha venido a esta Residencia de manera voluntaria, Joseph. 
- ¿Le han traído a usted en contra de su voluntad?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que sí le han traído a esta Residencia en contra de su voluntad, Joseph.
- ¿Usaro la violencia física para traerle a esta Residencia en contra de su voluntad?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que sí usaron la violencia física para traerle a esta Residencia en contra de su  voluntad.
- ¿Fueron los del Ku Klux Klan los que le trajeron a esta Residencia en contra de su voluntad?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
- Eso quiere decir que no fueron los del Ku Klux Klan, Joseph.
- Fueron los de la mafia de Nueva Orleans los que le trajeron a esta Residencia en contra de su voluntad?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
- Eso quiere decir que no fueron los de la mafia de Nueva Orleans, Joseph. 
- ¿Fueron personas obedeciendo a Max Emilington los que le trajeron a esta Residencia en contra de su voluntad?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos. 
 
- Eso quiere decir que no fueron personas obedeciendo órdenes de Max Emilington, Joseph. 
-¿Fueron "Los Larrys" los que le trajeron a esta Residencia en contra de su voluntad y usando la violencia física?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha. 
 
- ¡Ostras, Joseph! ¡Eso quiere decir que fueron "Los Larrys"! 
- ¿Fue todo el grupo completo de "Los Larrys"?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha. 
 
- ¡Otra vez ostras, Joseph! ¡Eso quiere decir que fueron todos "Los Larrys"!
- ¿Le trajeron haciendo creer a quienes podrían preguntar por usted que lo hicieron porque usted, ya centenario, lo único que necesitaba era descansar, tener paz y no recibir visitas de nadie porque no quería usted saber nada del mundo?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que mintieron diciendo que este hombre no quería ya vivir en el mundo. 
- ¿Le durmieron con alguna clase de pastillas para que usted no pudiera decir lo contrario de lo que ellos estaban diciendo?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha. 
 
- Eso quiere decir, Joseph, que lo tenían todo tan bien planificado que este hombre jamás pudo defenderse diciendo que eran solamente mentiras lo que decían de él.
- ¿Fue con las pastillas conocidas como "dormidina" con las que hicieron que quedaran completamente dormido para no defenderse de las mentiras que contaron sobre usted?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Joseph, eso quiere decir que ya sabemos lo que le dan cuando quieren que esté profundamente dormido.
- ¿Está usted perdiendo la memoria poco a poco?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- ¡Ostras, Joseph! ¡Eso quiere decir que le están borrando la memoria poco a poco para no dejar pistas en caso de posible investigación! ¡Quieren que olvide algo muy importante pero sin que nadie se entere en caso de que muera sin poder contarlo!
- ¿Le están dando alguna clase de medicamentos para hacerle perder la memoria poco a poco?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
- No me lo explico, Joseph. Ahora está diciendo que no le dan medicamentos para que aya perdiendo la memoria día tras día.
- Espera un momento, Diana...
- Sigue, Joseph...
- ¿Le ponen algún aparato en la cabeza para que vaya perdiendo pedazos de memoria día tras día?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- ¡Atiza, Joseph! ¡Eso quiere decir que le están provocando descargas de algún tipo en el cerebro para que vaya peridiendo la memoria lentamente y parezca que ha sido por culpa del Alzheimer que será la excusa que pondrán cuando le hayan convertido en un "vegetal" en lugar de un ser humano!
- ¿Son fuertes descargas de terapia electroconvulsiva las que le producen pérdidas de memoria a corto plazo?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- ¡Bravo, Joseph! ¡Acabamos de descubrir lo que está sucediendo con este centenario que lucha por querer seguir viviendo!
- Tranquila, Diana. No hemos terminado todavía y tenemos mucho tiempo por delante.
- Sigue, Joseph...
- ¿Usted conoció y fue amigo del asesinado Bonaventura Facio, el que fue alcalde de Nueva Orleans?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que sí, Joseph.
- ¿Se llama Giuseppe el hermanastro de Bonaventura Facio?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que sí, Joseph.
- ¿Conoce usted personalmente a Giuseppe?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que sí le conoce personalmente a Giuseppe, Joseph.
- ¿Giuseppe es una buena persona?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que Giuseppe es una buena persona, Joseph.
- ¿Podemos confiar en lo que nos cuenta Giuseppe?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que Giuseppe nos está ayudando hasta donde puede y que podemos confiar en él y en lo que nos ha contado.
- ¿Sabe Gisueppe lo que significan las palabras unidas de Gitrono, Catrono y Fatrono?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
- Eso quiere decir que Giuseppe conoce esas palabras pero no sabe lo que significan, Joseph.
- ¿Sabía Bonaventura Facio lo que significan estas palabras unidas?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
- Eso quiere decir que el ex alcalde Bonaventura Facio, aseisinado por Chuchi Lean Black, no sabía lo que significan estas tres palabras juntas?
- ¿Sabe usted lo que significa Gitrono-Catrono-Fatrono todo junto?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos. 
 
- Eso quiere decir que tampoco él lo sabe, Joseph.
- ¿Escuchó usted alguna vez a alguien hablar sobre estas tres palabras?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- ¡Atiza, Joseph! ¡Alguien habla de estas tres palabras sepan o no sepan lo que significan! 
- Lo cual es una paradoja muy contradictoria.
- ¿Seguimos, Joseph?
- Seguimos.
- Adelante que sigo traduciendo.
- ¿El Director Benoit Ringer De Panties sabe lo que está sucediendo con usted dentro de esta Residencia qué él dirige?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna mano.
 
- ¡Zambomba! ¡Benoit Ringer De Panties es un ignorante completo; o sea, un paleto con boina que no sabe ni lo que está ocurriendo en la Residencia que él dirige!
- ¡Jajajajaja! ¡Muy bien definido cuando has dicho paleto con boina!
- ¡Jajajajaja! Vamos a seguir serios, Joseph.
- ¿Sabe la señora Flores, la recepcionista, lo que está sucediendo con usted en esta Residencia donde todo lo chismea y todo lo cotillea como una verdadera comadre o comadreja mejor dicho? 
 
Lewis Emanuel sonrió pero no levantó ninguna de sus manos.
 
- ¡Otra palurda más en Residence Squire, Joseph!
- Sí. Al parecer aquí hay muchos escuderos y muchas escuderas pero nadie sabe quien dirige a la compañía. 
- ¡Jajajajaja! Buen chiste, Joseph. Apúntate otro beso... digo... otro queso... al cual te voy a invitar si sacamos algo en claro de todo este follón de locos y locas...
- Sigo. ¿Es un Doctor el que le pone el aparato en la cabeza?
 
Lewis Emanuel se puso en tensión como queriendo hablar con los ojos pero no levantó ninguna de sus manos.
 
- Está queriendo decirnos algo muy importante, Joseph. Pero no es un doctor.
- Espera, Diana. ¿Es una Doctora la que le pone el aparato en la cabeza?
 
Lewis Emanuel estaba intentando llamar la atención y levantó su mano derecha.
 
- ¡Caramba! Nos está diciendo que sí; que es una doctora y no un doctor.
- ¿Es siempre la misma doctora?
 
Lewis Emanuel sonrió porque había sido entendido y, ya relajado, levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que es solamente una doctora nada más.
- Espera, Diana. ¿Cuando esa doctora le pone el aparato sobre la cabeza le ayuda la persona que se dedica al servicio de la limpieza?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Está diciendo que sí, Joseph. 
- ¿También es mujer?
 
Ahora Lewis Emanuel no levantó ninguna mano.
 
- Si no es un bisexual debe ser un hombre, Joseph.
- ¡Jajajajaja! Buen chiste.
- Pregúntalo para salir de dudas.
- ¿Es un hombre el del serivicio de la lip¡mpieza que ayuda a la doctora cuando le pone el aparato sobre la cabeza?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Confirmado, Joseph. Son solamente una doctora mujer y un hombre del servicio de la limpieza que trabajan en esta Residenc Squire.
- ¡Ánimo, señor Terry! ¡Sólo queda un poco nada más!
- Sigue, Joseph. Creo que nos quiere contar más cosas.
- Algún familiar, amigo o amiga o cualquier otra persona, ha venido alguna vez a visitarle?
 
La mirada de Lewis Emanuel se entristeció y no levantón ninguna de sus manos.
 
- ¡Rayos y centellas, Joseph! ¡Está completamente solo en este mundo de buitres!
- Espera, Diana. ¿Algún familiar o amigo o amiga o una persona que le conozca sabe que está usted aquí?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
- Eso quiere decir que nadie que le conozca sabe que está encerrado en este Residencia.
- ¿Todos creen que usted ya está muerto?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que todas las personas que le conocen creen que está muerto?
- ¿Porque se publicó la noticia de su fallecimiento en algún periódico de Nueva Orleans?
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- ¡Qué cabrones! Perdona, Joseph, pero no je podido aguantarme.
- En verdad que son cabrones.
- ¿Cómo sabemos si eso es verdad?
- Señor Terry... ¿Guarda usted algún recorte de prensa de esa noticia sin que nadie se haya enterado? 
 
Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
 
- Eso quiere decir que sí... pero... ¿cómo sabemos dónde?...
- Piensa un lugar increible, Diana.
- ¿La cisterna del water?
- Buena idea. ¿Lo guardó usted en la cisterna del water cuando todavía tenía suficientes fuerzas como para levantarse de la cama sin ayuda de nadie cuando "Los Terrys" le trajeron a esta Residencia?
 
Lewis Emanuel sonrió mejor que nunca mientras levantaba su mano derecha.
 
- ¿Recortó la noticia del periódico de "Los Larrys" sin que esto se dieran cuenta?
 
Volvió a iluminarse la cara de Lewis Emanuel mientras volvió a levantar su mano derecha.
  
 - Eso quiere decir que "Los Larrys" son mucho más gilipollas de lo que yo me estaba imaginando. 
- ¡Jajajajaja! Yo también pensé siempre que eran gilipollas pero no tanto.
- ¿Buscamos el periódico? 
- Ahora lo busco yo... pero quiero hacerle una última pregunta... ¿Le tienen encerrado durante las 24 horas del día?
- Lewis Emanuel levantó su mano derecha.
- ¡Ostras, ostras y ostras! ¡Son más cabrones de lo que yo me estaba imaginando!
- Espere un momento que voy a por el periódico que está dentro de la cisterna del water porque nos va a servir de pista formidable para demostrar lo gilipollas que son "Los Larrys" y todos los pandilleros de esta nación.
 
Lo único que encontró Jospeh Liore fue la nota; salió con ella en la mano y la leyó delante de Diana y de Lewis Emanuel.
 
- Ha muerto el hombre más viejo de Nueva Orleans.- Lewis Emanuel Terry Brandy, a los 101 años de edad, ha muerto. El líder histórico de los aficionados al fútbol americano del Estado de Luisiana ha fallecido esta noche. Su hermano Peter Bread Terry Brandy lo ha comunicado a través de la prensa: "Con profundo dolor anuncio que mi hermano, el líder de todos los aficionados al fútbol americano de Luisiana ha fallecido como producto de la enfermedad del Alzheimer y, en cumplimiento de su última voluntad, entrega todo el dinero acumulado en sus cuentas bancarias a su fiel amigo y gran compañero Max Emilington, el famoso y extraordinario abogado que siempre permaneció a su lado hasta en los últimos segundos de su vida. Pido un minuto de silencio y descanse en paz mi querido y amado hermano".
- Parece de chiste, Joseph.
- ¿Tiene usted algún hermano o hermana, señor Terry?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
- Eso quiere decir que no tienen nungún hermano ni ninguna hermana.
- ¿Tiene usted algún pariente llamado Peter Bread?
 
Lewis Emanuel no levantó ninguna de sus manos.
 
- Eso quiere decir que lo de Peter Pan es un cuento chino, Joseph, ideado por Max Emilington con ayuda de "Los Larrys".
- Peter Pan es un cuento escocés, Diana... pero en verdad que todo esto parece el Cuento de Alí Babá y Los Cuarenta Ladrones...
- ¡Jajajaja!
 
Los dos se dieron cuenta de que Lewis Emanuel Terry Baandy les miraba con ansiedad.
 
- No se preocupe, señor Terry, proque Joseph Liore le va a dar la liberación.
- Y eso quiere decir una liberación completa. 
 
Un rayo de luz muy blanca, proveniente de la única y pequeña ventana de aquel cuchitril iluminó el enjuto, seco y arrugado rostro del centenario Lewis Emanuel que, de repente, se tornó en terso, liso y brillante como debió ser en su juventud. La felicidad le hacía sonreír al anciano.
 
- ¿Si le ayudamos entre Diana y yo a salir de la cama tiene usted todavía fuerzas suficientes como para apoyándose en nosotros dos llegar hasta el despacho privado de Benoit Ringers De Panties?
 
De repente, como si de otro milagro se tratara, el anciano centenario comenzó a hablar.
 
- Puedo. Por supuesto que puedo.
- Sabía yo que al final lo íbamos a conseguir, Diana.
- Y yo también.
- Solo necesito un poco de agua.
 
Diana de Still tomó la botella de agua mineral y el vaso de plástico que estaban sobre el velador, llenó de agua el vaso y le dio de beber a Lewis Emanuel Terry Brandy y, después de dejar el vaso sobre el velador, entre ella y Joseph Liore, agarrando al anciano centenario por su brazos, con mucho cuidado le sacaron de la cama y, lentamente, llegaron hasta el ascensor, subieron al quinto piso entraron en el despacho privado del paleto con boina Benoit que ya parecía "El camarote de los hermanos Marx".
 
- ¡Hola, Joseph! ¿Ya habéis terminado?
- Terminaremos pasadas las 9 de la noche, James.
- Podemos esperar hasta que llegue el alba.
- No va a ser necesario ver llegar al alba sino a una doctora en particular. 
 
A Benoit Ringers De Panties se le puso una cara de fastidio absoluto mientras que el teniente James Fires Firewood se levantó para dejar su asiento al todavía tambaleante Lewis Emanuel Terry Bramndy.
 
- Muchas gracias, teniente.
- Usted se lo merece mucho más que yo.
 
Y el teniente Fires se colocó, de pie, al lado derecho de Benoit Ringers De Panties canturreando una canción aprendida en una tasca de Pamplona que recordaba de cuando un año estuvo en las Fiestas de San Fermín.
 
- ¡Jódete patrón, saca pan y vino, y el porrón!
 
Joseph y Diana, aguantando sus risas, salieron del despacho y comenzaron a bajar por las escaleras. 
 
- ¿Tienes alguna estrategia pensado, Joseph?
- Sí. Va a ser muy graciosa aunque a algunos o algunas no les va a hacer demasiado gracia; pero ya se sabe que la risa va por barrios y los pobres casi nunca pueden reír. Supongo que ha llegado la hora de que tengan ese derecho humano tan fundamental como para ser verdaderamente humano y dejen ya la hoz y el martillo para liberarse de tanta presión laboral que les hace morir más pobres de lo que nacieron.
 
Llegaron a la planta baja y se dirigieron hacia la Recepción donde el cabo primera Sam Uncle Strong seguía vigilando a la señora Hydrangea Flowers Cardosa para que no hiciese ninguna tontería infantiloide.
 
- Hola, Joseph. ¿Me necesitas para algo?
- Sí, Sam; pero espera un momento nada más.
 
El cabo primera estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario mientras Joseph se dirigió a la señora Flowers pero ahora sin ninguna clase de ironía.
 
- Señora Flowers, dígame rápidamente cómo se llaman la única doctora que atiende al anciano señor don Lewis Emanuel Terry Brandy y el único hombre del servicio de limpieza que la ayuda todas las noches. 
 
La señora Flowers se dio cuenta de que el asunto debía de ser muy serio.
 
- Ella se llama Casandra ben Amor al Qatre y él se llama Mohamed Mamónides Farruko.
- ¿A qué hora vienen a trabajar?
- Ella viene a las 9 de la noche y él a las 8 de la tarde.
- Escucha bien, Sam. En cuanto llegue esta tarde, a las 8, ese tipo llamado Mohamed Mamónides Farruko, le detienes e inmediatamente subes al despacgo de Benoit Ringers De Panties y se lo entreas al teniente Fires.
- De acuerdo, Joseph. ¿Algo más?
- Luego bajas rápidamente a seguri vigilando a esta bruja... quiero decir a esta mujer que parece una bruja... o a esta bruja que parece una mujer... o lo que quiera Dios que sea... para que no se vaya de la lengua cuando llegue Casandra ben Amor al Qatre que, en español bien claro, quiere dedir "ven a hacer el amor a mi cama".
- ¡Jajajajaja! ¡Está bien, Joseph! ¿La tengo que detener?
- Para nada. Tú déjala que actúe como si no pasara nada y si pregunta qué haces tú en la Residencia le dices que estás solamente esperando a una enfermera amiga que te tiene completamente enamorado y has pedido permiso en el cuartel para poder ligar con ella esta misma noche. Pero lo más seguro es que no te pregunte nada.
- ¡Okey, Joseph!
- En cuanto a usted señora Flores tengo que pedirle otro pequeño favor aunque a usted le disguste tanto ver mi cara.
- Pídame...
- No le voy a pedir su mano porque no estoy tan loco para casarme con usted pero... ¿podría hacer la amabilidad de decirme dónde hay overoles de empelados del servicio de la limpieza en esta Residencia o lo que sea?
- En los vestuarios del sótano.
- Muy bien. Ahora si se pone usted muy nerivosa no diga absolutamente nada y tómese una tila. Si no desea aburrirse demasiado con la espera puede usted encender el pequeño televisor que tiene usted dentro de su garito para estar viendo lo que no debe ver en lugar de ver lo que sí debe ver que es lo que ocurre en esta Residencia sin que usted no se dé cuenta. Me parece que tanto a usted como a don Benoit no les interesa absolutamente nada de que sucede con los ancianos y ancianas de este lugar ya que sólo piensa en la gran cantidad de dólares que cobran cada mes. ¿Me equivoco o la que se equivoca es usted?
- Esto... yo...
- No me diga nada y responda a su conciencia.
 
Diana y Joseph bajaron al sótano, encontraron el overol con el que se vistió ella y volvieron a subir a la habitación numero 333 del piso tercero. Y así entraron de nuevo en el cuchitril donde estuvo encerrado las 24 horas completas de cada día el anciano centenario.
 
- Escucha, Diana. Es la única oportunidad que tenemos para acabar con ella.
- No vamos a fallar, Joseph. ¿Te has dado cuenta de que los dos son musulmanes del islam?
- Me he dado cuenta rápidamente y no creo que sea una simple casualidad que ella sea musulmana del islam y él también sea musulmán del islam.
- Otra vez se nos complica el asunto.
- Estoy pensando que, de alguna manera, lo podremos descubrir.
- ¿Pero de qué manera?
- De la que Jesucristo quiera. Mientras tanto nos pasamos esta hora leyendo revistas aunque sena de hace ya 5 años y medio, pero el caso es matar el tiempo hasta las nueve menos cinco en la que yo me meto en la cama y me tapo con toda la sábana. ¿Sabes ya lo que quiero hacer?
- ¡Sí! ¡Jajajajaja! ¡Pillarla con la masa entre las manos!
- Eso es. No con la masa entre las manos sino con el aparato entre las manos.
- ¡Jajajajaja!
- Me estoy refiriendo al que ponían en la cabeza del anciano centenario y que va a ser una prueba completamente necesaria.
- Está bien. Te avisaré cuando sean las nueve menos cinco.
 
A las ocho en punto llegó el musulman del islam llamado Mohamed Mamónides Farruko y a las ocho en punto fue detenido por el cabo primera de los rangers, Sam Uncle Strong, quien lo llevó hasta el despacho de Benoit y se lo entregó al teniente James Fires Firewood para bajar de neuvo a vigilar a la recepcionista. A las nueve en punto llegó la musulmana del islam llamada Casandra ben Amro al Qatre y, sin saludar a nadie como era siempre su mala costumbre y su pésima educación, subió hasta la habitación número 333 del piso tercero y tocó ligeramente en la puerta. Contestó la voz de Diana de Still.
 
- ¡Adelante, doctorcita! ¡La puerta está abierta!
 
La primera sorpresa que se llevó la musulmana del islam llamada Casandra ben Amor al Qatre fue que no se encontró con el feote musulmán del islam Mohamed Mamónides Farruko sino con una empleada del servicio de limpieza tan sexy ya tan bella que era casi imposible creer que fuese solamente una chica de la limpieza nada más. Pero la cristiana Diana fue mentalmente mucho más rápida que la musulmana del islam.
 
- No te preocupes hermana Casandra. Soy íntima amiga de Mohamed y como resulta que tengo que hacer prácticas para poder aspriar a formar parte de la plantilla fija de este Residencia, Mohamed ha tenido la amabilidad con los necesitados de los buenos y santos msuulmanes del islam, tan conocida en el mundo entero aunque dudo que eso sea cierto pero yo me lo creo, que hapedido esta noche un permiso especial a Benito Ringers Di Panties para que te ayude a corazón abierto, como pasa con todos los hermanos y hermanas musulmanes del islam aunque no les importe nada que mueran los cristianos y yo eso no lo enjuicio jamás porque ya se sabe la mala leche que se os pone cuando no se hace lo que se os antoja ahcer con la vida de los demás pues que aquí me tienes para ayudarte en todo lo que sea necesario hacer y Mohamed Mamónides Farruko me ha dicho todo lo que tengo que hacer y te juro por Alá y todos los ángeles que rodean a Alá, y que Dios les conserve la vista porque el gusto lo tienen totalmente averiado pero eso a mí ni me va ni me viene, que sé todo lo que tengo que hacer para ayiudarte.
- ¡Muy bien guapísima hurí!
- ¡Mujer! ¿Tanto como hurí no creo serlo?
- ¡Eres la chica más hermosa que todos los musulmanes del islam esperan encontrarse desnuda cuando lleguen al Walaya!
- ¿Y por que tiene que ser desnuda en el Walaya y no desnuda en la Tierra que está mucho más cerca?
- Yo no discuto las suras.
- ¡Ah así! ¡Las famosas suras de la guerra santa! ¿Existe alguna guerra santa?
- Yo creo que sí... y no voy a discutir lo que dicen nestros imanes...
- ¡Claro! ¡Como los imanes sirven para atraer con sus magnetismos a lo mejor es mejor creer todo lo que nos dicen!
- ¿Cómo es eso de que los imanes atraen con sus magnetismos?
- Eso es lo que yo he aprendido en mi escuela. Y como hay algunos imanes del islam que son tan guapos que te tiran de espaldas porque tienen la hermosa costumbre de enamorar a las moras y quizás tambíen a todas las demás bayas pues eso. 
- ¡Jajajajaja! ¡Me parece que tú llegarás muy lejos en el islam!
- ¿Hasta alcanzar el Walaya para ver a huríes desnudas?
- Dejemos esta precisa charla de imanes atrayendo a huríes y huríes atrayendo a imanes y vayamos a lo nuestro.
- No sé qué le ocurre al paciente pero desde que me ha visto entrar lleva ya una hora completamente tapado por la sábana y no quiere sacar la cabeza ni para respirar.  
 
Casandra sacó del maletín que llevaba en su mano izquierda el aparato que ponía, noche tras noche, en el cerebro de Lewis Emanuel y se fijó en el bulto sin darse cuenta de que era Joseph.
 
- ¡Hola, guapito! ¡Chiquitín! ¿Tanta timidez te produce ver a una chavala tan sexy y tan monumental como es la que esta noche hace su practica de novata que te has escondido debajo de la sábana para ocultar que te has hecho pis? ¡No te preocupes cariño mi corazón de musulmana caritativa! ¡Hola Caperucita! ¿Soy yo tu lobo? ¡No! ¡Ben Amor! ¡Yo soy tu ben amor al catre que te va a hacer pasar unos mintuos tan inolvidables que los vas a olvidar muy pronto del todo! ¡Cómo está esta noche tu memoria? ¡Saca ya la cabeza o te la saco yo!
 
Como Joseph no movía ni un solo pelo a la musulmana del islam le dio un ataque de ira tan fuerte que, sin pensar lo que hacía, agarró la sábana y pegó un tan fuerte tirón de ella que a putno estuvo de llevarse toda la cama por delante. Y se quedé más petrificada que un grifo de los de Madinat al-Zahra.
 
- ¡Sorpresa, Casandra, sorpresa! ¡De pronto he rejuvenecido tanto que sólo tengo 29 años de edad! ¡Esta noche se va a llamara "La Noche de los Encantos", encantadora doctorcita del islam!
 
Casandra ben Amor al Qatre quiso escapar corriendo pero Diana de Still, con su agilidad sobrenatural, la arrojó al suelo donde quedó hasta que Joseph se hizo cargo de ella.
 
- ¡Levanta el ala, pájara y procura no volar demasiado porque me vas a acompañar hasta el despacho privado de Benito Ringers Di Panties.
 
Agarrada por Joseph Liroe y vigilada por Diana de Still, llegaron subiendo por las escalera, hasta el despacho del Director de la Residence Squire.
 
- ¡Camerino completo, James! ¡Aquí tiene usted a la útima zorra del desierto y con ella queda completa toda esta película que supera incluso a la de "Lawrence de Arabia" pero en hawaiano para hacerla más atractiva y en lugar de arena y escorpiones tenemos vegetales y mar! ¡Mucho mar por todas partes!
- ¿Con esto das por terminado vuestro trabajo, Joseph?
- Que yo sepa sí hemos terminado el trabajo Diana y yo! ¡Ahora le toca a usted llevarse a toca esta jarca de indeseables hasta Nueva Orleans!
- ¿Es que no regresáis con nosotro?
- Yo quería que fuese así pero "Míster X" se empeñó en que me tomara unas vacaciones de tres días enteros, con sus tres noches también enteras por supuesto, en el Estado de Hawai acompañado por Diana de Still aquí presente y que puede jurar que no estoy mintiendo. 
- No está mintiendo, teniente Fires, yo peudo jurar que no está mintiendo.
- ¿Y a dónde vais a pernoctar, Joseph?
- Yo había pensado alquilar un apartamento de dos habitaciones por tres días seguidos.
- ¿Con dos habitaciones en lugar de solamente una? ¿Es que eres tonto?
- No. Lo que pasa es que todavía se lo está pensando. 
- ¡Jajajajaja! ¿Qué estás pensando, Diana?
- Decidir si me meto a monja o tiro para delante y que sea lo que Dios quiera. 
- Bueno. En peleas de parejas más o menos enamoradas yo nunca me meto para no ser perjudicado. Os recomiendo que alquileis uno en Ke Nani Kai, que quiere decir "Esto es la Gloria", aunque solo alquilan pro quincenas. 
- Está bien. Si es la Gloria merece pagar quinces días aunque solo gocemos tres. 
- ¡Claro! Como paga Estados Unudos... 
- Alguna ventaja habría que tener esto de ser de una nación a la que insultan en todas partes de mundo porque defienden la libertad y la democracia.
- ¡Jajajajaja! ¡Qué claro y sincero eres, Joseph! ¡Eso sí que es amar a una patria! Te deseo que disfrutes todo lo que puedas durante estos tres días en Maunaloa. No te lo digo con la mente sino con el corazón.
- Gracias, James. Y si nuestro trabajo te sirve para que te asciendan a capitán me alegro un mogollón. No te lo digo con el corazón sino con el alma.
 
Después de decir esto, Joseph llevando de la mano a Diana, salieron de la Residence Squire camino de Ke Nani Kai. Hablaban mientras caminaban tranquilamente cuando ya se acercaba la noche pero solamente eran las 10.
- Diana... mientras viajábamos en el avión militar estuve charlando con el teniente James Fires Firewood y me hizo saber que Mauna Loa fue, antiguamente, un peublo que se dedicaba a las plantaciones de ananá. Estamos en el lado oeste de la isla de Moloka'i y este es el lugar perfecto para una caminata por las tiendas pintorescas y las galerías de arte. No podemos olvdarnos mañana de visitar el Royal Kapuaiwa Coconut Grove, el último árbol de coco plantado por el Rey Kamehameha V en 1860.
- Da gusto ligar contigo, Joseph.
- ¿Es que estamos ligando, Diana?
- Me parece que sí... pero es mejor seguir pensando que es verdad y nunca vamos a despertar de este nuestro inocente sueño... 
- ¿Sabes quién es David Mamet?
- ¿Algún bohemio como tú?
- No sé si es bohemio o no es bohemio. Si algún día logro hablar con él ya se lo preguntaré. De momento sólo sé que nació en Chicago y es un novelsita, ensayista, guionista y director de cine norteamericano. 
- ¿Y por que me cuentas eso ahora?
- Porque aunque no es ningún santo, según dicen los chismosos de este mundo y no yo que todavía no le conozco lo suficiente porque no le conozco de nada, dijo que "no todo el mundo puede levantar un granero, pero cualquiera puede ioncendiarlo".
- Me gusta saber que es un personaje tan interesante pero me gusta más un café con leche a tu lado porque me resultas mucho más interesante tú. 
- Pero si yo tampoco soy un angelito... ni un santo de la caridad...
- Pero pareces un genio.
- ¡Jajajajaja! ¿Parezco un genio por lo blanco de los ojos?
- ¡Jajajajaja! ¡No! ¡Pareces un genio por lo tonto que eres!
- Menos mal que lo dices en broma.
- Lo de tonto va de broma pero lo de genio va en serio.
- Diana... ¿cuántas ideas caben en un café con leche con dos sobrecitos de azúcar y en vaso de cristal?...  
- Supongo que unas diez o doce más o menos.
- Esta vez te equivocas, Diana.
- ¿Menos de diez? ¿Más de doce? ¡Me doy por vencida!
- ¿De verdad te das por vencida tan pronto?
- Bueno. Está bien. Opino que depende de la marca del café que estés tomando.
- Te vuelves a equivocar. No depende de ninguna marca sino de sentido común.
- ¿Puedes demostrarlo?
 
Seguían caminando con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones cuando Joseph le dio por filosofar...
 
-  Cuando la soledad nos es transmitida por el deseo de sentirnos libremente anclados a la bahía de nuestros posibles tiempos pasados o futuros estamos viviendo una soledad creativa y muy fructífera. El problema es cuando esa soledad nos prohibe escapar a la poesía, al bar, a la compañía de una amigo o una amiga. Creo que tu querida libreta de apuntes para tu tesis doctoral no solo es importante, además de curiosa, sino que tiene tanto contenido que podríamos inaugurar, con ella, una verdadera y completa tertulia sobre sentidos tan profundos como el sentido común de no querer ser esclavos o el sentido común de almacenar alimentos creativos de la liberada necesidad. Si. La soledad a veces evita lo dañino. Pero la soledad necesita siempre vivirse en medio de la liberación para poder gozarla. Por eso pasear contigo es como pasear en soledad con mi propia alma. 
- ¿Me estás llamando alma?
- Posiblemente sí.  
 
 
 

 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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