No se necesita ser un especialista en ecología para decir que los seres humanos somos el mayor efecto distorsionante de las condiciones de la naturaleza, ya que con el consumo energético y la producción indiscriminada de residuos  sólidos se calienta y contamina nuestro universo, por eso ante esta problemática se plantean  diseños gubernamentales  en áreas tan diversas como la economía, sociología, energía, vivienda y  desarrollo global.
     Todas estas estrategias sustentables se fiscalizan, generándose  así una multa económica  al que infringe un delito, y que en nuestros países latinoamericanos se transforman en  una  fuente de corrupción, en donde se olvida la protección del medio ambiente por una suma de dinero pactada entre supervisores y el infractor,  por lo tanto las Secretarías encargadas de cuidar y vigilar que las leyes ambientales se cumplan, deben cambiar las estrategias de castigos e incentivos para aquellos que contaminen o ayuden a conservar nuestro medio ambiente que finalmente es nuestra vivienda.
    Nuestros padres nos castigaban, cuando siendo niños, hacíamos una travesura y nunca nos educaban para conocer los efectos negativos de ésta, así son la mayoría de las leyes  que aplican multas en vez de enseñar y mostrar a la población a través de una  buena educación ambiental, de que  todos los seres humanos tengan conciencia  de la problemática actual. En una sociedad moderna,  dividida e individualizada,  se ha olvidado la ayuda mutua; por consiguiente, se debe  generalizar la difusión de los conocimientos del deterioro de nuestro ecosistema con todos los estudios y estrategias generados por los especialistas, ya que el consumismo indiscriminado sigue su marcha y con ello  se ha olvidado el respeto a la vida,  así que los jóvenes tienen que aprender de nuevo a respetarla y por eso es urgente implementar en las escuelas una educación cívica  de nuestro medio ambiente, al infractor menor se le debe imponer una multa con trabajos  comunitarios  y no económico para que  ayuden a mejorar  nuestro entorno con la limpieza de calles, jardines, parques públicos  o  comprar árboles y sembrarlos en dichos espacios. El servicio militar se debería transformar en servicio ambiental con grupos de adolescentes que tomen la escoba como arma para la limpieza de ríos y playas con zonas repletas de plásticos, además ellos deberían divulgar la educación  ambiental en colonias populares. Los medios de comunicación deben realizar programas sobre los problemas  climáticos locales y de otros lugares del planeta dentro de los horarios de más audiencia, ya que todavía podemos salvar lo que no ha sido devorado por el ser humano, y quizás, con lo años podrán las nuevas generaciones recuperar lo que sus antepasados contaminaron y tengan en el futuro el chance de seguir progresando en todos los campos de una sociedad que no ha aprendido a convivir con su hábitat, el universo.