En un bus o en una calle...
Publicado en May 12, 2016
¿Quién no se ha enamorado en un bus? O en la calle, en un parque o mientras hace una normal caminata de viernes por la tarde.
¿Quién puede negar que es una de las sensaciones más maravillosas del mundo? Esa sensación de sorpresa, de que el mundo, por un instante, deja de ser monótono y pesado, y toda la excentricidad que existe sale a flote, solo por unos segundos. Sensación deleitante, cuando unos ojos, totalmente desconocidos, miran los tuyos, reconociéndose por primera vez entre muchos, o entre pocos, y sin nada que decir una sonrisa dibuja ambos rostros. Una sonrisa de complicidad, de un pacto que se firma en la eternidad de ese momento. Se puede vivir de amores pasajeros, ¿quién dice que no?, se puede, y se debería, al menos hasta que podamos entender los sentimientos ocultos en las palabras acá escritas. Caminar mirando la tonalidad gris de un paisaje que pasa sin pedir permiso. Y es que perturba al mundo, cuando dos personas, entre miles, se miran, porque cuando esto sucede las posibilidades son tantas que explotan en una hermosa danza de colores que rompen la morfología del día a día, y resquebrajan la cotidianeidad de los pasos, un pie tras otros. Es esplendido y excepcional ese sentimiento, ese que no tiene culpa, que no crea miedo o confusión, solo una breve alegría, un gozo, bien podría ser. Enamorarse intensamente por unos cuantos segundos, eso es parte de la locura inexplicable de la vida misma. Un amor fugaz, en el que un final feliz siempre es la consecuencia. Un poco de risa irónica y retorcida y un hola, seguido por un hasta nunca que no duele en el alma, sino que la alimenta. Muchos pensarán que son ilógicas mis palabras, y vaya yo a saber si lo son, pero quien vive la vida sonriéndole a extraños, desconocidos que al captar la sonrisa se ven expuestos y aturdidos, sin saber que hacer por la poca costumbre de enfrentar nuestros ojos ante otros y solo sonreír, solo aquel que logra ver la magia de desorbitar a los individuos, sacándolos de su capullo personal, solo ese, sabe que la lógica no importa, que es mejor ser irracional en algunas ocasiones, como cuando se vive, solo lo entiende quien vive no quien solo sobrevive. Amores que nunca lastiman ni abandonan, amores más puros que muchos que del tiempo has gastado horas y minutos sin sentido, días juntos que solo se amontonan. Amores más puros y graciosos que otros, amores extraños y cortos, si, muy cortos pero hermosos, igualmente mágicos y preciosos.
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Federico Santa Maria Carrera
A través de tu bien expuesto ensayo nos conduces de modo inteligente hacia una interesante reflexión a realizar por nosotros.
Saludos y cariños, querida Lucía.
Federico Sta. María C.
Lucia Alfaro
Fild
Bien dicho!!
Saludos...
Lucia Alfaro