Historias
Publicado en Sep 18, 2009
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                                                         Hay dos o tres mujeres que forman tu prehistoria...
                                                                                                      Mario Benedetti.

No he tenido muchos amores,
apenas algunas historias.
Pero tu historia
no sé si por breve,
fugaz o repentina
o quizás por reciente
es la más dolorosa.
Sucede que venías no sé de dónde
y salías hacia la nada.
No sé si me llamaste o te llamé
o nos buscábamos desesperadamente
y encontrarnos fue una suerte
como pocas.
Sin duda fue un milagro,
sin duda abrazar esa esperanza era consuelo
y florecía la gloria y el cielo venidero.
Y por cierto vino
-el cielo-.
No voy a acongojarme.
Yo fui feliz.
¿Quién habría pensado
encontrarse en ese espacio que no existe
una vida, una sonrisa, unas manos?
¿Quién hubiera creído que habría
amor en lontananza, sin tristezas;
que habría silencios prolongados,
soledades varias, decisiones y promesas?
¿Quién hubiera pronosticado este adiós
tan repentino, desolado
y su desencanto con la nueva bienvenida
igualmente desolada y repentina?
Habría que ponerse los zapatos
una noche y salir a caminar
sólo por ver si existo, si siento,
si cierro los ojos cuando sopla el viento,
si éstos mis zapatos me obedecen,
si me llevan a donde no quiero
y me entienden porque saben lo que espero.
A fin de cuentas soy un hombre predecible.
Es decir que cuando conozco mi camino
muchos otros lo han sabido antes de mí.
Por eso ella me conocía y él y el otro
y se reían porque yo no lo sabía.
De todos modos nadie pertenece a nadie,
uno se juega la cabeza por un pan
o unas piernas o un objeto.
Siempre y cuando te prometan o te cumplan
y entonces dejas de ser un extraño
y uno se siente propiedad o propietario.
Se siente bien ser propietario.
Es una bendición estar sufriendo,
-pienso-
no me malentiendan.
Sufrir tiene su encanto,
más bien la provisión consiste
en tener por quien sufrir.
Hay quienes no tienen ni eso.
Ah, pero recordar
es distinto al sufrimiento.
El sufrimiento no puede más que vivirse,
en cambio los recuerdos están lejos,
se añoran, si, se anhelan, se conjuran
pero nunca tienen la gloria ardua,
esa pesadez con la que se vivieron.
Si, a veces le pongo sombras
-a mi pequeña historia-
a veces le quito verdades
y esto sólo por hacerla verdadera.
Conozco pocas historias;
de verdad conozco poco,
digamos que soy un narrador deficiente
y me ocupo más de la observación que de la gente.
Pero conozco mi historia
más o menos
y de frente.
 
J. Efren Olvera S.
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Foto del autor Josue Olvera
Textos Publicados: 4
Miembro desde: Sep 16, 2009
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Descripción

Un poema de fines del ao pasado. Pertenece a un conjunto de poemas al que he nombrado Eclptica. A ver qu tal.

Palabras Clave: Historias poesa Eclptica

Categoría: Poesa

Subcategoría: Poesa General


Creditos: J. Efren Olvera S.


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