Te puse un enorme beso en la frente,
la misma que con paños fríos cubrí,
la cual visité insomne en las noches,
cuando ardías en fiebre, mi bella Marí.
 
Yo, por tu sonrisa, esa, la de ahora,
montañas y mares, crucé para ti,
para darte todo, me quedé sin nada,
hasta cambié el cielo que había sobre mí.
 
De mi mano subes y bajas escaleras,
trepas a los árboles y corres a mil,
yo pongo mi rostro seguro y paciente,
tú, agitas tus alas...probándome a mí.
 
Te puse un enorme beso en la frente,
para que tú sepas lo que sos para mí,
un beso así...no se ve simplemente,
por eso quizá dice mucho de mí...
 
Así, niña mía, despierto a la gente
que ignoran el mundo que vive en tí,
y que desconocen el timbre de tu llanto,
que es como un llamado al que tanto corrí...
 
Todo es recuerdo, es humo en el viento,
y acaso ni importa si soy o fui feliz.
Por eso quizá, ese beso en la frente,
te cubra de sueños que olvidé por tí...
 
Cierta vez jugando, te caíste al piso,
y yo como un rayo corrí hacia ti,
llorabas y tu hombro temblando ceñías...
Fue tu primer yeso y yo casi morí.
 
Mirarás a unos y serás mirada,
pasarán los años y serás feliz,
no como ahora, niña, en mis brazos
sino a tu modo, tímido y gentil.
 
Te puse este enorme beso en la frente,
para que la gente que te mire a ti,
sepa que eres mía, mi sombra y mi imagen,
en resumen todo, mi mundo... Marí.