Las dos realidades de un sueo en comn.
Publicado en Sep 08, 2015
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¿Dónde estoy? - Me pregunte…
 
Y sin saberlo, me encontraba frete a dos peceras enormes, con peces de distintos tamaños y colores. La habitación estaba oscura salvo por la luz que escapaba de las peceras y que rápidamente era devorada por la oscuridad lo cual hacia parecer que las peceras estuvieran suspendidas en el aire. No alcanzaba  a ver las dimensiones de la habitación, pero parecía estar lloviendo,  podía oír caer la lluvia sobre el techo de aquel extraño lugar. Con tanta oscuridad no sabía si era de día o de noche, no estaba segura. 
 
Completamente sola en aquel cuarto oscuro, sin poder comprender que hacia allí y sin siquiera pensarlo, me encontraba dentro de las peceras… Trataba de ordenar los peces por colores. No sabía lo que hacía ni por qué lo hacía, pero mantenía mi mente ocupada.  Continuaba ordenando los peces de una pecera a la otra. Lo hacía por orden según la calidez de los colores de aquellos peces; Aun podía escuchar la lluvia caer y aquel sonido lograba relajarme aún más haciendo que mi estancia en aquella habitación fuera más soportable a pesar de no tener idea de donde me encontraba realmente.
 
Luego de terminar de ordenar a los peces, me quede contemplándolos como si estuviera hipnotizada, inmóvil o como si estuviera bajo la influencia de un hechizo. De pronto, una presencia detrás de mi interrumpió mi tranquilidad haciendo que mi corazón latiera más rápido. El miedo y la curiosidad se apoderaron de mí al no poder entender sobre aquello que ahora se encontraba a mis espaldas, podía sentirlo había algo o alguien allí. Quería saber que era aquella presencia y sin dudar gire para ver de qué se trataba. No pude evitar sorprenderme al encontrarme con la misma escena que había vivido hace un momento. Todo era casi idéntico, la única diferencia era que no podía ver el rostro de aquella persona pero aun así sabía que era yo lo que estaba viendo en ese momento. Pude recocer esa espalda, era mi silueta y se encontraba allí contemplando las peceras justo como lo había hecho yo hace tan solo unos segundos; O al menos eso creía. Definitivamente no era un reflejo, era como si la habitación se hubiese separado o clonado así misma. Mi intriga me consumía y me acerque para tocar a aquella persona la cual imaginaba era yo; No estaba segura del todo. Soy atrapada por la necesidad de querer tocar a esa figura, no podía créelo. Era idéntica a mí y se encontraba repitiendo los mismos movimientos que yo había hecho. Tras dar unos cuantos pasos y que a mi parecer fueron kilómetros, mi mano se encontraba acercándose lentamente para intentar tocar su cabello y justo en ese preciso momento aquella presencia volteo hacia mí. Nos encontrábamos frente a frente, cara a cara y pude darme cuenta al querer cruzar mi mirada con la suya de que esa persona no tenía ojos. Sus cuencas estaban vacías y eran tan negras como la oscuridad de la habitación. Al instante el miedo comienza a hacer estragos en mí, mi visión se torna nublada y mi cuerpo se hace débil, mis piernas ya no pueden soportar mi peso y caigo de rodillas al suelo.
 
Al abrir mis ojos, me doy cuenta de que ya no estaba en aquel lugar. Ahora me encontraba en un salón de clases y luego de examinarlo rápidamente con mi vista se me hizo familiar. Era el salón donde veía clases de pequeña. O al menos eso pensaba. Había algo extraño pero aun no me percataba sobre lo que era.
 
Era diferente, podía sentirlo… Pero aun así me sentía extrañamente a gusto. No sé qué estaba pasando, pero me alegraba de que hubiera despertado de aquel extraño sueño… ¿Peceras? Me dije a mi misma recordando el sueño.
 
Al ser mi primer día de clases no quise darle mucha importancia a aquellas cosas y me dedique a enfocarme en mis asuntos. Pero esa extraña sensación no desaparecía… Era como estar viviendo un “Déjà vu”. A pesar de que era nueva en el párvulo, parte de mi sentía haber experimentado esto con anterioridad. Recuerdo haber olvidado el número de mi salón y dure alrededor de diez minutos en uno equivocado. Eso recordaba. 
Pase más tiempo del que había pensado. No podía reconocer a nadie, ningún rostro pertenecía a mi memoria. Mis memorias estaban desordenadas y algo mezcladas. Lo que estaba viviendo en ese momento no coincidía con lo poco que podía recordar y al esforzarme para recordar mi cabeza comenzaba a doler.
 
Sentía como si estuviera repitiendo todo mi pasado, no sabía cómo explicarlo pero de alguna manera sentía que transitaba los mismos lugares, vivía los mismos momentos y veía a las mismas personas… Pero había algo diferente y eso eran mis acciones. Era como si estuviera pensando en “¿qué hubiera pasado si?” solo que esta vez, lo estaba viviendo, estaba viviendo aquellos momentos en los cuales me había hecho aquella pregunta.
 
Luego de terminar con las labores de la escuela solía regresar a casa acompañada de mis padres. Al menos así lo recordaba. Estar viviendo en el “hubiera” me tenía confundida pero no llegaba a perturbarme, solo me adaptaba según iban saliendo las cosas.
 
De camino pensaba en el largo trayecto hasta llegar a casa. Esta vez me tocaría regresar caminado sola ya que por una extraña razón mis padres no habían ido por mí. Decidí apresurarme antes de que se ocultara el sol. No quería ser atrapada por la noche mientras hacia ese viaje. El camino estaba todo mojado y lleno de lodo. “Entonces realmente llovía” pensé. La idea de apresurar mi paso se vería interrumpida por las condiciones en las que se encontraba el camino. Mis andar eran algo torpe al intentar desplazarme sobre el lodo el cual podía sentir como atrapaba mis pies en él. Y como si esto no fuera poco, había un lago a lo largo del sendero con agua que corría en dos direcciones. En un lado el agua era tranquila y al otro lado de la orilla  se veía el sol brillar y el horizonte estaba bañado por un color naranja-rojizo, mientras que el pasto reflejaba el color del arcoíris que había aparecido luego de la lluvia. “Como si de un cuento de hadas se tratase.” -Imagine.
 
Mientras que por el otro lado, el agua era un tanto turbulenta y las orillas llenas de grandes rocas y piedras de diversos tamaños y bordes puntiagudos. El cielo era nublado, con un color gris oscuro y el pasto tan seco como las romas de los árboles que alcanzaba a mirar. “Como si de una pesadilla se tratase…” -Pensé irónicamente.   
 
No dude ni un segundo en elegir el camino que tomaría así que decidí cruzar sobre aquellas aguas tranquilas. No había puente alguno, la única forma de llegar al otro lado  era nadando. Era como si lo hubiese hecho ya cientos de veces, tenía esa sensación así que no me preocupe. Llegando al otro lado de la orilla, un sentimiento de alegría se apodero de mí, me sentía bien conmigo misma por haber cruzado sin problemas. Solo unas cuantas brazadas más y habría logrado mi cometido. Al tocar fondo con mis pies me levantarme y al subir la mirada quede perpleja al darme cuenta de que me encontraba en la orilla contraria, aquella que parecía haber salido de una película de terror. Las aguas se tornaron oscuras y helada y me apresure por salir de ellas. Al salir me detuve por un momento para tratar de asimilar la situación pero sentía que debía continuar, no debía quedarme mucho tiempo en aquel lugar a pesar de que no pudiera comprender lo que estaba pasando.
 
A lo lejos observe una casa y al acercarme me percaté de que estaba abandonada. La casa hecha de madera parecía haber sido víctima de las llamas y aunque aún mantenía su forma, todo estaba carbonizado. Sin puertas ni ventanas y peor aún sin techo. Lo cual no me permitiría refugiarme en ella aunque la idea de hacerlo me pareció un tanto descabellada. El aura que despedía aquel lugar me ponía nerviosa.
 
Al querer continuar mi camino, una extraña sombra pasa sobre mi dejando tras de sí una especie de tela translucida o algo similar a cenizas de color negro. Temerosa luego de ver aquella forma fantasmal entre en la casa a pesar de no tener realmente deseos de hacerlo. Siento escalofríos al cruzar lo que antes solía ser el marco de la puerta de entrada y una vez dentro de la casa, mi atención es captada por unas pequeñas piedras que se encontraban en el suelo. Mi reacción fue recoger aquellas extrañas  piedras. Pensé en arrojárselas a aquella sombría figura. “Como si eso pudiera funcionar.” -Dije entre mí.  
 
Apresurada y algo confundida continuo mi camino estando al pendiente de todo aquello que pudiera estar acechándome en las sombras. Aun cargaba conmigo las piedras y no dudaba ni un momento en arrojarla a cuanto ruido extraño escuchaba. Aquella sombra volvió a pasar sobre mí y al instante le arroje una piedra con todas mis fuerzas. La sombra desapareció y luego de ello tras de mi escucho una voz femenina que me susurra “No tires las piedras, cada piedra es un una vida. Las necesitaras como guía”  El miedo se apodera de mí y rápidamente volteo hacia dónde provenía la voz.  Al ver a la dueña de dicha voz, un destello cruza mi cabeza y me hace recordar aquel sueño de los peces. Tenía la sensación de que la chica frente a mí era la misma que había visto en mis sueños aunque en aquel entonces había pensado que aquella persona era yo.
 
Sentía como si el aire me faltara y como pude, logre calmarme para tratar de comprender lo que aquella chica había dicho. Aquellas palabras hacían eco en mi cabeza y la chica continuaba allí parada agregando algo más a lo que ya había dicho.  “Esas piedras son almas dañadas. Escoge bien, escoge con cuidado. Escoge aquello que no te ha traicionado” La voz de la chica carecía de fuerza pero con cada palabra que decía yo sentía como el aire escapaba de mis pulmones. Era como si ella me arrebatara el aire para luego usarlo en aquellas palabras.
 
Llevo una de mis manos a mi cuello para masajearlo y tratar de recuperar el aliento mientras pienso en lo que había dicho la chica. Veo las piedras que aún me quedaban y vi algo de lo cual antes no me había percatado. Las piedras eran del mismo tamaño, de la misma forma. Lo único que las diferenciaba era su peso. Pienso en lo que ella dijo “Escoge bien, escoge con cuidado. Escoge aquello que no te ha traicionado” Así que decido quedarme con la piedra que pesaba más y dejo caer las que no pesaban tanto. Para mi sorpresa las piedras se convierten en cenizas justo antes de tocar el suelo. De alguna manera sentía que esa piedra valía más que las demás. Sentía que aquella “Alma” era lo que necesitaba si quería continuar mi camino hasta llegar a casa. Pero cierta duda se apoderaba de mí. No confiaba en aquella chica ni mucho menos en lo que me había dicho. Pero no me quedaba de otra.
 
Continúe por un sendero y esta vez iba acompañada por la chica que caminaba detras de mí. Podía sentir sus pasos pero no me atrevía a verla. Sobre los arboles vi nuevamente a la sombra pero ahora no estaba sola, había otra más. Volaban sobre nosotras, pero me di cuenta de que estaban más interesadas en mi acompañante que en mí, así que voltee a mirarla para ver si ella era consciente de eso. La impresión me paraliza al instante; La chica con la cual me había topado hace un rato ahora tenía una forma diferente. Su rostro estaba parcialmente cubierto por unas vendas desgastadas, sus ojos parecían viscosos. Sobre su cabeza solo había unas cuantas hebras de cabello que al parecer seguía cayendo y tras su vestido roído, quemado y desgastado  pude ver que no tenía manos ni pies. Se mantenía erguida sobre sus tobillos… O lo que quedaba de ellos.
 
Nuevamente el miedo se apodera de mí y me es trabajoso respirar. La chica ahora de cuerpo cadavérico se propone hablar una vez más. Veo su boca moverse dejando el interior de la misma expuesto. Le faltaban algunos dientes y solo había un hueco donde se supone debería estar su lengua. Trabajosamente intenta articular las palabras pero claramente logra decirme. “Si terminar tu viaje es lo que realmente deseas, dependerás de mi para lograrlo. Me necesitas para salir de aquí y yo necesito de ti para escapar de ellos (refiriéndose a las dos sombras que continuaban asechando desde lo alto.) Sin mi ellos vendrán por ti.”
 
Aun petrificada por aquella perturbadora imagen, trato de pensar en lo que había dicho. Y aunque no quisiera aceptarlo, tenía sentido lo que ella había dicho. Luego de un breve lapso de tiempo logro recuperar el aliento y pienso con más claridad. Ahora podía comprenderlo lo que estaba pasando… Había sido ella la que me había traído a este lugar. Había sido ella la que de alguna manera me había hecho pasar por todo lo que estaba viviendo… Me necesitaba a mi tanto como yo a ella si es que quería escapar de aquel lugar. Siento el peso de la piedra en mi mano y me doy cuenta de que eso era lo que realmente ella quería. Ella no podía cargar con aquella piedra o “Alma” como la llamaba. La condición en la cual ella se encontraba eran deplorable y eso la hacía presa fácil de aquellas sombras. Sin mi ella no podría lograr su cometido aunque yo no estaba segura de cual era. Y yo sin ella sería devorada por las sombras.
 
Siguiendo el camino voy pensando en todo lo que me había pasado. El cuarto oscuro con las peceras, los peces dentro de ella. Mi extraño día en el colegio y esa idea de haber hecho dos veces una misma cosa aunque dichas cosas fueran ligeramente diferentes. Mis padres que no fueron por mí esta vez. Incluso el lago y esas dos perspectivas que mostraba… Poco a poco las cosas cobraban sentido, podía ver con claridad aunque me costaba aceptarlo del todo. La luz y la oscuridad en cada una de las cosas por las cuales había pasado. El cuarto oscuro y los peces coloridos. El salón de clases, familiar pero a su vez extraño y por ultimo aquel lago con paisajes cálidos y otro tenebroso... Todo se dividía en dos, dos partes de una misma cosa. Luz y oscuridad.
 
De ser esto cierto… Mi instancia en ese sitio debería funcionar bajo la misma condición pero… ¿Qué era lo que hacia allí realmente? Tras hacerme esa pregunta me di cuenta que había llegado al final del sendero. Las sombras ya no nos seguían y sentí que ya estaba fuera de peligro.  Por extraño que pareciera me propuse a despedirme de aquella chica que por fortuna, había recuperado su forma natural y al verla nuevamente sentía la peculiaridad de haberla visto antes pero no podía recordarlo del todo. Mi cabeza volvía a doler cada vez que intentaba recordar. Yo ya no necesitaba aquella piedra que había estado llevando conmigo y por la cual la chica poseía cierto interés. Así que me propuse a entregársela… Levante mi mano para darle la piedra a la chica y al ella realizar la misma acción para recibirla, vi que su mano estaba completa. Me alegre por eso pero parte de mí se sentía intranquila. Me fije en su otra mano y cargaba consigo un oso de peluche parcialmente quemado. Nuestras manos se tocan y al instante soy golpeada por una gran cantidad de imágenes y visiones.
 
 Lo que estaba viendo eran los recuerdos de esta chica. Todo pasaba rápidamente como si estuviera reproduciendo un video a gran velocidad. En ocasiones las imágenes se hacían más lentas dejándome ver detenidamente lo que ella había vivido. Fugazmente la veo en medio de lo que parece un salón y según su cara, no parecía muy feliz del todo. Las imagines continúan pasando velozmente, puedo ver a alguien que parece ser una mujer aunque no logro ver su rostro. En todo lo que veo se siente algo en común, todo estaba cargado de odio y rencor; odio y rencor hacia su familia. Poco a poco comenzaba a comprender lo que estaba pasado… Esta extraña pesadilla que estaba viviendo, todo era producto de ella. Mezclaba sus recuerdos con los míos, era como si quisiera entrar en mí.
 
Me detengo en un recuerdo en el cual puedo ver la casa. Era la misma casa que yo había visto quemada antes. Veo a su familia, veo a su madre, a su padre. Incluso puedo verla a ella misma parada frente a un espejo en su cuarto. En el reflejo del espejo alcanzo a ver dos peceras, luego la veo a ella. Veo su cara y en sus ojos una fría mirada veo su boca dibujando una sonrisa llena de placer mientras sostiene en su mano al oso de peluche. Ese recuerdo pertenece al momento justo antes de que la casa fuera consumida por las llamas. 
 
Las cosas iban encajando, iban tomando forma. Las dos sombras que nos seguían pertenecían a cada uno de sus familiares que habían sido víctimas de aquella tragedia y que ahora vagaban en pena buscando el alma corrompida de su primera hija. Me preguntaba cómo había sido ella capaz de hacer tal cosa. Su propia familia… Había acabado con ellos incendiando la casa con todos dentro. Pero… ¿Ella también murió all? - Me pregunte.
 
Fue entonces cuando la vi caminando tranquilamente por la casa que ahora se encontraba envuelta en llamas. Cegada por el odio y el placer no se percata cuando parte del techo se desploma sobre ella. Trata de escapar, pero es inútil. Sus pies son aprisionados por una viga que está siendo consumida por el fuego. “Fue así como perdiste tus pies” -irónicamente pensé. Lo mismo pasó con sus manos al querer alcanzar al oso de peluche que dejo caer cuando la viga cayó. Aunque increíblemente esto no la mato… Su muerte fue lenta y dolorosa, murió asfixiada por el humo y el calor de las llamas. Era por eso que hablaba de esa manera, era por eso que sentía que me faltaba el aire cada vez que se proponía a hablarme. Que irónico final para alguien que haya decidido acabar con otros usando fuego. Lo último que logre ver fue a ella allí tendida en el suelo dejando escapar su último aliento mientras aun conservaba aquella maquiavélica sonrisa; Sonrisa que desaparecería para ser remplazada por un enorme odio al darse cuenta de que alguien estaba parada frente ella. No logre ver quien era. Ya no sabía si sentir pena o lastima por ella.
 
Aun luego de muerta no seguía satisfecha por lo que había hecho ni mucho menos se sentía culpable. Era por eso que me necesitaba, era por eso que me llevo aquel lugar. Quería mi cuerpo para así poder vivir una vez más.  Aquella piedra era la clave, aquella piedra era realmente un Alma; era mi alma y eso era lo que ella quería pero no la podía obtener. No sin mi ayuda, por contradictorio que fuera. Fue entonces cuando comprendí que aquella persona que ella logro ver antes de morir, esa persona era yo. Todos aquellos recuerdos vuelven a mí, recuerdos que había reprimido años atrás luego de aquel traumático momento. Recuerdo mi casa en llamas y al entrar lo primero que veo es a ella allí tirada en el suelo. Ella pensó que yo me encontraba en casa. Tal vez lo único que había en su cabeza en aquel entonces, era llevar a cabo lo que tenía en mente. Días antes ella había tenido en accidente y había golpeado su cabeza. Mis padres habían llegado temprano a casa ese día para atenderla y por eso no me habían ido a buscar al colegio y tuve que regresar por mi cuenta. Podría decirse que eso salvo mi vida, me salvo de haber terminado igual que ellos. “Debí asegurarme de que estuvieras allí” imagino que debió ella pensar al verme entrado a la casa. Quizás fue eso lo que la lleno aún mas de odio… El no poder matarme tal como lo había hecho con mis padres y ahora ella estaba siendo víctima de lo que ella misma había causado.
 
Al volver en mí tras recuperarme de aquellas fugaces imágenes, fui sorprendida por aquella chica; La que ahora comprendía era mi hermana. Una vez más su forma había cambiado y esta vez estaba envuelta en llamas. Todo su cuerpo flameaba. De sus ojos salían llamas y podía sentirse esa mirada cargada de odio; misma mirada con la cual me habia visto por última vez. Sus dientes ahora eran afilados, el fuego sobre su cabeza que hacia parecer que fuera su cabello. Todo su ser era de un fuego rojizo como si su propia sangre les diera color a las llamas que la cubrían. Sin embargo el oso de peluche que por muy increíble que pareciera, las llamas no lo consumían. “Devuélveme lo que me pertenece” - exclamo la chica con fuego saliendo de su boca. “Lo que te pertenecía lo perdiste el día que decidiste incendiar la casa con todos en ella”  - le respondí mientras me abalanzaba sobre ella para intentar quitarle el oso de peluche que Había sido lo único que milagrosamente había sobrevivo al fuego aquel día. 
 Mi cuerpo atravesó las llamas y caí al suelo abrazando fuertemente al oso y a la piedra mientras me decía a mí misma “todo estará bien, ya puedes despertar”.
 
Al abrir mis ojos me encontraba en mi cuarto, en mi cama. Estaba sudando “vaya sueño...” –pensé algo agitada. Nuevamente estaba en casa… Me sentí aliviada de poder despertar pero un así estaba un poco perturbada. Aun aquellas imágenes de lo que había pasado estaban en mi cabeza…  Me propuse salir de mi cuarto para revisar que todo estuviera en orden. Mis padres estaban en el comedor preparándose para cenar. Yo no tenía apetito.  Temerosa les pregunte por mi hermana y me dijeron que aún seguía descansando en su cuarto. Me sentí aliviada al confirmar una vez más de que todo había sido un sueño. Estuvimos platicando sobre el día pero no me atreví a contarles lo que había soñado…  La intriga no me dejaba, todo se había sentido tan real...
 
Luego de que mis padres terminaran de cenar, lavo los platos como de costumbre y regreso a mi cuarto. Me paro frente al espero y pienso un momento en lo que había soñado… Veo mi reflejo y también veo mi cama reflejada y sobre mi cama veo el oso de peluche… Sonrió y pienso “una vez más me has protegido”. Me dirijo a mi cama y me acuesto para intentar conciliar el sueño mientras abrazo a mi oso de peluche. Estoy mirando fijamente al techo mientras siento una tenue briza colarse por mi ventana. Me levanto para cerrarla y al regresar de nuevo a mi cama, veo sobre ella un trozo de venda siendo consumido por una débil llama.
 
 
Fin. 
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Foto del autor Yordan Henriquez
Textos Publicados: 35
Miembro desde: Dec 04, 2011
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Descripción

Pesadilla de una chica muy particular

Palabras Clave: sueos pesadillas conflictos emocionales delirios

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio


Creditos: Yordan - Anyhell

Derechos de Autor: Yordan


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