LA CARRETA INVOLUNTARIA

La Carreta gira de izquierda a derecha
y luego detiene alguna rueda.

He supuesto que algo la empuja hacia atrás.
Sin embargo está detenida
a cuarenta y tres centímetros de altura.

Sería pretencioso
deducir que algún espíritu,
sano o enfermo
estuviera provocando esta situación.

En la Carreta me pareció ver una máscara sagrada.
Por lo que cuando pasó ante mis ojos
preferí adoptar una actitud solemne.

También había una cáscara
con arrugas invisibles a la lupa
y una textura indeterminada
que por el momento no deseo calificar
para no equivocarme.

La Carreta ha despedido a los caballos de fuerza
y la intuición me ha dicho
con evidencia interna e irrefutable
que los ha sustituido por un pulpo.

El pulpo carece de motivaciones para arrastrar
las monedas de oro que hay en la Carreta.

No me quita el sueño
ver al pulpo perdido
entre las monedas de oro.

La Carreta gira despreocupada
en una alfombra de alambre
y luego se desangra
tomando venganza de la corteza del ciprés.

No era necesaria su delirio maderero
El pulpo lo sabía.
Un espíritu involuntario permanece en cuclillas
sacando la cáscara del limón.
que saló de los ojos del pulpo.

Aún mantengo mi actitud solemne
ya que el pulpo ha muerto
y la Carreta se disuelve entre las nubes.

E.D.A