Esas pisadas tan bruscas...Son cosas que solo se les ocurren a los ancianos...
 
 
Oye, cuéntame.
Doce pisadas escuche...
Están en tu mente.
No sé...oajlá estuviesen en mi mente...
 
 
Oyes lo que quieres oir.
Y tú no oyes ni lo que tienes enfrente.
No. No me ignores.
 
 
 ¿Así que escuchas pasos...aun sabiendo que somos dos aqui?
Ojalá que solo sean pasos de mi mente...
El soplido de una vela, doce pasos fuertes esta vez.
 
 
¿Me habré quedado sordo?
Ojalá.
¡¿Cómo no los escuchas si es aterrador?!
 
 
Paso...paso...paso...
 
 
La enfermedad...te ha carcomido. 
 
 
No, no me dejes sola...
 
 
 
Soledad, más eterna y profunda por cada segundo que pasaba.
Un segundo era un mes en su cuarto.
Paso...paso...paso...
 
 
 
Madre...
 
 
 
Ella había desaparecido...su pista fue seguida a la ventana...
 
 
La anciana estaba en el suelo, a doce pisos de su cuarto.
Los aventurados y curiosos se aproximaron y, al voltearla...
 
 
...doce puñaladas perforaron el cuerpo de la anciana...