PRODUCIENDO UNA VIDA
Publicado en Nov 03, 2014
Primerante lo esperó con las piernas dobladas a los lados del vientre para aguantar las embestidas que desaparecían en su vagina. Ella gemía de placer mostrando toda ese gozo en su bella cara con labios carnosos medios abiertos, que dejaban observar los perfectos dientes, mientras cerraba los ojos, acariciándose los rayitos de color trigo de su pelo enredado. Luego de algunos minutos, el hombre la cargó para cambiar de posición. Entonces ella abrió las piernas como alas, que se recargaron sobre el sofá donde él se la sentó lentamente para clavarla con su alfiler grueso y largo como si fuera la más hermosa mariposa reina existente. En la pared contraria se vería este suceso en el espejo que reflejaba parte del sillón que soportaba la espalda del amante que le movía las nalgas hacia arriba y hacia abajo. Ahí nuevamente el placer desaparecía en cada ajetreo que ella agradecía con besos intensos, que se desvanecían cuando sus espasmos la hacían desaparecer y él la volvía de nuevo a la vida con unos tiernos chupetones en los pezones de los senos que durante nueve meses crecerían...
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