No renuncio a vivir
los dulces días del otoño,
ni a las brisas suaves
de las olas de nostalgia.
 
Las experiencias, buscadas
o venidas por sí solas,
han quedado en el fondo
del crisol del corazón
purificando sus males.
 
Hubo sueños no cumplidos
e ilusiones que granaron,
amores que se perdieron,
cariños que florecieron,
ambiciones vaporosas,
entregas fieles y nobles
e ingenuidades hermosas...
 
Y bien está lo ya pasado,
y asumido y recogido
en el fondo destilado
de lo gozado y sufrido.
 
Porque el don de lo aprendido
es saber vivirte dentro,
con plenitudes sentidas,
mientras fluyes con tu alma
en el río renovado de la Vida. 
                                                          (de "La caza del viento")