MI GALLO
Publicado en Aug 25, 2014
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Mi ¨Gallo¨ fue un pollito que vino con cinco pollitas a la casa. En ese entonces yo no sabía que habían dos clases de pollitos, o sea, desconocía cual era el que iba a ¨pisar¨ y la que iba a poner los huevos. Un día, luego de regresar de la escuela, mi mamá me mandó a alimentar a los animalitos con sobras de pan. Sin darme cuenta que uno de ellos estaba atrás de mi espalda, lo pisé, que quedó todo aturdido, casi muerto. En el pueblo de mis padres, en alguna ocasión escuché decir que si un pollito se está muriendo, hay que meterlo para revivirlo dentro de un recipiente el cual se golpea como un tambor. Así que, en mi desesperación, volteé a ver por todos los rincones del patio y, por ahí mis ojos alcanzaron a observar una cubeta metálica donde mi madre echaba a remojar la ropa blanca. Corriendo, fui por ella y luego de tapar al moribundo, empecé con todas mis fuerzas a golpear el recipiente como un músico profesional. Después de algunos segundos con sorpresa vi salir al pollito cantando feliz pio, pio. Cuando regresaba de la escuela o cuando quería jugar con ellos, el único que se me acercaba y no me tenía miedo era el que se fue transformando en un gallito juguetón que algunas veces me dejó los zapatos sucios de caca. Algunos meses después, todas las mañanas el que había crecido con un plumaje blanco y un hermoso copete presidencial de color rojo, me levantaba una hora antes de ir a la escuela no con su kikiriki, sino con su kokoroko, pues su voz era la de un bajo. Luego del desayuno con huevos, frijoles y tortillas, salía corriendo al aprendizaje y a mi lado también corría mi ¨Gallo¨. En uno de esos días en que le corté algunas plumas de las alas para que no se saltara la reja y no se fuera conmigo a la escuela, en la casa se hablaba solamente de una cosa: los quinceaños de una de mis hermana. Lo que no sabía, es que mi papá estaba pensando ¨darle cuello¨ a todos lo que alguna vez fueron pollitos. Cuando fue el día de la masacre, mi papá se acercó sigiloso al grupo de aves, las cuales huyeron despavoridas en todas las direcciones, excepto mi "Gallo" que fue directo a las manos de su dueño. Mi papá no se extrañó de que el animal no hubiera echado la carrera como las gallinas, así que lo metió a la cubeta metálica la cual le salvó la vida y en la cual, en ese momento estaba esperando la muerte. Luego de algunos minutos de sudor, mi papá logró atrapar a todo el reguimiento y dejó a la especialista hacer el acto críminal. A mi mamá en su pueblo ninguna gallina y tampoco ningún gallo se les iban vivos. En todo este cruel suceso de la vida lloré a moco abierto, sin poder expresar una sola palabra, hasta que le tocó su turno a mi ¨Gallo¨ que de nuevo se dejó agarrar tranquilo, esta vez, por su dueña quien no pudo jalar su pescuezo, ya que mi padre se lo quitó de las manos para dejarlo libre, luego de que yo le contara llorando, que mi "Gallo" fue hacia él porque nos tenía confianza y por eso no lo podía matar, pues la confianza no se traiciona...|
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Foto del autor Carlos Campos Serna
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Descripción

En todo este cruel suceso de la vida lloré a moco abierto, sin poder expresar una sola palabra, hasta que le tocó su turno a mi ¨Gallo¨ que de nuevo se dejó agarrar tranquilo, esta vez, por su dueña quien no pudo jalar su pescuezo, ya que mi padre se lo quitó de las manos para dejarlo libre, luego de que yo le contara llorando, que mi "Gallo" fue hacia él porque nos tenía confianza y por eso no lo podía matar, pues la confianza no se traiciona...|

Palabras Clave: Animal confianza papá niño. mamá

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Carlos Campos Serna

Derechos de Autor: Carlos Campos Serna


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