Después de triunfar en las plazas de Ambato, Quito y Guayaquil, le toca el turno a la plaza de Otavalo. Acudo a las Fiestas del Yamor acompañado de mi colega María Augusta. Augustos días. No me interesa lo que opine Rociito porque está más desconcertada que Santa Teresa en el Pasapoga de Madrid. En Otavalo trabajo a gusto. Interpreto toda una experiencia alucinante. Algunos lo cuentan pero no se lo quieren creer. Tampoco me importa eso. Acabo de descifrar el misterio de "El Lechero" y la Laguna de San Pablo, lo cual me ha servido para "El Cóndor". Y, como un cóndor, remonto el vuelo. Todo lo demás consiste solamente en añadir fantasía a la Fantasía. Fantástico.