Tantos ancianos con piel de elefante
dejaron atrás sus zapatos de infante.
Aferrados a volver al tiempo del inicio
cuando la vida está lejos del precipicio.

Cuántos niños vieron en un segundo
la pálida luz del expreso mundo.
Corazones hirviendo vida palpitante
tiempo nuevo, tiempo errante.

Retorno a la suaves crisálidas
de corrientes, mareas ingrávidas.
Alimento, combustible interno
regreso al seno, al hueco materno.

Eterno el tiempo se jacta así mismo
que envía las almas al fondo del abismo.
Sopesa del espacio, lo dobla y reforma
crea leyes, fuerzas, principios y normas.

Redondo el ciclo, el árbol y su corteza.
Del polen la flor se pudre a maleza.
Es basto el mar, sus ondas y el viento
se impone a la vida y la vida al tiempo.

Tantos ancianos con piel de elefante
dejaron atrás sus juegos de infante.
Conservan la paz, muy dentro y muy hondo
anhelando un retorno eterno redondo.