En  una pequeña  finca  vivía doña galllina junto a sus pequeños hijos y su esposo el gallo Floro; diariamente doña gallina y su esposo salián a recorrer la finca  para recoger su alimento; sus pequeños hijos al lado de sus padres se formaban y aprendían de ellos muchos secretos que les servirían en su vida de adultos.
 
Cierto día doña gallina propuso a su esposo organizar un paseo por  la ciudad con sus pequeños, el gallo Floro no tuvo inconveniente en aceptar la  propuesta de su esposa; un día domingo se levantarón muy temprano y organizarón con sus pequeños hijos el paseo, empezarón a recorrer la ciudad y los pequeños polluelos se sentían felices y asombrados de observar como era la vida en la ciudad; al pasar por un asadero uno de los polluelos pregunta a su madre… ¿ madre esa es la rueda volante?. La madre responde: si; esa es la rueda volante. Agrega el polluelo: Que chévere poder montar en ella. Dice su madre: cuando seas adulto podrás montar en ella, por ahora preocúpate por vivír tú infancia y disfrutar de ella.
 
Después de haber estado un día en la ciudad regresarón al campo,  sin antes doña gallina decirle a sus hijos que pronto los dejaría solos, yá que sus amos pensaban encomendarle la misión de encubar más huevos. A lo cual los pequeños polluelos reaccionarón con mucha tristeza, pero uno de ellos el más alegre de todos, dice a su madre: Madre allá en la ciudad pude observar unas bicicletas muy bonitas. ¿ Será que en Diciembre me puedes regalar una para mis cumpleaños?. La madre con una expresión emotiva responde: claro hijo; si en Diciembre no estamos en la olla con todo gusto te la regalo.
Pasarón los días y doña gallina seguía encerrada encubando huevos en una pieza oscura; los pequeños siguierón al lado de su padre recibiendo sus consejos y después se integrarón al lote de aves de la finca.
 
Moraleja:
Los padres son los mejores consejeros, por lo tanto son pieza fundamental en la formación de sus hijos; de ellos se aprende a afrontar la vida y superar obstáculos.