TERCILIO (Biografía de un hombre sencillo) PARTE V 25 de mayo
Publicado en Sep 03, 2009
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25 DE MAYO
Hoy cuando se mira el álbum familiar y se lee que el viaje de Bodas fue a 25 de Mayo y en Automóvil, causa risa. Era como salir de la civilización y adentrarse en las entrañas de la aventura, de esa frontera interior que siempre tuvo la Argentina en sus límites con Brasil, ya que nos invadían con gente que traían idioma y costumbres, junto a sus intención de hacer  fructificar la tierra.
Los días del matrimonio fueron difíciles, Lita que no se habituaba totalmente al ritmo casi rural del pueblito, el negocio donde a causa del bar y la cancha de bochas a veces terminaban en peligrosas riñas. Que Tercilio con paciencia patriarcal daba fin sin discusiones, simplemente guardando las bochas, aunque en su cintura dejaba ver siempre un poderoso Smith y Weson 44, por las dudas.
No fueron pocas las veces que Tercilio viajaba a Leandro N. Alem, para buscar mercaderías y ganado que se arreaba a pie con una cuadrilla de fieles peones. Lita quedaba al frente del negocio y en varias ocasiones debió enfrentar situaciones límites, como cuando en un atardecer dos hombres se trenzaron en riña a causa de las bochas y fogoneados por el alcohol, en aquella oportunidad un caballero, de esos que siempre existen y están atentos a los problemas, pidió las bochas, las guardó y acompañó a la joven dama a su casa, ya se vislumbraba el embarazo de su primer hijo.
En otra oportunidad mientras estaba junto a su cuñado Nene vivió una escena escabrosa que relata así:
- Promediaba la noche, afanosa, tejía con avidez, este era mi gran entretenimiento, alumbrada por una luz de un farol a querosén, en el dormitorio contiguo estaba mi cuñado "Nene", sentí como si un cuerpo se arrastraba por el suelo, debajo del piso alto de la casa.  Estuve a punto de bajar los pies, cuando se me ocurrió antes alumbrar con la lámpara ¡Dios mío! Unos dedos peludos, de un ser humano con uñas sucias de tierra se introducían en la rendija. Fui un solo grito ¡Nene...Nene! Vení a ver esto, el adolescente saltó de la cama, ya estaba despierto e inquieto pues también había sentido una respiración agitada y un cuerpo arrastrarse, saltó afuera revólver en mano, pero era tarde, hacia un maizal que lindaba con el fondo de la casa salió el hombre a la carrera, varios detonaciones del poderoso revólver atronaron el aire y algunas luces de casas vecinas y linternas amigas se encendieron, pero del intruso ningún rastro, más quedó el miedo plasmado en el pecho de una joven mujer, como era yo  y su casi niño guardián. Creo que por este y otros episodios perdí a mi primer hijo, que murió enseguida de nacer.
En otra ocasión su cuñado Nene, protagonizó una pelea en un baile y se escondió debajo del piso,  mientras los gendarmes, que hacían de policía lo buscaban con avidez. Fueron también horas de zozobra e inquietud.
El pueblo se organizaba y se creó la Comisión Municipal de Fomento, al frente de la misma fue designado como Presidente y por ende intendente el Docente Miguel Paredes, Tercilio Sartori, fue designado por este como Secretario Municipal. Luego a instancia de Miguel Paredes, fue designado Encargado del Registro Provincial de las Personas. Cargo que desempeñó con solvencia dada su prolijidad en la escritura, que en aquellos tiempos eran apreciables ya que se escribía a pluma y a cada tanto se mojaba el acero afilado en la densa tinta negra y con este útil se producía el escrito. Tercilio influía como todo funcionario de la época en las decisiones de las personas al momento de darle nombres a sus hijos, fue cuando acordándose de su suegro y amigo llenó de Dinartes la comarca. (Ver apéndice documental).
Pero no servía para ser funcionario público, no quería, su objetivo era el comercio y a este rubro quería abocarse con todas sus fuerzas. Y así lo hizo. Recuperado ya por la pérdida de su primer hijo, se puso a trabajar con afán y su espíritu inquieto, su hondo sentido de justicia lo tuvieron protagonizando varios conflictos uno de ellos y muy recordado es cuando hubo escasez de harina en la colonia, él la traía de localidades del Sur de Misiones, su entrega estaba racionada. En esa oportunidad un jefe del Grupo de Gendarmes, quiso presionarlo para que entregara a cada Gendarme una bolsa y a cada colono 10 kilos del preciado alimento como estaba estipulado por ley. Tercilio se negó rotundamente, diciendo:
- Todos somos iguales ante la ley, yo mismo voy a retirar para mi familia 10 kilos de harina y cada familia de 25 de Mayo que compre en mi negocio llevará 10 kilos de harina, sean colonos, comerciantes, maestros o ... Gendarmes.- Esta actitud si bien se aprecia noble y justa despertó resquemores entre los servidores públicos y prometieron vengarse.
Ingenuamente Tercilio cayó en las redes. Estaba prohibido el acopio de Te, una de las tantas pavadas de la política agraria nacional, Tercilio solidario, permitió el acopio del producto de un amigo por un día hasta que llegara el camión, ya que su chacra estaba lejana. El te tiene olor fuerte en su estacionamiento y el olor llegó hasta los gendarmes, quienes con el recuerdo fresco aún de la reparto de la harina, no titubearon en clausurar el negocio de mi padre, con el agravante que precisamente la noche anterior habían llegado decenas de bolsas de este producto. Fuertes tablones de madera bloquearon los accesos al almacén, puertas y ventanas cerradas y la faja de CLAUSURADO. Se pudrió el te, se pudrió la harina y se pudrieron las finanzas de Tercilio, que debió abrir con nada otro negocio.
Para estas fechas Lita estaba embarazada de su segundo hijo que sería el primogénito vivo, con todo lo necesario viajó a Leandro N. Alem, para dar a luz. El hecho ocurrió un atardecer el 11 de febrero de 1958, había nacido Diego Luján. A los pocos días el bebé fue bautizado en la Capilla Santa Teresita de la localidad de Alem, siendo sus padrinos Ramón Domínguez hermano mayor de Lita y Nidia Elvira Domínguez, hermana menor. Con el vástago en los brazos volvieron a la colonia lejana y la vida continuó con sus avatares.
Una tarde Tercilio que era mirón de mujeres lindas, fijó sus ojos en una rubia que trabajaba de niñera en su casa cuidando a su único hijo. La mujer era viuda, muy joven, ya que su esposo había sido asesinado por un maniático que intentó vengarse de varias personas entre ellos el propio Intendente Miguel Paredes y Tercilio, por cuestiones de un camino vecinal, atrincherado hirió a varias personas y luego se mató. Con la joven tejió un romance que tuvo como consecuencia una disputa con Lita, una tarde cuando un mensajero de la mujer mandó a pedir un médico porque estaba por dar a la luz. Lita interceptó la carta y dijo al joven - Dígale a esa mujer que mi esposo es comerciante y no médico. Una bofetada en la cara que Tercilio la absorbió, como acusando la culpa, bajó la cabeza y siguió sus labores.
Con respecto a aquel episodio de dolor y sangre Lita recuerda el incidente de la siguiente manera:
- Fui a buscar a mi esposo un vino, ya que me expresó que estaba muy cansado, pues habían tenido un inconveniente muy grave por la apertura de un camino. -Es de Recordar que mi padre era Secretario Municipal-. Cuando llego al almacén un adolescente de 14 años arriba a los gritos pidiendo socorro, pues un loco está matando gente, le había disparado a su caballo que tenía una fiera herida en el cuello. De inmediato volví a mi casa y le comenté a mi esposo lo que ocurría. Se sobresaltó y exclamó es Osvald, el dijo que nos mataría a todos.
De inmediato llegaron los Gendarmes y se constituyó una partida con civiles, carabinas Máuser fueron repartidas entre los voluntarios, y cada cual cogió su arma, había que poner fin con el irascible vecino que ya había matado a tres personas. Lo hallaron y cercaron, se produjo un intenso tiroteo y el monte repitió en múltiples eco el crepitar de los Máuser  y sordo y fuerte ruido de la escopeta. El hombre devenido en rebelde quería hacer justicia por sus propias manos. Un último disparo y luego el silencio letal. Se fueron acercando, en la trinchera de bolsas de maíz que había improvisado estaba el resultado de los impactos de los fusiles y las pistolas del gobierno, y de algunos revólveres y rifles de voluntarios. Pero ninguna había hecho mella en el terco agricultor que prefirió perder la vida, antes que ceder una lonja de la tierra que cultivó con esfuerzo para que por allí cruzara un camino. El mismo se descerrajó un tiro con la poderosa escopeta, aquel día la colonia entera lloró, pues varias familias velaban a sus muertos, era como si el progreso cobrara en sangre su cuota para señorear en aquel pueblo que cabalgaba las sierras. Culminaba la década del 50 y Tercilio comenzó a mirar otros rumbos. Sus días en la Colonia de 25 de Mayo, estaban próximos a terminar.
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Foto del autor Diego Luján Sartori
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Descripción

Hoy cuando se mira el álbum familiar y se lee que el viaje de Bodas fue a 25 de Mayo y en Automóvil, causa risa. Era como salir de la civilización y adentrarse en las entrañas de la aventura, de esa frontera interior que siempre tuvo la Argentina en sus límites con Brasil, ya que nos invadían con gente que traían idioma y costumbres, junto a sus intención de hacer fructificar la tierra.

Palabras Clave: Viaje pueblo nuevo intendente juez anécdotas

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales


Derechos de Autor: Diego Luján Sartori

Enlace: dielusa@hotmail.com


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