Implorando tu volumen sexual
embeleso de mi saña lobezna
bajo la sombra de nuestro único satélite;
perverso testigo de mi vieja redención
con veladas de ojos huecos nocturnos
y goteos de fastidies ...
a la hora de pensar en tu universo
sin una nota musical
en mi errante vagabundeo
en esta ciudad de mugre
sin encontrar la cómplice de tu piel
locura fascinante
escondida para siempre
en esta extraña enfermedad
que fuiste tú
con tu sexo entregado
a un peón negro
que moviste a tu antojo y no con antojo
sin pensar
en mi grotesca agonía
guardada en mis alucinaciones arabescas
sin entender el silencio
de tu cuerpo mortecino
sin suspiros, sin preguntas
sin tu aroma de manzana
misterio de buen sabor
hecho un poema
en mis orgasmos lúdicos
tenaces en la penumbra
fragmentadora del cuento arrinconado
de tu recuerdo estático
sin el odio obligado
pero sí
con un prólogo en blanco
en el libro de nuestras historia..