En una de esas reuniones exclusivas en donde las personas llegan corriendo ante la cámara fotográfica para salir en las páginas sociales de los periódicos, llega un político hasta un grupo de colegas y empresarios, a quienes les dice gritando, que no hay que moverse para salir en la foto fingiendo honestidad, pues prefiere que la vergüenza pase para que el provecho se quede en casa, mientras la población siempre se pregunta, si el Estado trabaja para el pueblo o para los diputados y los senadores, que luego de seis años de la noche a la mañana llegan a ser nuevos millonarios, pues lo interesante de la política es sacar dinero y no meterlo en la pobreza del país, que, según para él es un mito. Por eso ni le beneficia, ni le perjudica, sino todo lo contrario, pues él defiende el dinero del pueblo como un perro, ya que cuando una indígena le quiere vender una artesanía o el niño de la calle le pide una limosna nunca trae cash, solamente tarjeta de débito, que la llena cada mes ¨trabajando¨ las veintícuatro horas del día y hasta en la noche, pues tiene que contestar llamadas de sus amigos delincuentes, las cuales son interceptadas por periodistas, y él se defienden declarando ante la justicia que si es mi voz, pero no soy yo. Por eso si lo siguen molestando, no tendrán más que dos opciones: ir a buscarlos para partiles su madre, o enviar a sus sicarios a matarlos, pues es un gobernador y no un bombero para ir a ver si murieron niños en una guardería incendiada, pues ¨haiga¨ sido, como ¨haiga¨ sido, él quiere ir derechito a ser presidente, ya que un politico pobre, es un pobre politico y para ganar la elecciones prefiere regalar lavadoras para que la de las dos patas ya no sigan lavando a mano, pues las mujeres son sus animales preferidos no solamente de él, sino de sus colegas revolucionarios que como políticos no pueden ocultar ni el dinero robado, ni lo pendejo...