El encuentro de dos almas que están unidas una a la otra.
Como dos estrellas en el firmamento.
Cuando dos seres se desean intensamente con el sabor especial de la pasión.
De esa pasión que va más allá de un rose físico de esos dos seres.
 
Hablo de esa pasión que muchas veces te impide dormir y razonar, albergando en tu mente a esa persona.
De aquella que te hace reír y soñar al mismo al compás del tiempo.
De esa pasión y amor que se pueda llegar a sentir.
Ese encuentro entre dos almas que se conocen perfectamente.
 
Ese que tan solo con una mirada hace estremecer todo tu ser y todos tus sentidos.
Aquel encuentro que con tan solo una sonrisa, muchas palabras salen sobrando.
Que con tan solo tomar la mano de esa persona.
Logras asi sentir sus miedos, lo que está sintiendo en ese momento.
Te das cuenta y logras entender que esa persona al igual que tú, conoce todo de ti.
Tus miedos e inseguridades hasta esa parte de ti mismo que te asusta.
 
Y es ahí cuando comprendes que esa persona, que se encuentra justamente a tu lado, no, hace falta que acaricie tu piel ni que toque tu cuerpo para hacer despertar todos tus sentidos y tus más ocultos sentimientos.
Y en ese preciso segundo sabes muy bien que amas de verdad a esa otra persona.
A esa que te he ha hecho sentir cariño, amor, y pasión en tan solo unos segundos.
Y empiezas así a entender que el encuentro entre dos almas va más allá de lo físico.
 
Que está en lo  espiritual.
Que está dentro de uno mismo y de la persona que tanto amas.
Y es ahí cuando sabes que ese encuentro es el que te puede dar esa luz que tanto necesitas.
En todo tu ser, en todos los órganos de tu cuerpo, en tu vida, en tu alma, en tus sentimientos en todo lo aspectos de tu vida.
Es ese encuentro que te puede llevar al éxtasis de la felicidad.
Sin necesidad de tocar o hablar con tan solo una mirada ese encuentro se manifiesta.