Terrorismo
Publicado en Jun 10, 2013
Aunque imborrable, madre, quedastes por la explosión, no puedo olvidarte y, aún sin hablar de ti, las lágrimas del recuerdo de aquel pequeño jardín me hacen ver tus manos negras que ya no se podían pintar más con la tierra también negra, que quedó solitaria de tus plantas y rosas muertas. Cada hoja, cada pétalo volaron por el ambiguo mounstro del terrorismo que confundió tu canto de esperanza en esa brisita de febrero con la turbia mentira de tu mal manejo del poder del dinero entregado por el gobierno cuando tú sólo quería caminar en tu sueño forjado con el único ideal de ayudar a todos los niños panzones de lombrices y ojos saltones, cuyas imágenes quedaron solamente en el archivo de las hojas de los periódicos; ingrata soledad de tu felicidad en los bailes que quedaron como crónicas del barrio desde que perdí mi brazo, el cual quedó esparcido entre los escombros con el tuyo porque mi manita iba agarradita a la tuya cuando yo con miedo te acompañada a dar un vaso de leche y un plato de lentejas a mis amiguitos que te olvidaron por sus juegos ...
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