La siguiente conversación ocurrió en segundos...
"Creo que debería dejar de tomar... me está trayendo muchos problemas" fue algo que la cabeza del Gran Catarri consideró. "¿Qué problemas?" fue la rápida respuesta de su subconsciente.
"Bueno... en primer lugar... hay mucha gente que viene, y me da una importancia que no creo merecida."- respondió esa parte lógica y humilde.
"Pero parece que a esa gente le gusta!"- respondió esa parte orgullosa y ególatra.
"Si... pero no se si está bien... ¿qué si me equivoco?"
"Bueno... lo peor que puede pasar es que muera alguien por tu discurso... mientras no pase, no te angusties"
"Ok... pero no sé si morir es lo peor que les podría pasar."
"¿Por qué?"
"Bueno... porque es muy rápido. Es como un atajo que tomas para dejar de sufrir."
"¿Estás implicando que vivir es sufrir?"
"Bueno... a ratos sí."
"... bueno... juraba que el pesimista era yo" - dijo finalmente la egolatría.
"Yo igual... " - respondió la humilde lógica.
"Vamos a tomar entonces" - respondieron las dos partes. Y fueron a disfrutar de lo que quedaba de sus vidas.
Todo esto ocurrió mientras Joaquín Orquídea miraba su botella. Después de un par de segundos, hizo esa onomatopeya que significa "bueno, ¿qué importa?" ("aaajg"), y bebió un sorbo de vuelta.
Frente a él había un periodista con una grabadora. Se encontraba ahí desde hacía un par de minutos. No lo estaba escuchando, pero creyó oír salir de su boca "¿Qué opina de la crísis política actual?"
Su cabeza ya sabía la respuesta. Y algo muy raro ocurrió ese momento. Una pequeña voz que provenía desde su interior, que no quería dar una respuesta y cuya voz era bastante parecida a la suya. Esa voz se fue volviendo en un pequeño sentimiento. "Volvamos a casa" decía. "Vamos. Te apapacharé un rato" pedía.
Una voz un poco mas gruesa, y claramente balbuceando, le dijo "Espera... primero la respuesta", se hizo cargo del cuerpo de don Joaquín, y comenzó a mover sus cuerdas bucales para formar las siguientes palabras:
"¿Cuál crisis política actual? Si me dice de los insultadores y los insultados, siempre tuvimos los dos bandos. ¡Toda la vida se quejaron de lo mismo que quiere que yo me queje! Déjeme decirle una cosa. Una cosa que es más triste que apuntar a un tipo para culparlo de los males de este pueblo y este país. Estas personas que hacen 'política' todos los días representan a alguien, y ese alguien es la gente. La gente está en crisis. Y eso no hay que culpar a nuestros vecinos, y a sistemas políticos anteriores. Hay que culpar a nuestros padres, ya que ellos nos inculcaron, o no, un poco de consciencia para hacer lo que tengamos que hacer para poder salir de esta miseria de ideología, y economía, que vivimos actualmente. ¿Cuándo escuchó a un joven hablar de política? Digo, es como si fuera una palabra mágica para la queja y el insulto... pero, ¿cuando escuchó a algún joven hablar de sus ideas de cómo debería ser nuestra sociedad? La última vez que escuché a unos jóvenes hablar sobre el porqué las cosas están como están, sólo escuché insultos hacia personas de distinto color de piel. Eso señores... hay que agradecerle a la familia. Y para que usted venga a preguntarle a un hombre alcohólico sobre qué opina de la situación actual... ¡¡realmente deben estar desesperados!!"
El periodista estaba con la boca abierta. Era una pequeña gran verdad que se le había revelado. Volvería ese momento a transcribir al periódico la nota, y mañana sería, tal vez, un mejor día para todos los lectores que lean su noticia.
Don Joaquín estaba exhausto. Su cabeza estaba realmente cansada... como el motor de un auto que acaba de viajar 1500 kilómetros, y el está calentándose.
"Bueno" se dijo "echemos agua al radiador, y a dormir". Tomó un trago largo y se acurrucó en su árbol de aquella plaza.
"Bienvenido a casa..." dijo esa voz con sentimiento. Su voz.