Mi padre me obsequió video juegos cuando infante
de primera tecnología
y yo los acepte con orgullo y gustoso
nunca me quejé
estaba lleno de alegría
pero lo que no sabía
es que me volverían lento
y con ellos la realidad evadía
tanto olvide los ejercicios
que el sobrepeso me afectó
tanto el cuerpo como la vista.
No aprendí esta lección
fue solo la mala suerte pensé
y mi padre ahora me nutrió
con cómics e importadas figuras de acción
a las que tanto cuidaba
y amaba
y presumía con todo gusto
se me volvieron adicción
sin imaginar que nunca me convertiría en un súper héroe
sólo en un retraído e inseguro.
Papi;
ahora ya crecí
mírale ahora a tu campeón
a quien tanto le incitabas a ser el goleador del equipo
tirando de patadas a un balón
es esa desgraciada costumbre la que me llevó
a ser el cobarde en el que me he convertido
pateando a mi mujer
¿es esto lo que querías para tú hombrecito?
lo ves, te dije
que no existe mejor regalo para un niño
que un libro.
Es que yo quería ser Mario Bros
o un Spider-Man
pero solo me convertí un hombre atroz
que creció sin identidad.