Una pena enorme, un hueco en el pecho. Claro que duele y mucho. Pero hay que sobreponerse, hay que seguir adelante acompañando más que nunca este proceso iniciado en 2003, apoyando a Cristina porque vienen momentos difíciles, porque acabamos de perder un dirigente de fuste. Quienes hemos transitado estos años de la vida política del país desde la militancia -en alguna época-,  desde el trabajo cercano a las acciones de gobierno,  -como en mi caso- o cercanos aunque con posiciones críticas, como otros, no podemos dejar de resaltar la impronta que marcó el gobierno de Néstor Kirchner .
   Tuve dudas al principio. Veníamos de un país incendiado, con sus representaciones políticas en crisis, hastiados del daño infringido en los años del neoliberalismo menemista  y el auge del pensamiento único.
   Kichner asumió el gobierno con una legitimidad de origen endeble y construyo poder con acciones concretas, es decir, legitimó su autoridad y su estatura política en el ejercicio un mandato histórico que luego se prolongó en la acción de gobierno de Cristina y que no por nada se la emparenta con los años del primer peronismo.
   En estas pequeñas líneas no voy a señalar los hitos de su gobierno, tampoco lo que creo se podría haber mejorado y seguro se esta haciendo. Siempre va a faltar algo y además sería largo y tedioso salir a defender políticas que se defienden por si mismas, que están a la vista y que llevan el sello inconfundible del peronismo en la versión que encarnara Nestor Kirchner y que Cristina deberá sobrellevar de ahora en más con una entereza a prueba de todo. Ella tiene la fuerza para seguir adelante y todos quienes estamos cercanos en  acción y pensamiento con este modelo, debemos acompañarla y defenderlo.
   Vendrán días de recogimiento y reflexión. Todos parecen comprender desde el dolor aunque es cierto que también están - y son muchos- los que hoy han descorchado champagne y hasta se han frotado las manos pensando en un 2011 que se les viene encima aunque carezcan de candidato. No nos hagamos problemas. El establishment industrial, agrario y mediático se encargará de ungirlo para beneplácito de los sectores medios volubles al bastardeo electoralista.  Emulando los tiempos de "Viva el Cáncer" o quizás añorando viejas frases como "Se acabó la leche de la clemencia", saldrán de sus madrigueras las alimañas. Acaso tenemos que explicar lo que ocurrió cuando en 1955 se proscribió la leche de la clemencia y se entronizaron las políticas liberales y empezó a desaparecer la leche de la infancia, las industrias, el trabajo, el Estado de Bienestar.
   En estos años comenzamos a transitar tiempos de cambio. Fuimos creyendo y comprometiéndonos con ese cambio, por eso frente a una pérdida tan dolorosa y tan dura debemos estar serenos y unidos, convencidos que en esta etapa, es menester sostener la fortaleza de la acción de gobierno y no bajar los brazos. Debemos estar preparados para resistir los embates de quienes quieren torcer los logros, de quienes no quieren que el modelo se profundice y solo actúan fundados en su egoísmo y en la defensa corporativa de sus intereses.
   Compañeros, se crece y se aprende con el dolor. Ojala que los resultados del censo que hoy se esta llevando a cabo sean el mejor legado de este modelo iniciado en 2003. Una herencia póstuma de ese animal político que  - lo sabíamos- no se iba a instalar en el café literario a ver como pasaba la vida y que prefirió apostar al cambio. Los dirigentes de raza - Nestor Kirchner lo era- son los que dejan jirones de su vida en esta lucha apasionante de la política. Que mejor manera de morir que batallando por los ideales. No puedo evitar pensar en el dolor de Cristina pero confío en su polenta y en su entrega y no puedo tampoco evitar pensar en Julio Cobos, en la pequeñez de su figura, en su opacado lugar, en la tibieza de su personalidad, en la historia que tiene un lugar para cada uno y que algún día describirá estos días, días y tiempos de unas ganas inconmesurables de seguir creyendo que podemos cambiar y mejorar nuestra Argentina. Hasta Siempre Nestor