Se expande, se sumerge y se encierra, conoce los límites y los barre; caída precipitada y enloquecida, ni santo ni demonio, carrera incierta de los vástagos que empinan la copa, y la balanza, sabe que algún día el destino se hará uno con la verdad, ese día en que las tinieblas se desvanezcan y nazcan nuevamente; solitario, frío y sin lápida, patrón de alguna verdad que se ha guardado en el bolsillo; no lo juzgo ni lo compadezco, poco calculador pero soberanamente libre, dueño de sus palabras e irresponsable, unión entre potencias vacías que buscan llenar el cuenco roto de la existencia; bondadoso e irrespetuosamente respetuoso, sabe que al culminar el alba todos seremos polvo, y en su carrera busca solidificarse; lucha eterna entre el ego que quiere ser y el interior que aun no ha sido, loco disimulado entre un mundo de locos que aspiran por alcanzar una meta que no existe, virtuoso de las verdades propias, silenciador de almas; ahora es dueño de un mundo que no sabe para que existe.