Después de algunos vinos
buena comida y algunas poesías
se fueron los amigos.
Esa  noche me introduje
en  el  laberinto de tus placeres
te  gocé  como un animal salvaje
pues sentí el vapor
que dejaba correr tu aroma
en  tus curvas, piernas, glúteos, senos
y tu exquisita boca
que probó todo
lo que yo ofrecí.
Dormí  plácidamente
porque ante tanto peligro
sentí a mi lado
que tú eras
 mi única protectora
ya que ahora  resulta
 que la pasta de los dientes
produce cáncer.
En la mañana
te acercaste a mí
para demostrarme
una vez más tu amor
con un simple beso.
Mis labios voltearon
hacia un lado
tú me miraste
con dos símbolos de interrogación
que observé en tus grandes ojos.
 Sé que pensaste
que ya no te adoro
porque te retiré suavemente
para defenderte en mis brazos
de mi fétido olor...