Ella, la princesa, angustiada y llorando…
Camino por la búsqueda de los parajes de los Dioses
in consolada del dolor interno
y ese dolor le brotaba al caminar...
Con lágrimas que bañaban sus pies…
 
Muchas lágrimas había derramado en su camino.
Sola.
 
El dolor era una espina que le atravesaba el alma.
Sola.
 
Sin siquiera contar con la soledad que le hiciera compañía.
 
Y comenzaba su camino o danza de mujer femenina, entristecida, por los extremos de la cordura y los sentimientos.
 
Vagaba sola con sus tristezas y agonías…
 
Sus ojos eran las únicas luces reflejadas
en el camino de lágrimas.
 
Y sus sueños y deseos...aun combatían…
 
Sola en el cielo de su gran secreto...
Ella tenia en su destino la posibilidad de concretarlos.
Sueños que jamás había podido realizar…
Un sueño en especial… el amor.
 
Con la lógica retención de su mente atormentada
Sensible...mujer divina
 
Y en su peregrinar…ella presentía que su gran tristeza
Podía llegar a su fin…
Solo necesitaba aceptar lo que su corazón le decía.
 
Y ahora que lo pienso...
y recuerdo sus movimientos de leyenda...
De la forma sensual,
con la cual movía su inmaculado atuendo
al caminar con toda la gracia...
Quizás no caminaba...quizás volaba. Junto a los Dioses.
Tenía presentimientos…
Ella sabía que la estaban observando…
 
En el sonido más profundo,
el sonido que gritaba el silencio de su alma ....
Ya enamorada
 
Su frágil silueta se dibujaba,
Sensual en el paisaje.
Mejor que todo
Mejor que alas de Ángeles
 
Todo su cuerpo temblaba
Mejor que hojas al viento o enramadas…
 
La ansiedad ponía estrellas en sus ojos,
mejor que nubes púrpura
o que nubes blancas que dibujan cielos de niños.
 
Ella volaba
bailaba
Y caminaba
Con toda la gracia
Mujer enamorada.
 
Su cabello ondulado se extendía al viento...
Con movimientos gráciles y armoniosos
Ondulantes.
Que daban la imagen perfecta del viento invisible…
 
Era la Princesita.
Hermosa… como una gacela…
El sueño de todos los caballeros
y de todos los caballeritos.
 
Una princesa salida de un cuento de hadas…
Y el… su príncipe…
 
Su perfume refrescaba un nuevo universo
El propio.
Único
Infinito.
 
Su príncipe…
Alto y perfecto… con su capa negra…
y su espada de luz…brillando al sol…
 
Como una creación paralela
la observaba atento
En la cumbre de una gran montaña
Flameando su capa.
 
Al encontrarla…
La tomó por la cintura.
Cerró sus manos en su talle…
Y atrayéndola hacia si…la besó.
 
Y destellaron los cielos de luz
y alegría encontrada.
Miles de pájaros soltaron su vuelo....
 
El sol sonrió cómplice,
El viento se detuvo, atónito y feliz…
 
Y las mariposas volaban a su alrededor…
Trayéndoles el perfume de las rosas,
De nardos, lirios…
 
La luna, un tanto hipócrita o celosa...
a la princesita envidio
 
Ella… al sol le dijo:
-Oh bello sol… no hieras los ojos de mi amado!...
 
Y el sol de rodillas... atardeció
Pidiéndole perdón a la princesa.
 
Y esa leyenda...
Según comenta el mundo de todas las comarcas...
Continúa viva hasta el día de hoy...
 
 
Así quedo escrito…
En el libro de los Dioses y en el de la vida…
Bajo el nombre de: AMOR
 
Y el bello sol,
Obedeciendo a la bella princesa,
Escondió sus rayos en el infinito…
 
Recapacitó de su exaltada excitación…
Bajo un cielo azul…
 
Y ellos pudieron amarse hasta el fin de los siglos…
Inevitablemente…
Habían cumplido sus sueños…
Y eliminado todas las lágrimas…
 
Quizás tan solo a la distancia…
Pero suficiente…
Como lo es la propia eternidad infinita…
Sin tiempo y sin distancia…