UN RIESGO
Publicado en Jun 03, 2014
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UN RIESGO
Desobedeciendo mi costumbre en las horas nocturnas, de cenar, reposar un rato, prender el televisor, ver noticias,  una novela y algo más hasta las once de la noche; hoy me acosté a las siete, apagué la luz, cerré mis ojos y en la oscuridad, empecé a ver la figura de un caballero de barba, al que yo observaba fijamente y poco a poca iba desapareciendo, convirtiéndose en otros rostros, como de monjas y niños que también poco a poco desaparecían. Y,  no viendo más figuras,  abrí mis ojos, corrí la cortina y el vidrio de la ventana de mi habitación y sentí como si un abanico refrescara mi rostro. 
Me dediqué a mirar el firmamento. Recordé que decían que el mundo se acabaría en el año dos mil., Yo no creía. Lo cierto es que las estrellas se  alinearon en pequeños grupos. y el mundo no se acabó. 
Era importante conciliar mi sueño, por tener que madrugar y dirigirme al aeropuerto el Dorado, tomar el avión que me transportaría al país de México. Casi era imposible conciliar mi sueño, a ratos soñaba que me había dejado el avión y despertaba angustiada.
Llegadas las cinco de la mañana ya estaba yo sentada al lado de la ventana del avión y a mi lado un señor de barba, como aquel que había visto en la oscuridad.
El amable señor, después de saludarme, comentó que por mucho que viajara en avión, no perdía el miedo de sentirse perdido entre las nubes, resistiendo tanta adrenalina. Seguimos hablando de otros temas. Con un poco más en confianza nos presentamos con nuestro nombre y lugar de nacimiento: Me llamo Arturo Rodríguez, de Manizales, Yo, me llamo Isabela Bejarano, de Cali. Arturo preguntó: ¿Vas de negocios, o de paseo? Respondí: “voy a conocer a mi esposo”, ¿A tu esposo? Isabela, no entiendo ¿no conoces a tu esposo? Lo conozco en foto, nos hemos casado por poder hace un mes y hoy ha sido fácil para mí viajar a México. Mi esposo me  espera en el aeropuerto Benito Juarez.
Me dejas pensando… ¿No te parece un riesgo tu matrimonio por poder? Sí, puede ser, creo que todo matrimonio es un riesgo, puede ser negativo o positivo. El tiempo se encarga de decirlo. 
Me gustaría que me explicaras los trámites para la celebración de un matrimonio por poder.
Es muy difícil, son muchos los requisitos y los inconvenientes. Además, yo siento que es un matrimonio a medias, por lo civil, más me hubiera gustado casarme por lo católico en mi país, pero ya es un hecho, espero que nos resulte bien.
Si no es atrevimiento de mi parte, mi querida señora, ¿podré enterarme de su historia de  amor?
No es atrevimiento, veo que la circunstancia despierta curiosidad y esta es mi historia:    Nos conocimos por Internet, desde hace más de un año. Nos comunicamos con frecuencia, enviamos fotos y mensajes. Él se llama, Eleno, pensé que era broma, pero es verdad, así se llama. Yo tenía novio, pero de tanta bella poesía y detalles que me mandaba Eleno, de él me enamoré, y terminé mi relación con mi novio, para iniciar nuevo noviazgo. Dejé herido el corazón de mi ex novio. É l se entristeció y se dedicó a beber. Me partía el corazón el dolor de mi ex. A ratos, confieso, que me arrepentía, porque aunque era un novio celoso, eso no le quita sus virtudes, que bastantes son, pero ya tomada tal decisión, no me podía arrepentir.
Eleno y yo teníamos un inconveniente, ninguno de los dos podíamos viajar, por compromiso de trabajo, entonces, resolvimos casarnos por poder en mi país, Colombia. Un amigo representó a Eleno y se hizo  efectivo el matrimonio, con la oposición de mi familia y amistades que bastante suplicaban que  dejara mi capricho a un lado, que reflexionara sobre mi soledad en otro país de distintas costumbres, que estoy muy joven de diecinueve años, pero como bien se dice “El amor es ciego”, aunque nadie cree que yo en verdad esté enamorada.
 Ha pasado un mes y debo cumplir el compromiso de viajar a México a conocer mi esposo. Tendré que permanecer allí ocho días, para acordar el lugar de vivienda, conocer a los familiares de mi esposo, en fin hacer planes hacia el futuro, luego regresar a mi país. Vender la tienda que tengo de productos de aseo, asistir a las tristes despedidas de familiares y amigos, dejar en mi tierra el dolor de la ausencia y el recuerdo a mis seres queridos. Arturo quedó pensativo. Luego dijo: Isabela ¿estás segura de amar a tu esposo? No sea que tu familia tenga razón y después te arrepientas. A ratos dudo, me arrepiento, pero, ya es un hecho, es tarde para arrepentirme. Quiera Dios mi querida señora que tal historia de amor sea positiva. Gracias Arturo, realmente me precipité, es un riesgo. 
Me interesa mucho tu historia, tanto que ha llegado a mi mente el deseo de adicionarla a otras historias que he escrito, he  publicado y las he vendido bien bien. ¿Eres escritor? Sí, vivo de las letras. ¿Qué temas escribes? Recojo historias de amor, las relato, les doy otros rumbos, según mi parecer. Pido permiso y doy de nombre a la historia el de los protagonistas de la historia.
Una pregunta Isabela: ¿permites que tu historia de amor figure en el libro que estoy terminando de escribir? Claro, me interesa. Gracias. Será una de las historias más interesantes. Pero lo malo es no saber el final de esta historia que comienza. Tienes razón Isabela, y me atrevo a suplicarte que me comuniques mediante mi correo electrónico, los acontecimientos que suelan suceder en tu venturoso matrimonio. Te dejo mi tarjeta con mi correo, y si no te parece olvídalo. Puedes contar con mis relatos de amor mediante correos.
El tiempo del viaje parecía corto por tan interesante charla, pero llegamos al destino, nos despedimos y cada uno seguimos nuestro camino.  
Lo primero que vi en el parqueo del aeropuerto fue un automóvil con un letrero que decía “BIENVENIDA ISABELA”, corrí al encuentro con mi esposo, pero bastante me molestó  que él no se bajara del auto a recibirme. Cuando lo vi sentado en la silla de atrás, acompañado del conductor, sentí confusión ¿cuál de los dos será? Debe ser el que tiene un pequeño y lindo ramo de rosas rojas, ¡Vaya sorpresa la que me llevé! Mi esposo es “enano liliputiense”, ¿qué hago? Fue lo primero que pensé. No a la discriminación, fuerza de voluntad, control, serenidad, respeto.
Eleno, me entregó las rosas, le agradecí. El conductor las recibió y las colocó en la silla de adelante, -en la del acompañante-, e inmediatamente, Eleno extendió sus pequeños brazos para abrazarme y besó mis labios. También yo le saludé. Me desprendí del beso para decirle: ¡Qué bueno que por fin nos conocemos personalmente! Eres bella, más de lo que te ves en las fotos, e inspirado en mi físico, recitaba en verso: Tus ojos color de miel…tus cabellos color canela…tus labios rojos…tu alta estatura…tu espigado cuerpo,  eres mí esposa ¡qué felicidad! Gracias le respondí. Me siguió abrazando y besando, pero mi sorpresa navegaba entre negras nubes y sonidos extraños, como de lluvia, rayos y relámpagos, de tal manera que ni cuenta me daba de las caricias que me daba, como tampoco recuerdo la rima de los versos que con puntos suspensivos he reemplazado.
Seguimos hacia el hotel, de cinco estrellas. Cuando llegamos, nos condujimos a la sala, luego al pequeño mini-bar, ocupado con copas de cristal, botellas de vino y de champaña. Se escuchaba música popular. Seguía la habitación, -especial para enamorados-, que Eleno había reservado. Todo estaba muy bien adornado. La cama cubierta con pétalos de rosa y lindas tarjetas deseándonos felicidad.
Nos acomodamos en la sala, escuchamos música y bebímos champaña. Mi esposo insistió en que siguiéramos a la habitación, pero antes, quiero que me des tiempo y espacio para conocernos más. Ya existe el amor espiritual, pero falta que hablemos de nuestros familiares, de nuestros hábitos, de gustos, de amistades y muchas cosas más, sin precipitarnos a consumar el matrimonio. Tú sabes que los novios que se han conocido personalmente y se casan, les es difícil la adaptación, y sí que lo será para nosotros que hasta este momento empezamos a conocernos personalmente. Cuando estemos seguros de querer consumar el matrimonio, procedemos.  Noté a Eleno algo desilusionado, pero aceptó y me dijo: mañana mismo te presento mi familia. Seguimos escuchando música y bebiendo. Ya entonados pensamos que era hora de dormir. Me vestí de pijama, igual que él, y a la cama, sólo a dormir.
Al día siguiente, me invitó a la casa de sus padres y hermanos. Los conocí: una familia numerosa: padre, madre, tres hermanos varones y cuatro hembras. Me recibieron bien, hablamos sobre mi país, Colombia. Me sirvieron café, advirtiendo que era colombiano y que les gustaba su exquisito sabor. Mostraron el jardín de la casa, la cocina, las habitaciones, la terraza… De cada cosa que conocí contaban historias. Me ofrecieron almuerzo y después, hablamos del matrimonio. Hicimos planes hacia el futuro, después Eleno se despidió para cumplir con su trabajo de Contador público.
En las horas de la tarde la madre de Eleno me invitó a la sala, para dialogar sobre su hijo y dijo: Me siento muy feliz de que por fin mi hijo no haya sido rechazado y que una mujer tan bella como usted lo haya aceptado. hijo es de baja estatura, pero de alma gigante. Quiero que usted sepa las virtudes de mi hijo: Es excelente hijo,  buen hermano, buen amigo, de nobles sentimientos, solidario, transparente, jamás miente, trabajador. Fácilmente se gana el cariño de las personas. Lo raro de él es que no es consciente de su problema, cuando las mujeres lo rechazan, piensa que se debe a que no es millonario, a que él no sabe conquistar, a que no les gusta el trabajo que desempeña, pero jamás habla de su problema físico, cosa que me parece bien y que ojalá siga así Entonces a usted ruego que no pronuncie nada de ese tema a mi hijo.
Créame Isabela que no hay ni un día que yo deje de llorar y de pensar ¿Por qué es el único de mis hijos que así resultó? Mis  otros hijos son felices, les sobran admiradores, ellos son buenos hermanos. Todos quieren a Eleno y le desean lo mejor. Yo lo adoro, pero quien sufre verdaderamente soy yo, sin embargo, es usted quien alivia mi dolor. Ojalá sean felices en su matrimonio.
Quedé conmovida con las palabras de la suegra, procuré consolarla, manifesté admiración por las virtudes de la familia. Le di mis agradecimientos por las atenciones y procedí a responder las preguntas de la suegra y los cuñados sobre mi familia, mis estudios, mis gustos, mi lugar de residencia. Me obsequiaban tacos, nachos, jugos y así pasamos la tarde hasta cuando llegó Eleno del trabajo. Le contamos lo que hicimos todo el día. Después, él me invitó a cenar a un bonito restaurante. Regresamos al hotel, dialogamos sobre mi viaje, mis sueños y pensamientos.
Eleno, preparó su cama en un sofá y dejó la cama doble para mí sola, cosa que me sorprendió y me gustó. Vimos televisión, preguntó si quería vivir en casa o apartamento. Propuso que viéramos por Internet casas y apartamentos  y elegir el que me gustara para rentar. Sentí cansancio y poco a poco me fui durmiendo.
 Pasaron los ocho días, paseando, conociendo, hablando y pensando. Llegó la hora de tomar nuevamente el avión y regresar a mi querido país. Reunirme con mi familia, dejar organizadas mis cosas y responder preguntas que sin falta me harían. Cuando llegué, a todos mis familiares comenté el buen recibimiento, las atenciones que recibí, el concepto de los familiares de Eleno, los lugares que conocí, pero de ninguna manera comenté que mi esposo es enano. Ese comentario lo dejé para contárselo a Arturo, mediante su correo al que dediqué buen rato, aprovechando mi insomnio para escribir y contar detalladamente lo que he vivido y  sentido. Mandé el correo, Arturo respondió, con mensajes de su pensamiento y preguntas: Isabela, ¿qué piensas después de lo vivido en México? Respondí: muchos pensamientos: Mi esposo es enano, el dolor de la madre de Eleno, el reconocimiento a las virtudes de Eleno, mi procedimiento para superar el impacto que me causa el físico de Eleno, mi deseo de no tener hijos, mi inestabilidad emocional y la de Eleno. El esfuerzo que debo intentar para mi correcto comportamiento, ese amor espiritual, carente de deseo sexual.  Mi deseo de hacer feliz a la familia de mi esposo. Dificultad de fingir, dolor de causar daño y muchas cosas más. Mandé el correo y de inmediato Arturo, mandó mensaje: Te envío una reflexión de Pablo Cohelho que dice:
                                                                              “No existe la tragedia,
                                                                                Sino la inevitable.
                                                                                Todo tiene su razón de ser:
                                                                                 Sólo necesitas saber distinguir
                                                                                 Lo que es pasajero de lo que
                                                                                 Es definitivo”
 
Debí reflexionar antes de decidir mi estado civil. Cánta estupidez, cuánta terquedad, qué falta de madurez, qué sorda a los buenos consejos de familiares y amigos. Merezco castigo. Asimilaré mi matrimonio, gústeme o no, pues no es justo convertir en un infierno la felicidad de Eleno y su familia. Principalmente, la felicidad de una madre que ha vivido triste y hoy la consuela mi presencia.Tampoco es justo hacer sufrir a una persona buena como Eleno, que tanto me ama. Sólo queda decir: Adiós a mi felicidad y manos a la obra.
Ya vendí mi tienda, ya me despedí de mis seres queridos. Estoy muy triste, debo esperar que se sequen mis lágrimas y se apacigüe mi dolor. No es fácil, tengo un nudo en la garganta, mis lágrimas empapan mi rostro. Adiós a mi ciudad, a mis diversiones, a mis amistades, a mis reuniones. Me palpita el corazón, pido a Dios que me tranquilice, para viajar y disfrazar mi tristeza en alegría y, fingir felicidad !Qué tristeza! 
Esta reflexión la mandé al correo de Arturo y como siempre, él de inmediato respondió: “Me contagia tu tristeza, admiro tu bondad, aunque prefiero tu felicidad". Ojalá un día te cambie la vida.
Han pasado dos años, sobrellevando más o menos bien mi matrimonio, sin olvidar ni dejar de comunicarme con mis seres queridos, convencidos de mi felicidad. Quien sí sabe mi verdadero estado sentimental es Arturo, que me ha sorprendido con su último mensaje y me he sentido feliz de saber que ya terminó de escribir el libro prometido.  Y en su mensaje me ha dicho:
"Mi querida Isabela, gracias por contarme tu historia. Cada paso que has dado ha convertido mi corazón en  amor platónico hacia ti, como si fueras tú la Dulcinea de Toboso y yo, el Quijote de la Mancha, aunque físicamente Dulcinea no existió, pero su espíritu si existió en el corazón de don Quijote de la Mancha, caballero de triste figura, recorriendo toda clase de aventuras, en sierras y castillos figurados, sin que en lugar alguno dejara de alabar a Dulcinea y siempre fiel y respetuoso la llevaba en su corazón a cualquier lugar. Igual me sucede a mí, con la diferencia de que tú si existes".
Volvía a cerrar mis ojos y en la oscuridad entre nubes volví a ver al caballero de barba, que en el avión conocí, y que en mí ha despertado gran admiración. Seguí leyendo las letras de Arturo y reconociendo que en mí también nació el amor platónico hacia él, y seguí leyendo. 
Mi corazón te lleva a todo lugar, en todo momento y en cualquier circunstancia, así que mi libro terminé, con el título de “ISABELA, MI AMOR PLATÓNICO”, en el que cuento detalladamente tu historia y la mía, “Producto de un amor imposible”
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Lucy Reyes
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Descripción

Historia triste de una chica joven

Palabras Clave: ojos caballero ventana estrellas

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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