La Princesa  Envuelta en un mundo rosavivía como princesa,refugiada en la perfección del amor,en la pronunciación de dos palabras confiada,cegada por la ilusión de su origense entregó totalmente,abandonándose a si mismay con la esencia al descubiertose despojó de lo mas valioso... Hilos negros y blancosentretejía sin darse cuentaal parecer, la combinación perfecta... Mas de pronto, lo blanco se pinto de negro,ríos de agua salada invadieron su tez,las palabras eran falsas,su mundo rosa desaparecióse desvaneció poco a poco,dejando profundas heridasen la ingenuidad de su corazón,de ese tonto corazón... Y los bellos atuendos de aquella princesase desgarraron sin piedad,sin lógica explicación, robándose su dignidad. Desapareció aquel brillo de sus limpios ojos,se esfumó su mundo y se esfumó la princesa... Le quedó solo un lastimero dolor,reflejado en su desafiante miradaque hoy solo calcula imperfección. En sus incrédulos oídos,que poco se deleitan a las palabras.En su duro corazón,que ahora aprisionado y reprimidose niega a sentir rotundamente.En su carácter  tan firme,que la ha vuelto insensible.Se acabó la princesita,se consumió su esencia. Y hoy como antes, se ha levantadotomó de nuevo su bello atuendosu porte y presencia es radiante,todo pareciera haber pasado... Pero nadie sabe, oh que tristezaEs que por dentro...Se ha acabado la princesa... Autor: Tere Quintana Sánchez