• alberto carranza
albertocarranza
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  • País: Argentina
 
 Desde la primera vez que te vi me sedujoun gesto único: ese brillante parpadeo de luzen el océano resucitó en mi la verde pradera,de repente los almendros se pusieron de fiesta,y los arroyos serpenteantes entraron en senda mientras bellas entonaciones distantes llegaron delhorizonte de pronto colmado de locas estrellas.La primera vez que te vi elevaron palomas mensajeras,y sobre ese territorio destellante y húmedo se iluminó,como si vos reinases, un corazón eternamente entibiado.Quisiera saber cuál fue el secreto de este milagro quehoy no deja en mi alma ninguna solvente respuesta....
 De mi boca expiraron palabras fugacescomo es fugaz y precaria una alianzaentre vos y yo.Rostros lejanos se confunden y entreabrensus propias bocas y medallas de flores seimponen a nuestras miradas.Una soga al cuello es irremediable para quiensostiene el amor o para quien burla a la muerte.Secretas tropas azules se difuminan en el cielosin embargo, el horizonte se ocupará con sus nubes oscuras y con su vientoinclemente,  que nunca se estanca,de taponar el azar, de jugar con el amor que ahora es una emoción irreproducible....La mujer temperamental suele crecer en arenas movedizas.Lo comprendí el primer día que vi alnoctámbulo junto a la fogata del Puerto refregándose sus manos heladas entibiando, su alma descarnada o su corazón rezagado.fue en esa instancia que entendí que nada escomo debería ser, y tal vez no pueda ser de otra forma, y que tal vez, sólo tal vez,en meses venideros alguien se apiade.
Ese murmullo manifiesto en la soledad nocturnade noches insomnes que distrae horas  y es cantotenue, o es fuego suave, suave de paloma tenue tenue aleteo de alondra enderredor de mi casa,es de tu voz que a su modo siempre de ti escapa.Ese murmullo que mueve las flores enhiestasen extensos pedestales unidas a la brisa matinales naturalmente de tu voz que apacigua flores.Ese mumullo que amanece con el sol y acariciacon su savia es de tu voz que ya no se cansa.Ese murmullo semejante a la seda más preciada que pegado a mis labios como si nada los rescata,- de manera que es un murmullo que se agiganta-,que fácilmente trepa montañas y desciende hondonadas.Créeme: ese murmullo sólo es el eco de tu voz amada. 
¿Habré dicho ya que mi corazón está deshabitado,que de nuevo estoy solo y el edredón quedó sinaromas porque este amor fue carcomido a ultranza?¿Habré dicho que se abrió una huracán impensabley arrancó de cuajo las alabanzas y los pisos durosde tierra santa?¿Habré dicho que este amor rompió el canon y sefugó por todos los rincones insanos?¿Habré dicho que este amor abandonó la zonade una cálida Bahía para ir al infierno a quemarsus alas?¿Habré dicho que un Adios cerró un ciclo inalcanzablede ruindad y perpetuas mentiras?¿Qué hubo sangre derramada en almas cada vezmás despiadadas?¿Qué solamente trajeron lágrimas y desdichasy los tambores selváticos ensordecieron la espesuraya lastimada?¿Lo habré dicho? 
 Son dos polos de una situación dada:lleno de incertidumbre el cazador esperahaber apropiado el lazo para cazar su presa, pero esta es lider en escapes , no sólo su instinto, su olfato, su vista,que brilla asombrosamente en la oscuridad  es infinitamente desarrollada...¿quién será entonces el cazador?El enigma es parte de la vida, la astuciapertenece a la inteligencia y un sesgo demayor o menor hace la diferencia Sin embargo lo que parece una lucha sin cuartel,termina siendo una sorpresa inédita...
Intemperantes vientossacuden los manzanos y es porque la tierraestalla lastimada,es cuando la fraganciade este amor es arrasaday cuando tus hermosos ojosinvaden mi nada...O también cuando doy revueltas, abro puertas,sacrifico ventanas,lanzo imprecacionesen las noches frías, solitarias.Hasta que de prontobrilla de nuevo esa Venuslejana y tejo y retejocon manos afiebradasla trama de este amorque jamás acaba...
La belleza rendida al testigo apenas voltea en la dirección esperada... Un báculo cae tamizándose de tus manos crispadas por el frío inhóspito, por la aurora boreal impensable en tudesusada, inquietante mirada,tañida por el odio aún luce deslumbrada,aún luce  en un espejo de oro porquevislumbrada por el resquemor añora todavía una esperanza.Pero derrotados con alabnzasignora mis agudos fundamentoscon alabanzas y aunque tu cuerpoderrame vida debo dejar pasaresta cruel ignominia de no poder amartey en mi resignado ignorar tu amor silencioso,se forman llagas en ese amar incierto de huecaspalabras.Tan incierto que al ser testigo sordo y mudo, fustiga el odio que ya no redimeesperando un milagro que lo castigue.    
Acecha el nuevo día y aún no te atrevesa cruzar mi fuego ardiente.Acecha otra noche y tu amor me cubre con un edredóndel cual gustas su calor de cobre.Acechan dormidas heridas y cuando el miedo acecha sólo puedenverse látigos crucificados.Acecha un nuevo día y aún no te atrevesa mirar con tus ojos poblados de estrellas,mis labios casi clandestinos.Sin embargo no es hoy tu negada respuesta,entonces prosigo esas ráfagasque auguran felices momentos.Me enredo en ellas y en tu frentepues en la agonía de la pasiónronda siempre la vida y la muerte.
En noches impertérritas se instaló de pronto la infamia,forajidos ansiosos de sangre irrumpieron las calles,hicieron añicos faroles, parabrisas, luces, debían ahogarlas ideas con sus armas, debían matraquear con mentes cerradas a quienes pensaban distinto y con sus sablesdebían dejar el tendal de caras  rebeldes destrozadas,a esos vacilantes pájaros muertos que aleteaban libresles abrieron tumbas en las frías calzadas, los hundíana patadas, a trompadas, en un soberbio festejo de poderles abrieron jaulas donde figuras sombrías martirizaban,jaurias demoliendo encrucijadas, torturas refinadasy cuando estaban inertes los cargaban, los drogaban,  los metían en aviones y los tiraban al río inapacible,los convertían en entes, en figuras negadas...Durante esas luctuosas madrugadas un desgarrode silencio nutrió de sangre la hermosa nocheestrellada...
 "Piensa que si infliges una herida a un poeta su corazón sangra como el de una bestia degollada"
Ese mes murió mi alma con tu alma,fue una canción de violines que treparoninfiernos, ocultas miradas se abalanzaronrenuentes a la desesperanza y al jugar conlas emociones, al caer inadvertidamente,sube la cumbre, transforma una musa,rompe cualquier lustre de piel desaforada.Ese fue el mes: tu alma murió con mi alma.  
 Si las heridas se esparcen por doquiery hago sólo mía tu extraña añoranza,mi corazón resonará con los armoniosossonidos de las cuerdas de una guitarra.Haré mío el oportuno crepúsculo y después la incipiente alborada...para que traslades tus sentidos a los míos.Y si un inesperado lamento me aquejaragiraré sobre mis pies lastimados y los descansaré sobre girones de almohadas.O si de repente el viento inclemente retorna,transformaré mi alma en almibarado perfumeen dulcificado jazmín que invada el olfato,que solamente sea causa de carcajadas,que oculte los púdicos gritos de urgencias, de ardorosas pupilas por el invierno desencajadas.Y ya que al amarte hice fértil mi desesperanza,aunque cierto desencanto acuda a mis ojos,lo devolveré a mi interior, sucumbirá allí, sólo,ya no turbará ningún recuerdo ninguna triste mirada,luego todo mi vigor se llenará de todo tu vigorluego toda tu esperanza será toda mi esperanza.    
Cada noche vio la muerte,pero la negó y hubo salvación.Cada día pesó la sin razón y acada momento retornó el odio.Lo espantó su propio rencory volvió gritando: " ¡He muerto!"Hubo un retorno en labiosbicéfalos desangrados...bicéfalos...desangrados...¿Por qué ese grito te deshonra siempre?¿Por qué no purgas nunca tu conciencia?¿Por qué se pudre en vos mismonutriéndose de ubres vacías eternas?  
Y por esta vezmis penuriasfueron trémulas hojasfurtivas que videpositadas en mis suelos;de repente la suavebrisa otoñal las movióhasta que por fin se hicieronun colchón en el sendero mansoy quieto...Esmeriladas hojas quemiran solamente el cielomajestuoso y a la nocheesperando un beso tuyoque las vuelva perdurables. 
 Yo se que un rayo luz inmenso y rugienteentró por tu ventana; pero no se si fui yo quien suavemente se deslizó en tu cama  Yo se que me amaste de una manera ferviente,y llegaste a un desgarro al entregar tu almapero queda en el misterio si tu dulce calorera yo quien frecuentaba...Yo se que ese relámpago invernal me mostrótu cara, tus labios, tu ojos, tu corazón amada.Pero no se si era yo quien exhalaba sutilesllamaradas.Se que de esas noches impudentes escapé al fríosin embargo nada colmaba la sed de mis entrañas.No se si fui yo quien por fin consiguióla paz y la calma.Tampoco se si fui yo quien agite dulce y tal vezcruelmente tu piel de seda prensada.Sólo se que era yo quien te amaba y no esevoraz espejo sombrío, sudario píncelado de nada.     
 Ese murmullo que llena la soledad nocturnaese murmullo que distrae mis soledades,  y que como un tenue canto abriga mi almao que acompaña la brisa matinal y luegoal sol que le da brillo a las flores que colorean las mejillas del verdoso jardín;ese murmullo que trae un viento inesperado,columpiando un anhelo fortuito y lejanoy que semejante a la seda se pega a mislabios,que acaricia mi frente con sus sones mágicos,ese murmullo apaciguador de mi añoranzaes  de tu voz que se apoderó para siempre de mi corazón amada...
Hoy amanecí arrasado por el fuegoregado por la pólvora de mis sueños.Hoy, como si de nuevo me visitases- aunque nunca estuve seguro de tu presenciatampoco de tu ausencia- me acerqué a tus huidizoslabios para comprender el límite de tu amor.Hoy mientras este fuego se esparce por doquier,mientras estas llamas arrasan mi lecho infamado,procuro penetrar en  el portal de tus caderasdonde cierta luz tendenciosa desdibuja escamas que gimen y gimen y gimen en azarosas sombras. Pero ese gemido se produce a un compás desconcertante,a un ritmo volcánico y esporádico que jamás claudica.Y entretanto, Hoy, con el alma en cenizas digo:" Nunca olvides que Dios se acuerda de ti y de mi"    
Amar en sábanas rosas y pisar  el aire y elagua.Caminar con nuestros cuerpos por lossenderos en brasas...Amar sin desilusión ni temor en sábanas blancas, morir cada vez y renaceren el silencio de nuestros corazones.Amar es cambiar las formas de la vidaromper en los riscos como en la pleamary retornar al Océano... es orbitar en derredorde un  sol enorme como indómitoscorceles... es correr ágiles por el ancho prado y como afanosos gorriones labrar nidossobre nudosas ramas, sobre mullidas hojas.Amar es esperar, es aguardar, es avizorardesde la cumbre blanca de la montaña ydejar aquella estela amorosa al descender...Amar es salir de pronto del bosque con manosapaciguadas yendo hacia el nunca jamás...
Fuiste tan lejos en tu andar incierto y febrilque sólo hallaste ansias donde el pasado yadejo de ser.Ninguna otra cosa más que huecos párpadosen muda expectativa.Ninguna otra cosa más que la orgía de rayos al puroacecho, incinerando corazones transidos de amor.Fuistes muy lejos a llenarte de placer y a cambiohallastes derrumbes de estupor.Estallaste en rosadas pieles palpitantes que nunca fueron pétalos repletos de compasivadulzura, porque en ellas se aposentaron siempre delicadas cadencias de tristes melodías,tristes melodías de noches de plenilunio,velozmente disipadas y velozmente consumidaspor el hastío al diluirse en los bravíos celos dela bruma y en los inmortales pasajes fecundos, y en los inmortales vuelos de las palomas en lascornisas y dinteles y en las agrupadas columnasdonde a su modo corporizan la ancestral pasiónque jamás dejará de dar sus frutos.Y entonces, durante la entrega incondicionalde las almas ya desnudas de vilezas,nadie tirita soplos de las andanzas por lainfinita nieve. Desde entonces nadie desea aventurarse areabrir el camino a la simples lágrimas de algúnfinal imprevisto....
La fuerte lluvia sembró calles vacías,sin embargo despertó verdores en los parques,en las extensiones de campos y en las plazas.Una bella brisa tuya inundó con suaves aromasel instante en que pasaste por mi alma y yaen plena calma de un pasajero violín se apagóesa luz que tanto amas...¿Sabes? Quisiera ser gaviota; alcanzar de prontotu figura y apenas  rozarla, apenas como apasionado fantasma.¿Me dirás por fin que me amas?¿Por qué me lleno de Litof y añoranzas?Frecuento estas noches tu voz seductora,frecuento tu risa de manantial serrano.Y esa voz tan dulce, ya cansada es unbálsamo para mis  revueltas entrañas.Al evocar tus palabras evoco tu Patria,porque cuando los corazones se unennada, tampoco la muerte los separa.Por ello; cuando sueño sueño que sueñasy siempre que sueño sé que me amas... 
Hoy es como si no nos viésemos,el ídolo fue aplastado por el cienode un corazón impiadoso y polar.La vida se voló de todos los balconesy tu dolor se deshizo en madejas,dudas que complacen las dudas,perdones que rechazan perdonesy en ese acendrado rencor te alegrasde no renacer y dejas las cuitas porculpas, lágrimas silenciosas y secretasensucian tu hermoso rostro rehuído.No mires, ya que no puedes, la marchitezdel tiempo, no inclines tu faz desencajadaporque los molinos son piedras que trituran.No mires el amor que no te apetece,ni arrastres la sed del Universo diseñadosólo por Dios para que vivas con sueñosque has roto creyendo en tu pobre razón. 
Cuando mascullas frases de despecho,me quedo quieto y sin respuestas, y como si contemplase la luna inmensa bañada por una luzdeslumbrantesaliendo del ocaso marino,me quedo mudo, me quedo libre, y en esa paz del rumor de las olasme disculpo y me perdono....    
Si puedes dar y recibir en cada instante,en cada momento y en cada latido......¿Qué más puedes pedir a la azarosa vida? 
Miríadas de veces, como trémulas hojas furtivaslos dispersos Cisnes cautivaron el aire denso,procuraron el jolgorio abrazador del ritoy arrasados por el instinto incomparablecon ojo avizor treparon la premura incierta.Porque los Cisnes perciben en su cortejo,la infalible música un festejo de aromas,y cuando cimbran sus largos cuellosy ensayan sus aleteos majestuosossus escaramuzas invitan a esmerilarla búsqueda, incesante búsqueda que nunca se sustrae del amor incierto.Una demorada efigie del lago trasparenteexcita su instinto, reflejado en su eleganteplumaje sumergido en aguas pasionaleshasta derrotar la penosa muerte que si seensaña, parezca un ballet inolvidable.
,Luego que tu cabello recogido en el sueñose dispersa,luego que se evapora con el viento venturososobre la espuma salobre de la playa,suelo perecer en la indolente nocheinsegura.Desabrida noche que sin amarme juegaconmigo.Sin labios resplandecientes que mitiguenmi sed.Sin ningún gesto ni la tibieza de tu alhomada.Sin siquiera tus dedos temblorosos arañandomi espalda.Soy, pues, como incolora flor sin marcaque reitera que un abismo sin culpa nossepara.Después, imagino el bello paisaje, el detu bello rostro... tan bello perdiéndoseen la nada. :
 " Sin ilusiones el mundo  pierde toda la belleza para transformarse en una pobre bolsa llena de harapos".
En el ámbito abierto a los encontradosvientos y a la arena en suspenso,el aire mira hacia abajo y su innata curiosidad lo desciende sin premura.Lentamente nubes cíclopeas se hansobrepuesto y dispersan por doquier,Los raros y extraños capullos arbolados,enfundan montañas de mil formas, incesantes, imprevistas se transformanen huecos ferrosos,en verdes extrañosen aplanados salitres ahondándose ensuperpuestas placas de color cementado.De ese cielo poblado por cúmulos nubosos,de ese azul como nunca quieto, inmóvilcomo nunca quieto, como nunca manso,extraigo mi paz porque nadie lo habita.Nada es más que el asentado silencio,nadie puebla esos sutuosos parajes inmensosy sin embargo pletórico pues allí hay vida.Un Ejercito inaudito acompaña el insinuado pasosinuoso con  sus  alas mansas quebradas, y sobre el Macadam de lejanos espejismos,de adorado estío,se adhiere el ejercito rugiente, voraces motores hacia el Sur,hacia el estehacia el Oeste circulan en todas direcciones¿pero acaso eso interesa?No, pues de repente se rezagan yaventuran una inmolación que los deshagaporque al final impone su movilidad la máspura soledad imantada.
Porque fuiste herida y deshonradavolaste con premura dulce pájaro entre nubes informes, en suspenso,sin pedir nunca hojas perdidas.Tu mudez no adoró jamás falsosídolos escondidos con pena encada instante preciso cuando yacías de espaldas aprensiva.No proclamaste clemencia y unamúsica noble hendió la afilada espinaen tu ultrajado corazón de rosa.Volaste hacia un mundo diferente,dejando respuestas inconclusas,odiabas la carroña del pasado,odiabas cualquier desafío inútil.Sólo en el silencio vos creías,sólo en el frío prenatal vos creías,y desapareciste con un estertorsin dejar huellas de tu alma.Se que te despediste de mí,en esa ráfaga postrera quepesó mílesimos imaginarios yque estremeció mis entrañascon un recuerdo perenne, para siempre inolvidable.
Nunca podré olvidar el himnoque a despecho del aire pulidoinmortalizó la destrucción,con dos meteoros aterrorizólos rostros ingenuos y amotinóen el infierno a los perversos, sólo con la siniestra magnitudde los inmisericordes fanáticoscuyos mártires secuestrados,sesgados por la impotencia, traspasaron  malsanas ideasvieron atravesar forjados aceros, vieron abofetear libertades,  aunque exclamasen: ¡Dios mío!En esos 102 minutos crueles el mundo ganó difamación y ruegos,imprecaciones nunca presentidasfueron enclavadas en el bullente gentío.que arrastró la carga del enigma, a través de escombros y muertos,a través de lamentos y desvelospara lograr de un pecho húmedoalgunas migajas de milagros.Y no lejos del juego del espanto,la multitud caótica huye al Este,volteando hacia lo alto paraver quien fue el que cayó primero oquien fue el último en caer muerto.Para ver héroes ensayando eléxodo porque nunca son de barro. Para ver atrapados en fulgores quemantes y humaredas crecientes,la desvastación de las conciencias,el despeñadero que colapsa y el miedo.Nunca hubiera sido tuyo ese dolor,o ese redoble de sirenas incansablesni ese desgastado ritmo de compásabsurdo que enlutó a torrentes, ni esos rostros trisados e informes, ni esos papeles inmortales dispersos,Ni esos rostros enérgicos que condenanla desvastación con sólo el estupor,por aquel raro y extraño castigo, que ni siquiera implica la demencia,y carece por ello de todo sentido...
Seductores mensajeros de las playasen rasantes vuelos extinguen la plétora del descomunal aljibe densamente poblado. Se han aventurado por única vez sobre esemar incógnito,Por única vez han danzado en los brutalesespasmos de la pleamar,por única vez han roto cadenas y triturando riscos,Y en ese gigantesco rumor se desmoronan.En esa eterna invasión de la infiel arena,penosamente infiel con el sol se ensañan,y en ese cielo morado verdoso contrastante,ejecutan ritos que aplanan la enmudecida visión,una visión del todo enigmática del solitario de la pipaque desanda las huellas charqueadas y sombríasde la caverna por él atravesada, por él holladahacia el portal igual que los inumerables pleniluniosque evoca su pesado andar, que evoca musitando conlabios resecos una plegaria triste a ese templo sin nombre,+de repente desnudo, de repente en absoluta calma. y en su gigantesco rumor se desmorona,y en su eterna invasión a la arena infiel,penosamente infiel al sol que se ensañaen el cielo morado verdoso contrastante, para ejecutar aquel rito que aplanala enmudecida visión enigmáticadel solitario de la pipa que desandalas huellas charqueadas  de la sombríacaverna para atravesar el inmenso portal hollado por inumerables plenilunios.Para que el hombre de la pipa evoque en su pesado andar,evoque y musite con sus labios resecosuna plegaria triste a ese templo sin nombre.
 Ayer, con las hadas y ninfas sustraidas del bosque tapaste tus ojos y fuecomo si los espejos de agua te cegaran. Fue como tratar imagenes rezagadas,que inauguran fiestas absurdas porqueno te apropiaste de un corazón lacerado,porque no pudiste modelar conjuros,o reconciliar la diversidad del amorcon herejes mortajas ebrias,que no ansían perfumes enervados,ni caminos sin dioses,que no se visten de seda ni de terciopelopara deslizarse con la lentitud del caracol,o para derramarse en el placer más idiota.Ayer, los ruidos falsos del desamor,repercutieron en el aire viciado sinlograr arruinar las hermosas amapolasNi volar bajo ni alto fue el vuelosobre esas rocas dispersas en el río.Ayer, tus ojos no vieron nacerlas montañas nocturas que lloran,ni en la entrega fueron sobados tus senos, ubres de lunas clandestinas,que nunca se reconcilian contigo.   
Desde que la memoria pertinazno alcanzaa cubrir el fruto tibio de lo prohibido,ni el intenso pesar que he sentido alolvidarlos abrazos de tus anillos dorados.Con esas mejillas que derrotaronla ceremonia del amor.Dejando mi pecho al abrigo de laausencia,con la presteza que retuerce y desgarraen un momento de frío a la intemperiedonde el corazón, que ardió tantas veces,prosigue anillado en tus llamasy supo que no habrá más penas,tampoco olvidos,ni desbocados deseos salvajesni muecas extrañas,ni entradas al sitio donde guardascon temor reverencial,el delicado ultrajede una noche solitaria de rasgosimpresos,en un suelo de desencantos y poemasahora desparramados en los senderos,en las dispersas hojas otoñales,poema resistido....Resistiendo en vano a la pulida   negativa que tiene cierto alcancey resbala por tus mejillas asustadasy al final, al finalen la oquedad del día cuando se queno estarás...
Hoy estás furibunda, desenfocada,desparramas lujuria como estocadasvergonzantes melodías, tenaces que me desangran.Todo se confunde en esa ruidosamatanza.Y hasta lo impreciso se adueñade la nadaque hoy asume color rojo carmín,o aquel viejo color  azul Franciamientras te desnudabas.Y escucha, escucha bien...Y fue en esa morada ya inexistentey desheladadonde lo sin par corroyó tu disolutacalmaque igual que tu pericia que disteen esa cama , en ese colchónque guarda restos consumidosde la lucha sin pausa,porque allí no bastaron mil besospara que concedieras con tus piernasimplicadas el amor que apenas derramas.Hoy divagas, ahora con tu menteextenuada.Hoy, te cristalizas, te desparramas, te vuelves cáscara.Luces un ademán despectivode hoja trucada...
Sueles aparecerte en horas crepuscularesdeslumbrandocalladas noches de perjurio y de espanto.Con ese taconeo cadencioso pasas debajo de las farolas yte detienes sobre las azoteas pero....¿ adónde huyes joven fraganteque crispas, postras y hielas mi sangre?Sólo entonces te digna mirarme.Detenida ante la plazate balanceas al mismo ritmo queasperge desde la fuente,con aire desvaídoderramas la dulce miseriaque cunde del miedo.En el hermoso cuerpo estatuado,con absoluta indolencia asomade tus brazos presuntamente mórbidos,de diosa antigua,el delicado mármol que con máximoesplendor germina,como el son del bandoneón que lastíma.Sueles aparecerte en horas crepuscularesdeslumbrandolas calladas noches de perjurio y de espanto.Tu solitaria figura debajo de las farolas es quien en la calle vacía renacey cada vez que allí llegaes quien a mi alma amordaza.   
 Deberías ver cada mañanael imprevisible recorridodel Colibrí que supera todamirada con su veloz aleteo.Deberías ver su ansioso yhuidizo sondeo de la corolaque también supera el hastío.Pero hoy, por singular percancese topará con la tramposa,esa refulgente vidriera quelo doblega,lo aplaca,lo ciega,lo acosa y que,cuando caedesprende de él plena belleza.Y ya que ante tamaño ultrajenada hay que pueda yo hacer,me quedaré solo, mudo testigotriste ante el yaciente plumaje. Tal vez resurgas bello Colibrí,  y vuelvas de pronto al nuevo día y sin turbarte libarás de mi estambreserá ese el día en que mi corazónobtenga de nuevo ardiente coraje. 
Nadie sabe de tu figura ni de tu premura,nada de tu solitaria morada escondidatampoco de tu frescura,ni de tu dulzura,ni siquiera de tu secreta victoria esculpida.Tampoco nada si casualmente estás dormidaNada de tus paseos en la rocas placenteras,ni del horizonte rojo donde te apeas paraver en la lejanía la vieja playa encendida.Nadie sabe si tu estilo es lozano o simpley si es vano rescatar de la necia memoriaeste pobre mundo procaz ya sin historia.Nadie conoce de esas olas y de ese viento,que recorriste trasuntando sentimientos.Tampoco nada de los castillos de arenaderribados por la inclemencia marina.Nada tampoco de los amores que fueronNi de los temores,ni del lastimoso y peorlamento, de la sangre triste, tan triste y penosa que apenas corre por dentro.
El amor fue doblemente lanzado a las furiasgriegas tanto como a los perros,y las cascadas apenas cubrieronaquel incendio.Los soles no pueden apagarse enmilésimos.sin fulgor las estrellas se fueroncomo durmiendoarrulladaspor extravíos que no comprendo.La plena claridad y su belleza secaronhasta el aliento.Estupores y desconciertos castigancon el venenoque va por dentro.Todo adorno a tu belleza es comovelase derrama y coagula.Simple certeza de brazos viejos.Al animal le urge la voracidady abrazado a tu piel se aferraal vientosin obtener perdón sino recuerdosde pupilas vencidas plasmadasy tachonadas en un desierto.
Cuando ningún tiempo cierra las heridascomo una guillotina enloquecida que caesobre un cuello de bardana,sobre un hombre de máscaras,tu corazón es partido por el hacha inesperada.Cuando la flor estrujada por manos innobles,por manos de guantes oscuros,con agujas de puntas aguzadas,con la tempestad que arrecia en las entrañas,dejando un tendal de rosas asesinas,debajo del tronco seco,con la lluvia atenazada,y sin ninguna cordialidad frente a tu puerta,entonces será para siempre cerrada la mortíferacala, pues un eficaz encierro inunda esta casa.      
Se descalzó la adversidad repentinay en su firmes, pudorosos contornos,tropezó con esas baldosas que mojaronel rocío invernal.La alzada voz del sombrío vendedor dechupetines,  el fulgor con que frota sus gastadas manos,el carrusel de pasos torpes de los cartoneros,el aire terco que oscila y deslumbra tus ojos,fueron testigos de tu enojo conmigo.Sobre el desnudo paisaje de árboles,emergen destellos salvajesque malévolos te acercan a mi vaho,misterioso horror pues alguien tambiénte acerca mi cuerpo enfriado por tu cuerpode espectro nocturno.Y surgen temores compartidos,lúgubres miradas emplea la monotonía,para achicar la distancia de sueños incoloros.Y esa desmesura preanuncia perfiles de coronaamorosa, desdichada... de ti que ya no sabesamar la ternura.
Suelo perecer en las noches indolentes e inseguras,imaginando apenas premuras voluptuosas y una luzblanca como plata molida, ondulante e indefinida,por donde te evades y luego rehaces y aparecetransformada la efigie o la estatua sabiamente modelada.Suelo perecer y sin embargo tu verdor deslumbra,y adivino en tu incognita la pugna de un beso duroy cruel tan mordiente como el de una serpiente arpía.¿Es tal vez una idea peregrina, procelosa o calmada,la de apreciar tu ondulante cabello que se dispersacon el ligero viento  sobre el sólido brillo marino?Suelo perecer cada noche indolente e insegura,desabrida noche de ojos ciegos que juegan conmigo,prolongado juego de labios que casi mitigan mi sed,pero sin gestos y sin la fluída tibieza de tu almohada. y sin siquiera tus dedos excitantes y temblorosospresionando, rizándose horriblemente en mi espalda.Suelo perecer cada noche indolente e insegura,soy pues aquella tensa e incolora flor sin marcaque refulge y repite que un tiempo nos separa.Después, cautivo de un  rostro cruel agobiante,entiendo que nada entiende y no perdona nada.  

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