El Tesoro De Lifewilly
Publicado en May 02, 2013
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                                                       El tesoro de lifewilly
       En una ciudad del norte de la provincia de Mendoza. Vivía un niño, que le encantaba la astronomía, y una pregunta le circulaba por  su pequeña y curiosa mente cada vez que observaba el cielo nocturno en compañía de su padre, el cual era astrónomo de profesión. Habrá vida en otros planetas o pensar esto es una locura.
       La idea de averiguar esto lo ponía cada vez más expectante. Por lo que observaba el cielo en busca de algo que le confirme si esto es cierto o no. Sin embargo un suceso extraño confirmaría esta idea que para algunos sonaba descabellada, no obstante nadie sabía si esto es posible o no.        
       Una noche mientras observaba  ese cielo invadido de estrellas. Un extraordinario suceso lo sorprendió, entre dos planetas de brillantes colores había algo que se movía y no dejaba que él lo enfocara con su telescopio. Una mancha de un color muy extraño se acercaba cada vez a la atmósfera de nuestro planeta, por lo que su tamaño iba aumentando sorprendiendo al niño, a quien el miedo lo invadió al no saber qué era lo que se aproximaba.
        Que era esto, y porque se dirigía a la tierra, esas preguntas invadieron la mente de aquel curioso niño, cuyo nombre  era Agustín. Presa de la curiosidad y el  asombro el adolescente no podía sacar sus ojos de ese objeto que por sus sospechas padecía ser un meteorito. Al acercarse más a tierra pudo descubrir que era una nave, sin embargo quien la conducía y porque lo iba a visitar a él, esas preguntas circulaban por su sorprendida mente como autos lo hacen por las autopistas de todo el mundo.
        El sonido que emitía aquel vehículo espacial, lo tomo por sorpresa. Una música muy agradable invadía aquella fría atmósfera nocturna, la cual padecía impenetrable. Mientras la nave de forma triangular en su parte superior y ovoidal en su parte inferior y de un color pastel poco común aterrizaba en el patio de la casa de Agustín.
       La forma de la nave sorprendió tanto al niño. Que no se percató que el aterrizaje permitió la apertura de una puerta con forma romboidal emitiendo un sonido que era atractivo al oído. Tres seres de un color violáceo y melena azulada descendieron de esta. Mirando al niño a los ojos comenzaron a decir en un tono muy bajo pero aún asi audible
-          Somos los habitusotrerplanetus,  somos los encargados de decirle a los terrícolas que hay vida en otro planeta. Como vos te preguntas si esto es cierto o no. Hemos venido a  confirmarte esto, pero para eso deberás acompañarnos a nuestro planeta,  en él podrás confirmar que ustedes no son los últimos habitantes de este maravilloso universo. ¿quieres acompañarnos?, además usando la gran inteligencia que caracteriza a los humanos, deberás buscar un antiguo objeto que luego se te dirá que es exactamente. Este permitió que el milagro de la vida se hará posible en un ambiente poco favorable para esto. 
-          Claro, me encantaría, vamos, quiero saber que otros seres viven en este universo tan inmenso y poco conocido. Respondió Agustín mirando a ese ser tan extraño que sin que él se percatara emitía luz con sus manos y cabeza.
-          Ven, sube a nuestra nave, y por favor agárrate fuerte, su gran velocidad puede hacer que te tambales y te caigas, comento finalmente habitanplaneti acompañando al niño hacia la gran puerta romboidal de la nave, que tenía luces de todos los colores existentes y otros más que el niño no conocía.
El vehículo se elevó momentos más tarde. Llevando al niño a ese nuevo mundo intergaláctico, que no pensaba conocer ese día, pero que la curiosidad que sentía hacia la posibilidad de que exista vida más allá de su planeta lo impulsaron a visitar. Poco a poco su casa y sus amistades se alejaban como lo hace la infancia en la vida de alguien. El espectáculo de estrellas brillantes y asteroides que pasaban a velocidades impresionantes invadieron las ventanas redondas de esa nave, haciendo que Agustín no pueda sacar sus ojos de estas.
Momentos más tarde, esta aterrizo en un planeta completamente nuevo para el niño. Construcciones extrañas ocupaban el suelo de aquel cuerpo celeste, además de que era habitado por seres similares a los que lo habían ido a buscar. Todos con melenas de diferentes colores, las formas de sus cuerpos hicieron que el niño se sintiera atraído hacia ellos, especialmente la belleza de una habitusotrerplanetus hizo que solo pudiera verla  a ella y sacara la vista de todo aquel mundo extraño y nuevo.
 Mientras sus pies lo llevaban por ese terreno desconocido. El amor hacia ese ser tan hermoso y poco común invadieron su alma y lo obligaron a quedarse allí.  Lo podía hacer, o por ser de otro planeta debía irse, esa pregunta corrió su mente como los maratonistas lo hacen por los circuitos de atletismos de todo el mundo. El buen trato que recibió antes de dirigirse allí hizo que sospeche que sí podía.
 Aun así quería preguntarles a quienes lo habían ido a buscar si lo podía hacer, porque sentía que estaba invadiendo su planeta. Por esto acomodándose la garganta un poco ronca por la sorpresa y vergüenza que sentía por haberse enamorado de un ser de un planeta del cual él era solo un visitante susurro
-          ¿Puedo quedarme a vivir aquí con ustedes?, porque me encanta este planeta, además me he enamorado de ella.
La última frase la dijo señalando a una habitusotrerplanetus que estaba cerca de la nave, cuyos ojos habían invadido irremediablemente su campo de visión. Uno de los seres más amistosos del planeta le respondió en una extraña lengua que por su gran inteligencia Agustín pudo descifrar
-          Claro, amamos a los terrícolas por su inteligencia, además nos caes muy bien. No me sorprende que otrerplanetas te haya enamorado es la habitante más bella del planeta. Te guardaremos un lugar en el gran castillo de habitusotrerplanetaslandia, allí podrás dormir y hacer lo que quieras.   
Luego de decir esto, el ser condujo a Agustín, por un camino de extrañas construcciones. Además del viento fresco que invadía el ambiente que circundaba. Vegetales de olores dulces y desconocidos para él niño habitaban el bosque que bordeaba aquel camino que tenían que hacer para llegar a donde sería su hogar durante su estadía allí. Mientras caminaban un alto castillo con formas extrañas en sus paredes se podía visualizar por encima de sus cabezas, y se podía notar como se acercaba cada vez más, allí descansaría para la gran misión que le esperaba al día siguiente.
Sus camas de sabanas aterciopeladas y sus doseles. Le permitieron que un profundo sueño le permitiera descansar después del gran viaje intergaláctico que hizo en compañía de esos seres tan amistosos que lo invitaron a visitar su planeta.                                                                              
       Cuando el sol invadió una vez más aquella atmósfera de gases extraños, dos seres que él conocía poco y nada lo despertaron y le dijeron que ese día una misión le sería encomendara, y que si la llevaba a cabo. Su amistad y gratitud hacia él aumentaría exponencialmente y lo querrían como un dios. Conduciéndolo por un camino de plantas exóticas y perfumadas le susurraron al oído
-          Deberás encontrar un antiguo objeto que se conoce como creatuslife, que es como te han dicho antes, lo que causo que aquí halla vida, a pesar de los gases nocivos que se han apoderado de la atmósfera de este planeta. Te daremos una ayuda, los peces y otros seres habitan el lugar donde se encuentra, las olas invaden sus costas cada año.
Esas pistas hicieron que su mente pensara en una sola alternativa, el mar, pero donde encontraría ese espejo de agua salada en aquella tierra desconocida. Esa pregunta se apoderó de su mente luego de que la palabra mar circulara por sus  jóvenes e inteligentes neuronas. Su novia con ánimos de ayudarlo, leyéndole el pensamiento se acercó a él y tomándolo por los hombros y espalda, lo acompaño por una camino donde las árboles y las  construcciones desaparecían para dar paso a una gran selva. El clima se volvía más cálido y húmedo, con cada paso que daban.
Hasta que sus pies percibieron como el suelo se volvía más suave. Una costa de arenas azuladas y agradables al tacto se hizo presente frente a sus ojos, unas aguas espumosas golpeaban las cientas de rocas de extrañas formas que estaban a pocos metros de ellos. A lo lejos por debajo del brillante y verdoso líquido había algo que brillaba y despedía figuras extrañas en formas de rayos de luz, era este el antiguo objeto que debía buscar o era algo que había aparecido para confundirlo.
Esa pregunta golpeaba todos los rincones de su mente, como esas aguas lo hacían con aquellas rocas. Si lo era como lo extraería de aquellas aguas tan profundas y violentas, esa duda reemplazo a la anterior en tan solo un segundo, otrerplanetas develo sus pensamientos al ver sus ojos azules que no se alejaban de aquel objeto tan misterioso.
-          Yo te ayudaré, no te preocupes amor, respondió la alienígena con una sonrisa mientras sus labios se unían con los de Agustín en un beso inolvidable para ambos.
Con un movimiento de sus manos, hizo aparecer una extraña embarcación que obstaculizo la visión que tenía el niño de aquel objeto que debía buscar.
-          Ven, súbete y juntos iremos s buscar aquel objeto que hará que el amor y  la gratitud hacia vos se instale en nuestras almas para siempre. Comento la extraterrestre mirando a los ojos a su novio terrícola. Quien la obedeció sin decir nada, confiando que estaba haciendo lo que debia. Al abordar esa extraña embarcación llevada por un poder extraño que ninguno de los dos pudo averiguar su origen se acercó al creatuslife que yacía a unos pocos metros de profundidad.
Cuando estaban a solo unos pasos de aquel maravilloso pero al mismo tiempo misterioso objeto. Las figuras de seres que despedía  y que se proyectaban en aquella atmósfera extraña se multiplicaron. Agustín cumpliendo con su misión más importante tomo con sus pequeñas manos aquel tesoro y lo llevo junto a ellos, pero quien lo había creado, y porque estaba allí escondido.
Aquellas curiosas preguntas volaban por su mente como las hojas lo hacen durante el otoño.  Su novia alienígena mirándolo a los ojos pudo develar lo que su mente ocultaba, por esto sin decir palabra sacó de sus extrañas vestiduras que iluminaban su camino un extraño escrito que en una lengua completamente desconocida y nueva para el niño decía Las siguientes palabras  
 
      Se cuenta que  Hace 200 años, el dios  lifewilly, Quien ama a los seres vivientes Creo este objeto, el cual es capaz de crear vida en lugares donde es imposible que la haya por falta de oxígeno o por la causa que sea. Está aquí para que nadie de otro planeta lo quisiera robar y así permitir que la vida pueble su planeta, ya que la deidad la ha creado para que este planeta tan lindo pueda ser disfrutado por seres inteligentes. Pero solo debe ser usado en este planeta, ya que él la ha creado especialmente para eso, y por esto es el gran tesoro de habitusotrerplanetaslandia, por favor consérvalo como tal.
 El niño sorprendido por el escrito, tomo aquel papel con ambas manos, y lo metió protegiéndolo en aquel objeto, cuyo poder lo dejo asombrado y  le encantaba ya que amaba la biología y todo lo relacionado con la vida. Con la misión ya cumplida se abrazó con su novia alienígena y juntos se dirigieron al castillo donde había dormido,  enterrando previamente en la arena aquel objeto tan asombroso y abandonando aquella costa donde el creatuslife había estado ocultado durante dos siglos, sin que nadie lo haya encontrado jamás.
            Aquella noche se acostó en su gran cama de doseles mientras  una enseñanza se grababa en su pequeña mente, existe la vida en otros planetas, y no se debe tener miedo a estos seres ya que no son maléficos ni diabólicos.
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Foto del autor Juan Pablo Pites
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Descripción

un nio que ama la astronoma, es visitado por dos seres alienigenas y es invitado a visitar su hogar en un planeta lejano. para comprobar si es o no posible la vida en otros planetas

Palabras Clave: vida habitar planeta

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa


Creditos: Pites Juan Pablo

Derechos de Autor: Pites Juan Pablo


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