guilas Negras - 58- (Novela y Guin literario para Cine)
Publicado en May 01, 2013
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La bellísima jovencita ecuatoriana y española, llamada Ángeles y cariñosamente Lina, esposa de Juan Bautista, meditaba dentro de su cama... 
 
- Mañana será aclamado pase lo que pase. Estoy segura de que vale aún más de lo que él piensa y de lo que pienso yo. Todo lo que no sea amarle solamente a él no me vale para nada. Él es mi proteccion y me pertenece y no es de ninguna más. Hay quienes admiten eso y otros que no quieren admitirlo; pero a una unión matrimonial verdaderamente cristiana, no la desata, ni la rompe, ni la destruye ningún ser humano, hombre o mujer, que intente hacerlo. El resto de mis admiradores no son, como nunca lo han sido jamás, más que una banda de envidiosos que ni tan siquiera me han llegado a tocar jamás y no poseen nada que me interese a mí para nada en este aspecto de las relaciones amorosas. Nunca los he tenido ni en cuenta, por necios, patanes e ignorantes. Él puede que no sea el más grande pero es el mejor quieran o no quieran reconocerlo. Y el mejor, para mí y quienes piensan como yo, es el más grande. A mí me gustó desde el primer momento en que le conocí y eso elimina a cualquier otro aspirante por muy rico o poderoso que sea. Las aspiraciones de muchos sólo son sus deseos libidinosos; sin embargo él no me desea sino que me ama de verdad y con toda su nobleza por delante. Nuestra unión ya es un acto cumplido desde el momento en que yo nací. Fin de todos mis anteriores recuerdos. Final para todos los que me despreciaron. Me encantará verle regresar con el triunfo en sus manos. Si no volviese nunca sería el mejor de todos mis recuerdos pero sé que volverá porque así me lo ha prometido y así lo creo yo. Por Fe y por Razón como él dice. Siempre estaré con él y con su espíritu de hombre valiente, decidido y luchador. Ni hubo ninguna antes que yo, ni hay ninguna antes que yo, ni habrá ninguna después que yo en su noble corazón. Su alma es tan limpia que jamás me ha mentido. Me ama a mí desde que nací y lo dice usando la Verdad de Dios.
 
Cierra sus ojos y piensa algo que él dijo un día mientras le visualiza poetizando con su eterna juventud y su sonrisa  bohemia...

-  Soy adicto, sí, a tu piel, a tu forma de explotar en todo y en la nada hacerte sentimiento. Voluntad para ahondar en las cosas a las que ya estamos acostumbrados. Eres mujer capital de mis veredas, onírica pulsación en las pupilas y horizonte de alborada en lecho. Después de los témpanos hirientes te miro en la danza miel de tus pupilas y, llenas de instantes dibujados, las prímulas ondulantes de la urgencia hacen descargar toda la brillante metáfora de tu lúcida sonrisa. Entonces es cuando levanto el sueño para acariciar tus ansias de paloma y me envuelvo en el tallo de tu cuerpo lentamente anclado para ir muriendo un poco más... un poco más en cada instante... hasta desaparecer ingrávido y latente en el corto espacio del suspiro. Yo deseo que nunca acabe este eterno sueño de adicción para poder decirle a mi presencia que sólo soy tu beso inacabado. Y que me renuevo de nuevo en el ser otra vez tal como éramos siempre; tal como nos conocimos siempre; tal como nos amamos siempre... buscando en el íntimo rincón del alma ese estar presente en tu piel y dormir suavemente en las olas de tus ojos y la belleza infinita de tu cuerpo bañado por la olas de la calma. Así... tal como éramos en aquel poniente en que las rosas del mar traían la primavera a nuestras vidas y que siguen latiendo en la arena fina caliente por tu cuerpo descansado y mi alma de guitarra marinera. Quizás no sepa cantar más canciones que las surgidas de mi propia voz viéndote allí, sobre la arena, acompañada de mi sentimiento noble y en el ajedrez de los jardines te amo como siempre paseando por el más pequeño de los dos... dejando atrás las connotaciones
de la envidia y los celos ajenos. Tú tocándome el corazón con una mano para liberarme de la prisión que compensaba mi edad de oro siempre presente... y yo sigo aquí, soñando, con la adicción a tu piel trigueña de la playa en donde mi guitarra vibraba su sueño bajo las miradas de los paseos del atardecer y esas noches vividas entre blancas fidelidades sin mentira alguna.
 
 
Lina, la esposa Ángeles de Juan Bautista, sonríe mientras se duerme soñándole cómo camina por las calles urbanas de Madrid capital con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón vaquero...
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela y Guin literario para Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literaturs Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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