Cuento de amor.
Publicado en Apr 04, 2013
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  El barco partió lejos. Sonia no sabía dónde quedaba el país que le dijo su prometido. El barco partió cerca de la hora de la muerte del sol. Un miércoles de otoño. Con un cielo plomizo, borrascoso.
 
Sonia saludò con sus manos blancas delgadas y largas, a toda la tripulación. Lo mismo hicieron todas las novias que dejaron en ese puerto a sus supuestos eternos amores.
El mar inestable, empujò al barco mar adentro, desde el barco se veía cada vez menos las pequeñas siluetas femeninas con sus manitas agitadas, regalando besos al viento.
Sonia se despeinò, y la flor, que le había regalado Eugenio, su prometido, cayó al mar y se hundió, desesperada, Sonia dijo en voz baja, todo de Él, huye de mí.
Atrás de todas las abandonadas novias, las casitas de madera despiden humo, por los tirajes de los hogares.
 Las olas que rompían contra las rocas esparcían, minúsculas porciones de agua, que empaparon la ropa de Sonia.
 Apresurado por el viento el barco empujaba al sol y juntos se perdían en la última línea del horizonte.
Sonia se desatò un chal que llevaba en el cuello y lo arrojó al mar. Para que te acompañe _dijo_ luego sonrió, que tonta soy _pensó_ Para que te acompañe que tonta _repitió_
Sonia diò media vuelta dejó al mar a sus espaldas y prometió nunca volver a esta costa no iba a ser como esas estúpidas novias que regresan cada día todos los días a llorar por un hombre. Pero en el fondo sentía que ese hombre no era solo ese hombre. Caminó hacia la carretera, el cielo cambio el color de las nubes blancas por nubes grises. Empezó a llover y nadie pasaría por  este camino, así que antes de seguir caminando, Sonia prefirió volver hacia el puerto, y esperar hasta que la lluvia mermara.
Irónico antes de irse ya estaba regresando y meditó en lo que siempre decía su tío Filiberto, hay un lugar para cada uno, si no estás en el lugar correcto, mueres, literalmente. Y creo _pensó Sonia_ este puerto es mi lugar aunque no lo quiera.
 Hacia el horizonte caían las primeras descargas eléctricas, y el mar se agitaba como si su vientre fuera contaminado por algún brebaje de curanderos.
Sonia llamó desde su celular a su hermano, para que pase a recogerla. Hernán de mala gana accedió ir a buscar a Sonia hasta el puerto, en su Renault 12, color crema, con firuletes negros, todo un fierro.
Rondando las 20:30, con una oscuridad abismal, Hernán llega al puerto en busca de Sonia. Por qué? tardaste tanto. Vine lo antes que pude. No es cierto lo hiciste a propósito. No, no lo hice a propósito. Sí, siempre lo odiaste. Lo odio a él, no a vos, solo me retrase, el camino está peligroso por la tormenta. No te creo. No me importa anda vamos que esto se pondrá fulero. Por qué lo odias?. No lo sé. Anda dime porque lo odias? Vamos Sonia vayamos al auto la lluvia se está poniendo densa. Ve tú, creo que me quedare aquí a esperarlo hasta que alguna vez vuelva de aquel lejano país a donde fue. Él no te ama tendrá mil mujeres en cada puerto. Eso ya lo sé, él me lo dijo, también me dijo que ninguna será como yo. Sonia por favor no seas tonta eso le dice a todas, eres ingenua Sonia. Tú Hernán di lo que quieras, pero yo me quedo.
Las descargas eléctricas de la tormenta aumentaban su poder, el viento se volvió insoportable, en pocos minutos más, bandearía al auto de lado.
A lo lejos, el horizonte se borró. Sonia pensaba qué sería de ese barco sometido por el inmenso mar, Hernán miró a Sonia, ella miró a otro lado, anda vamos Sonia __dijo Hernán__ deja que el mar haga lo suyo._ Luego Hernán pregunto_ lo amas?, sí, dijo Sonia, lo suficiente para esperarlo siempre. Te envidio le dijo Hernán, yo todavía no he aprendido a amar de esa forma y no creo alguna vez poder lograrlo, le tomó la mano y le dijo ven vamos a casa, mañana tendremos noticias del barco. No me interesa el barco me importa él, si tienes noticias del barco tendrás noticias de él. __dijo Hernán__  
 
Sonia se soltó de la mano de Hernán, Hernán insistió, vamos Sonia, en unos minutos más la lluvia hará que sea imposible ver el camino, vamos, en casa todos te esperan ya sabes, el barco volverá como volvió siempre, y el volverá con el barco, siempre lo hizo, no sufras como si fuera esta la primera vez que alguien se va de nuestras vidas.
 
El cielo y sus látigos azules, sobre el mar con sus gritos y olas,
La tempestad y su lluviosa soledad, sobre la ciudad ausente y fría.                                      Bajo el cielo nebuloso y ocre. Hernán y Sonia todavía discuten el amor que se fue sobre las saladas olas. Un instante, el instante que existe solamente una vez en la vida de cada persona pasaba frente a los ojos de Sonia, mientras a espalda de ellos, donde el horizonte descansa y sabe que es él, quien divide al mundo en dos, se formaba el ojo de un gigante huracán.
Sonia y Hernán por fin estuvieron dentro del auto y abandonaron la costa.
Mañana sabrás de él, seguro te llamará desde puerto deseado.
La oscuridad era eterna, densa como si las nubes fueran de petróleo, y podía sentirse como se adherían al cielo de palomas, y gaviotas, y las otras nubes eran de alquitrán, y las otras eran de un humo negro y toxico.
Sonia lloraba en silencio, un silencio que se escucha no a través del oído sino que a través de la piel, y las lágrimas que le sobran a ella son las que le faltan al mar.
El cielo como una sucesión infinita de espacios negros, avanzaba con relámpagos y truenos, un carnaval en delirio.
El enorme huracán descendió sobre la espalda del mar, como un arpón y sacudió todo lo que se encontraba flotando.
El barco fue despedazado, la tripulación y un chal, flotaron toda la madrugada sobre un mar agitado y borracho de tanto viento  a 300 km de la costa. Antes de hundirse eternamente, Eugenio se aferró del chal como si fueran manos que lo salvarían del abismo. Como si fueran los besos que esperamos toda la vida.
Sonia no paró de llorar. 
Hernán detuvo el auto, comprendió (en un instante, ese instante que pasa solo una vez en la vida  de cada persona) que Sonia estaba más que enamorada, entendió de alguna manera, que Sonia y Eugenio son una misma persona, que no les basta un solo cuerpo, ellos son una sola persona que estaban siendo separadas, por el tiempo, por el trabajo, por otras personas, por las culturas, por el dinero, por ese barco y por tantas cosas que no tienen sentido.  
Miró en los ojos verdes que tiene su hermana, y vio en ellos un mar profundo que dejaba de llorar, Sonia lo miró, sonrió, abrió la puerta del auto y corrió hacia el mar, el huracán atropellaba con furia la costa. Las olas, el grito del mar, y la oscuridad ahora serán para siempre.
Hernán lloro por su hermana, y porque nunca sintió algo semejante a lo que ella siente
Y se vio tan insignificante, frente a tanto puro amor se dio cuenta que todo el tiempo que el viva por más que fueran mil años, no servirán para sentir lo que su joven hermana sintió en sus pequeños años. Y quiso volver a ser un niño, volver a tener otra oportunidad, pero ya era tarde
Las olas taparon a Sonia y su sonrisa se llenó de sal, lo mismo de lo que estaban hechos sus ojos. Cada vez más Sonia se adentró al mar, sus pulmones se llenaron de frágiles algas y burbujas de amor, y cada vez la olas la arrastraban  más y más hacia el estómago eterno del mar, y ella en el delirio profundo de la muerte, por fin pudo sentir las manos de Eugenio colocándole el chal por el cuello, rieron a carcajadas mientras el mar les hacía cosquillas, mientras veían la constelación de Orión y recordaban que fue lo primero que Eugenio mencionó para acercarse a ella en la secundaria. Mientras el inverno los sorprendía bajo los eucaliptos, vieron una bandada de colibríes en sus ojos y volvieron a reír, que la muerte sirva para algo dijeron y  tomados de la mano se dejaron hundir
El huracán continuo su camino, las cosas ya están hechas.
El auto de Hernán fue despedazado por los vientos, Y nada se supo nunca más de él
Aunque el folclore legendario cuenta que son tres las personas que se ven vagando por la playa las noches de tormenta, dos van de la mano riendo y uno va por detrás llorando.
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Palabras Clave: Sonia Hernán Barco Chal Manos Mar hermana lloro barco látigos truenos cielo palomas carnaval casitas humos azul.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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