De cmo sobreviv a la normalidad y otras cosas CAP IV
Publicado en Apr 03, 2013
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Llegamos a la heladería; para nuestra suerte estaba vacía. Yo no podía dejar de pensar en lo que me había dicho Amaia... Si yo quería, podía saber qué sentía Orión hacia mí; pero a decir verdad era mas sencillo cuando se trataba de dos personas ajenas a mí, pues la objetividad era una herramienta más sencilla de aplicar en esos casos. Cada uno pidió su helado de considerable tamaño; y mientras intentábamos terminarlo, hablábamos y reíamos de cualquier cosa. Sin duda me lo pasaba muy bien con mis amigos. Pronto se me vino una imagen a la mente, era una mujer... muy bella, morena y de sonrisa luminosa; rápidamente tomé un papel y lápiz y comencé a dibujarla tal cual la veía. Mis compañeros de mesa me miraron con atención. "¿Quién es?", preguntó Ulises con su usual curiosidad. Cuando estuve a punto de abrir mi boca, Orión respondió por mí en tono de sorpresa. "Mi madre". Si él estaba sorprendido (con lo que eso costaba) imagínense a mí. "¿Qué más ves de ella?", preguntó interesado. "Hmm...", cerré los ojos un momento; todos increíblemente estaban haciendo silencio. Podía sentir que Amaia me estaba siguiendo de cerca como a un niño pequeño por si cae, pero aún así me daba seguridad. "Cabello castaño oscuro, liso, muy bonita. Está llena de admiradores pero a ella no le es significativo pues tiene la cabeza en su trabajo y en su familia. Oh, y sin duda te ama." Orión sonrió y simplemente asintió con la cabeza en señal de aprobación. "¿Ves? Eres buena psíquica, lo sé" dijo y me dio unas palmaditas en la espalda. Palmaditas que no supe interpretar en calidad de qué me las daba. Para ese momento sólo estábamos hablando él y yo por lo que Amaia, disimuladamente se hizo la de espiar su teléfono celular y fingió la llegada de un mensaje; yo me había dado cuenta de sólo observarla, pero los chicos andaban distraídos así que si tenía suerte, Orión no lo sospecharía. Como bien predije, Amaia se levantó diciendo que la disculpáramos pero que debía irse. Sólo restaba Ulises... De todos modos en el camino se tendría que ir ya que Orión y yo nos tomábamos el mismo bus porque éramos casi vecinos. Realmente ni sabía si algo significativo sucedería; pero me gustaba creer que sí, después de todo dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Después de un tiempo salimos los tres de la heladería y Ulises tomó su camino, por lo que Orión y yo comenzamos a caminar hacia nuestra parada de bus. Difícilmente sabía de qué hablarle, y a su vez él tampoco encontraba tema de conversación. Cuando estábamos a metros de distancia, un bus pasó enfrente de nuestra narices; ambos soltamos un bufido... habría que esperar un buen rato hasta el próximo. Así que nos sentamos en el banco que había en la parada. Cuando el silencio se hizo incómodo, lo miré y abrí mi boca "Gracias por la bola de cristal que me regalaste, es muy bonita", sonreí a lo que él me respondió de igual forma. "No es nada, quería regalártela. Te servirá para ejercitar tu videncia, es el don más potente que tienes; no cualquiera puede ver a mamá" contestó. Estaba sorprendida de mí misma... era mucho más capaz de lo que estaba consciente. "Ahm Orión ¿Hay gente capaz de burlar el tiempo?", le pregunté. "Sí, los Pleayedianos". "¿Los qué?" pero esta vez respondió con una suave risa. "Olvídalo"; solté un bufido. El sol se ponía con el pasar de la tarde y comencé a sentir frío, mucho frío; en cuanto Orión me vio tiritando, me abrazó... se sentía cálido, era increíble; yo estaba hecha un cubito. Sin embargo sé que él consideraría todo un atrevimiento y hasta un falta de respeto ese abrazo; y es que éramos amigos pero no confidentes... porque de tantas cosas que quería decirle, todas me las callaba y casi nunca hablábamos.  Apoyé mi cabeza en su hombro... estando a su lado, el tiempo no corría y eso me encantaba; porque lo sentía cerca mío por una eternidad. Él estaba pensativo y yo alcé mi cabeza para verlo; pero en cuanto bajó su mirada me dí cuenta que estábamos demasiado cerca. Pensé que era el momento de arriesgarme; además nada perdía porque dudaba que me hablara menos de lo que lo hacía... Así que acorté aún más la distancia y besé sus labios apoyándole los míos con suavidad; sorpresivamente él me correspondió.
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Foto del autor Mara
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Descripción

Esta es la historia de Electra, una joven que intenta sobrevivir en un mundo normal, siendo una bruja elemental en potencia, apenas consciente de lo que es capaz de hacer con sus habilidades.

Palabras Clave: Amor Mdium dones aventura bruja espiritualidad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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