Jamás vas a leer esto, lo sé bien... quizá esa es la razón por la cual me es tan sencillo pero a la vez tan dificil escribirlo... Y es que de sobra se sabe que te amé como a nadie; con locura adolescente que pretendía mantener hasta llegada a anciana. Sin embargo no se pudo concretar, váyase a saber cuál fue la idea que lo impidió... realmente la desconozco, pero si hay algo que puedo asegurar, es que esa idea, esa puta idea desató un sin fin de excusas que cada día renovabas; un puñal al corazón hubiera dolido menos que ver cómo te alejabas...
 Con cada paso que dabas te convertías en un extraño ante mis ojos; y sin embargo seguía amando irónica e ilógicamente a ese extraño... Porque después de todo, extraño o no, ese ser algún día me robó sonrisas, besos, caricias, haciendo que yo le profesara tan ciegamente mi vida entera. De todos modos jamás me voy a arrepentir; porque me enseñaste a redescubrir todo lo lindo de enamorarme; pero también accidentalmente me mostraste la potencia del dolor... de ese dolor tan absurdo que un día te recompone y otro día te hace añicos. 
 Hoy en día mis latidos te siguen correspondiendo en parte; actualmente no sé si le pertenecen a ese que sos, al que eras o al que jamás fuiste pero al que siempre vi. Yo sé que poco a poco van a dejar de pertenecerte... De hecho están pasando a pertenecerle a esa persona que tuvo que cuidarme cuando mas fragil me volvía y menos dispuesto estabas a notarlo... Sé que te duele que hayas considerado a esa persona tu amiga y hayas dejado de verla así; pero esa persona dio el gesto más fuerte de amor, me acobijó cuando me vio hecha pedazos, cuando supo que ya no podías hacerte cargo de mi corazón.
 Y pensar que se trataba de ir al mismo lado; y al mismo lado fuimos, pero no al que planeamos... A lo mejor con el paso del tiempo descubra que fue la decisión correcta, a lo mejor no... a lo mejor vuelva a tus brazos... Pero el destino no está escrito y por el momento sólo Dios tiene esa respuesta.
 Yo te quiero decir que todo valió la pena, que conocerte afectó en ser quien soy, que conociéndote, descubriéndote también me conocí y me descubrí; sé que mis lágrimas no son gesto de debilidad, sino que son gesto de fuerza, de esa fortaleza que jamás supe dónde la oculto, pero que cuando tiene que salir a flote, con elegancia lo hace. Y que con amor, con dolor, con tristeza, con alegría, en fin... viviendo de nuestras experiencias, crecí.
 Una vez decidiste irte, pero quien se va ahora soy yo... Es hora, es momento, debo hacerlo... y aunque no quiera alejarme, aún así lo deseo y sin embargo no te digo 'Adios', sino 'hasta pronto'. La vida nos unió y nos separó en medio de la gran aventura que comprende esa montaña rusa que es el amor; y confío en que si amor verdadero hubo, de alguna manera vamos a volver al otro... Porque lo que perdemos siempre vuelve, aunque no siempre como lo deseamos. 
 Espero a ese balance final, que podremos hacer cuando alguno de los dos o ambos decidamos dejar la tierra... Porque después de todo aún nada está totalmente asegurado.