guilas Negras -30- (Novela y Guin para Cine).
Publicado en Apr 03, 2013
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 - ¡Jefe! ¡Te estoy llamando desde la Oficina Principal de Correos Españoles!
- Sí. Yo soy Diego Castillejo Ríos. ¿Quién eres tú?
- No me digas que ya has olvidado el tono de mi cantarina voz...escucha, Diego... ¡Yo soy aquel que cada noche te persigueeeeeeee! 
- ¡Vaya! ¡Eres Juan y sigues teniendo buen humor! Algo has debido descubrir...
- Efectivamente. Afirmativo. He desmantelado la madriguera de los Águilas Negras y he descubierto a tres de sus cabecillas. Estos feos aguiluchos se deben creer, como me ven tan joven y risueño, que yo estoy todavía tomando el biberón; pero resulta que ellos sí que son mamones y comadrejas. Me he entretenido un rato llevándoles por la calle de la amargura. Estos mamones atrapaban a las chavalillas en su madriguera gracias a la infame labor de mezclar drogas somníferas en las cervezas a las que les invitaban gratuitamente y las muy ingenuas, que se las daban de mujeres expertas de la vida cuando sólo eran niñas nada más, más o menos creciditas pero sólo niñas nada más, picaban en el anzuelo y luego hacían con ellas lo que tú y yo sabemos que hacían. Esta madriguera acaba de ser clausurada y hemos detenido a todo el grupo. Se encuentra en la calle de Martín de los Heros, pero todavía hay que detener a sus tres cabecillas. Ninguno de ellos es el loco asesino en serie que voy a atrapar esta noche, pero son tres eslabones muy importantes de esta sucia cadena de fascistas neonazis. ¿Te interesa saber quiénes son?
- Por supuesto que sí. 
- Pues anota sus nombres y sus apodos, por favor.
- Espera un momento, Juan, a que tome papel y bolígrafo.
- Está bien. Te espero. 
 
Juan, mientras Diego busca papel y boligrafo, rememora para sí mismo...
 
- Verano bochornoso. El calor penetra por la boca. Tú y yo conociéndonos a través de unos granizados en el madrileño Paseo del Pintor Rosales. Yo estoy contándote miles de tonterías y tú sólo ríes sin parar. Lo que no sabes es que por dentro estoy pensando incesantemente en cómo poder besar esos tus sensuales frescos labios sin tener que recibir una bofetada porque, al fin y al cabo, sólo eres una desconocida que ríes sin parar porque cuento miles de tonterías. Soy payaso infantil pero por dentro me corre a borbotones una sangre revuelta que en mis sienes concentra ardor erótico y trascendental.
- ¿Estás todavía ahi, Juan?
- Por supuesto. No me he ido. Anota. Sus nombres son Alberto Sastre Ovíes "El Marqués"; Nicolás Sarkovzi Lince "El Ruso" y Mariano Felguera Berzosa "El Chino". Se reunían en ese sucio y asqueroso local que te he contado, y que está lleno de pura mierda por todas partes, haciendo barbaridades con las inocentes chiquillas que caían en sus redes. Luego estoy seguro de que las violaban cuando estaban bajo efectos de las drogas mezcladas con las cervezas. Aparte de todo ello, también vendían pastillas contra el embarazo y condones. Ya tienes suficientes datos para detener a esos tres diabólicos tiparracos que eran, a la vez, Águilas Negras y Guerrilleros de Cristo Rey. Puedes conocer sus domicilios si te acercas a la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de este nuestro querido Madrid. Allí te darán todos los datos que quieras conocer sobre estos tres sabandijas y maricones al mismo tiempo. Chao, chao, bambino. Ahora tengo que ir a comer chocolate con churros con alguien que es muchísimo más guapa que esos mandriles. Adiós, Diego. Nos vemos esta noche en la cita que tengo con Atilano Eros Amazote... pero quiero pedirte un gran favor...
- ¡Has hecho tan gran labor que te regalo todos los favores que quieras!
- No. Solamente es una cosa muy sencilla. Por favor, no le digas nada de lo que estoy haciendo a Atilano Eros Amazote. 
- ¿No quieres darle informaciones a tu compañero de investigación?
- Escucha, Diego. Esto de compartir informaciones entre él y yo sólo es un asunto que nos concierne a él y yo... ¿de acuerdo?...
- De acuerdo. No le diré nada de nada pero... ¿de verdad no estáis compitiendo por ser el que atrape al asesino?
- Él quizás esté compitiendo contra mí y no dudo que lo esté haciendo ocultándome informaciones importantes pero yo, desde luego, te doy mi palabra de hombre y de caballero cabal y formal, que no estoy compitiendo para nada, absolutamente para nada, con él. Si me reservo algunas informaciones es para hacer mejor mi trabajo pero no para hacer un trabajo mejor que el que está haciendo él. Si me conoces lo suficiente sabes que no tengo por qué contarte ninguna mentira. No le digas nada de lo que estoy descubriendo. ¿De acuerdo, Jefe?
- De acuerdo, Juan. Es justo que si él no te ofrece informaciones importantes a ti tú tampoco le ofrezcas informaciones importantes a él. 
- ¿Es o no es justo, Diego?
- Totalmente justo, Juan. 
- Pues no se hable más. Ya sabes que a las 12 en punto de esta noche nos vamos a encontrar Atilano y yo en el parking público de la Estación de Atocha. Debéis estar ocultos para que nadie os vea. 
- Eso dalo por hecho, Juan. No voy a permitir que ese loco os elimine a los dos.
- Ya te aclaré que eso no va a suceder pero entiendo tu celo profesional y estoy de acuerdo.
- Okey, Juan. 
- Hasta luego, Diego. 
 
Juan colgó el teléfono y se encaminó hacia la casa de su bellísima y escultural esposa Ángeles. 

 
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela y Guin literario para Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Guin Cine

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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