PREFACIO.
 
 
Dí vuelta a la esquina esperando olvidar aquella extraña conversación con Fran. Hoy no estaba de un humor radiante como para exponerme a soportar exigencias de profesores amargados, en su lugar, decidí  saltearme la clase. Sin embargo, esa sensación ahogante no desaparecía.
   De pronto todo pareció cobrar sentido, oí el acelerador de un automóvil, los indecisos pasos de una muchacha, la cual se encontraba absorta en un mundo totalmente paralelo mientras escuchaba música, y a un lado, yo.  No había transcurrido siquiera un minuto cuando presentí que ese vehiculo acabaría con la vida de esa muchacha si no intercedía enseguida, sin embargo, mi cuerpo estaba tenso, no es como si salvara todos los días a una persona.  No sé con exactitud cuando fue que mis pies decidieron despegarse del suelo, pero en cuestión de segundos,  me encontraba estrechándola junto a mí a un lado de la vía.
    Sin embargo, aquella secuencia tenía una particularidad, la cual fue la detonante exacta para que volviera a la realidad. La chica no tenía rostro, el paisaje poco a poco iba diluyéndose, la imagen perdía nitidez y yo comenzaba a despertarme.