Ahí estaba petrificada, sin mover un sólo musculo, mis ojos se inundaban de indignación, dolor, engaño y rabia, en la cera de enfrente, delante de mi, estaba el hombre que por casi tres años, me juró amor, lealtad y fidelidad, en compañía de “una”, que por una bolsa o con tal de que le paguen la luz o le completen su quincena, se va con cualquiera. Adicionalmente, la ex amante de nuestro amigo Ernesto. No puedo dar crédito a tanta desfachatez  y cinismo -hace dos meses, me decías que necesitabas un tiempo, que eran tantos los problemas con su hijo y su ex esposa. Hay estaba yo, tan crédula, diciéndote, ¿Cómo puedo ayudarte? Recuerdo tu respuesta “Gracias, pero no quiero lastimarte…” - Quien iba a decir, que me contratarían en una de las oficinas, en donde ellos trabajan, y que precisamente hoy, mi amiga y yo no iríamos a comer juntas, porque se me tenían que haber acabado los cigarros. Que románticos, agarraditos de la mano, como adolecentes enamorados ¡¡Infelices!! Además, se atreven a besarse en mi cara. El mentiroso me vio,  ¡Aquí estoy! ¡Haaa! ¿Qué vas a hacer? Crees que con tu cara de mentecato, tienes alguna escusa. ¿Esa, qué? ¡Se ruboriza, ahora resulta, que conoce la vergüenza!
No sé, cuantos minutos pasaron, antes de que pudiera reaccionar, con todos los sentimientos hechos nudo y con paso tambaleante, me fui a comprar mis cigarros.
Lunaoscura
Lunaoscura