Amor, compromiso y corazn
Publicado en Mar 30, 2013
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La umbanda es la luz, la clareza del alma que gobierna el amor propio del corazón espiritual.
 
 
         Llegué al templo con mi grabadora en mano, las ansias de conocer lo que hasta ese momento era desconocido. Asombrada quedé cuando mi imaginación de una gran infraestructura, con pisos de cerámicas, columnas de mármol y todo lo pomposo de la humanidad material no estaba. En su lugar, una vieja casita de madera y ladrillo de abría paso ante mí, sus ventanas eran grandes a comparación de su totalidad, creía que era para que la luz del día y porque no de la luna en plena noche acariciara a la feligresía y a los miembros de aquella religión, la cual me habría las puertas por vez primera.
Sentada en una silla de madera oscura, una vieja mujer, con grandes aros, collares de mostacillas rojas, amarillas, blancas y celestes decoraban su cuello, corazón y pecho. Llevaba su cabeza cubierta con una especie de turbante que más tarde comprendería su significado, de inmaculado blanco se acercó a mí, apoyando su peso en un modesto bastón.
- Buenas noches.- saludé algo temerosa.
La mujer río, me abrazó y dijo:
- Hija, sea re bievenida pues la vez pasada me preguntó algo que las palabras no pueden responder fácilmente.
 
A la hora, la modesta sala estaba cubierta por, lo que pude contar, cuarenta mediums, todos preparados para la sesión que se llevaría en unos instantes, mientras tanto aprovechaban a mostrarse los unos a otros, como verdaderos pavos reales, sus ropajes, algunos chismeríos que no entraban a cuenta al tratarse de un desarollo propiamente espiritual. Fijé mi mirada en la anciana mujer, su rostro era inexpresivo, contemplaba armoniosamente a todos.
Giré, y pude notar como un grupo de mediums eran diferentes, acomodaban las herramientas, alistaban las últimas cosas, daban la bienvenida, con extrema armonía y dulzura.
 La sesión había sido tan alegre, llamativa para mis inexpertos ojos, muy bonita en verdad pero ya muchos de los mediums que había participado corrían un maratón olímpico, agarrando sus bolsos, instando a sus familiares que ya era hora de retirarse por compromisos,o por que habían cosas que hacer en la casa, entre otras cosas que mi oído pudo identificar pero esos cinco de antes empezaron a limpiar, a organizar el templo, me corrijo... el terreiro.
Supe que en la feria de Bará, para nosotros, los periodistas lo llamaré como el resto lo conoce a ese día: lunes, la anciana mujer iba a dar doctrina y fue entre palabras de amor, maternales y dulces fui invitada.
¡ Qué sorpresa me lleve!. De esos cuarenta mediums sólo había diez más los cinco que habían organizado y ayudado la vez pasada. Y no era la primera vez, desde que había tomado ésta experiencia más allá de mi profesión llegando a ser personal, había contado unos cuarenta y tres hijos del terreiro pero en la mayoría de las veces muchos de ellos faltaban o se retiraban apresurados.
La mujer se acercó a mí con aquella sonrisa común en su rostro.
- Y bien hija mía ¿ cúantos hijos contó?
- Estem, entre todas las veces que vine conté unos cuarenta y tres.- respondí.
- Se equivoca hija. Sólo tengo cinco hijos, los cuales ayudan a la organización, limpieza y que siempre están presentes en todas las actividades del terreiro. Los demás son como sobrinos, a los cuales también aprecio mas, ellos sólo vienen a visitar a su "tía", también he notado que su responsabilidad es casi nula.
Angustiada pregunté.
- Pero...¿ no pone algunas reglas para que ellos acaten?
Ella sonrío como lo hubiera hecho mi abuela.
- No hija mia. La Umbanda no puede ser impuesta a nadie, tiene que ser practicada con entrega, con verdadero amor hacia ella nunca puede ser por obligación, debe nacer del corazón de cada uno y lo más importante que tienes que saber, la Umbanda respeta el libre albedrío de todos los seres.
 
Con ésta respuesta salí asombrada, como cuando entré, del terreiro. Caminaba tapada hasta la cabeza, en una tarde fría de invierno mientras me preguntaba ¿ Cúantos son los verdaderos hijos y cúantos los sobrinos de la religión?. Y comprendí que el verdadero umbandista es en todos los momentos de su vida no sólo en los momentos en el que está en el terreiro.
 
Adapatación del texto por Nela Troisse
 
 
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Foto del autor Nela A. Troisse
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Descripción

En la Umbanda hay de todo, est quien ayuda y pertenece al terreiro con amor y est quien slo va en busca de poder y gloria terrenal.

Palabras Clave: religin sesin hijos sobrinos. mae de santo umbanda hermanos magia Brasil

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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