Magia de vida....Magia de Mar- Saga Amelhin Do Crucerois
Publicado en Mar 30, 2013
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Apretaba con fuerza la mano de mi padre, por aquellos días solía a ser un niño travieso que nadie lo podía comprender. Aquella noche mi padre se embarcaría en el mar para jamás volver, o por lo menos eso pasó meses después.
 
Mi madre nos había preparado todo lo necesario para nuestro encuentro padre-hijo, mi padre era un brujo de magia negra, sus compañeros no querían meterse con él, pero claro… eran especulaciones de un infante, para mí él era el mejor en todo lo que se proponía.
Recuerdo como su mano me soltó, y subió a la gran embarcación que su nombre en latín significaba: Reina del mar. Al verlo partir me juré a mi mismo algún día viajar en barco, lo que no me imaginaba que yo sería el Capitán de aquel barco treinta años más tarde.
Mi madre era una mujer joven, bailarina del circo gitano y por ende era gitana. Decía que tenía que encontrar cierto equilibrio, que poco a poco mis dones de brujo despertarían, que tenía que estar preparado. Como era de esperarse no la escuché.
Cuando supimos que mi padre jamás volvería, no porque el barco se haya hundido sino porque había decidido abandonarnos a nuestra suerte, mi madre, desesperada y con el corazón roto me cuidó hasta mi juventud. 
Pisaba mis 18 años. ¡ Qué tiempos aquellos!, no tenía más preocupaciones que poder ingresar a la Marina de Francia, claro que, para mí, que había nacido en Florencia, Italia, se convertiría en un sueño hecho real.
Por aquel entonces, no tenía compromisos con ninguna dama, los cabarets eran mi segundo hogar y todas las prostitutas eran mis novias de la noche... No se confundan jóvenes amigos, eso puede inspirarte confianza y valor, pero si te enamoras de una mujer de la noche… considérate muerto.
Annabelle era una joven inglesa que había caído en un burdel cercano a la costa, desde la primera vez que la había visto salir con uno de mis compadres, me había vuelto ciego de amor por aquella mujer. Annabelle, era dulce y amigable, detrás de su maquillaje ocultaba algo, algo que la hubiera puesto en peligro sino hubiera estado yo aquella noche. Ella era una bruja, y la Madame del burdel se había enterado de su secreto, así que por una decisión de sus compañeras, esa noche, un grupo de ladrones de poco corazón la matarían. Así fue como estaba defendiéndola con conjuros que hoy por hoy no recuerdo, sólo uno de ellos no quería lastimarla, sólo uno de ellos ganó su corazón. Aún recuerdo su nombre… Joseph.
Annabelle, al parecer, se había asustado tanto de mis conjuros que decidió irse prófuga de la ley con Joseph. Y ahí me quedé yo, sólo, vacío, en el medio del cruce de calles. De allí mi apellido que me acompaña de ese entonces, me sentía tan abandonado que mi viejo apellido de nada me servía en ese momento, así que decidí…cambiármelo.
El cruce las calles, donde se forma una perfecta cruz, fue el lugar donde por primera vez lloré y fue el lugar donde tiempo más tarde pasaría la iniciación para consagrarme brujo. Es de allí que me llamo Amelhíon Do Crucerois. 
2 de febrero del año 1769. Para esa fecha había logrado entrar a la marina, y ya había sido premiado en varias ocasiones, entonces fue cuando conocí a la más bella de las doncellas y mi compañera hasta que me convertí en Capitán en 1779.
Zhilomé, era una joven gitana que un compañero mío había ayudado en la playa cercana, era tan bella que caí rendido a sus pies. ¡ Pobre de mí!. Noches más tarde ella se había vuelto en mi mujer y compañera de aventuras en la inmensidad del mar. 
Los tambores sonaban con más fuerza, cada vez eran más acompasados y fuertes, era hora de crecer. Caminé con paso firme hasta donde se encontraba el Almirante Ross, un brujo encubierto. Fue en ese momento cuando, con aplausos me comunicaron que sería Capitán, lamentablemente, sólo tendría a mi disposición un barco de pasajeros, pero algo era algo…además ese barco destinado para mí era el Reina del mar.
Entre copa y copa, Zhilomé volvió a su campamento y desde aquel día, no supe más de ella.
El Reina del mar, era una embarcación fuerte, que ahora estaba cubierta por pintura blanquecina, sus velas eran enormes y desde que pisara su cubierta sería su Capitán con todas las letras. Sabía que podía tocar tierra con frecuencia, que podría volver a tierra para practicar mis hechizos, ya que ningún brujo puede vencer la magia del mar.
Recuerdo el hechizo de protección que preparamos con el Almirante, antes de irme arrojé aquel manojo de hierbas mezclado con mi sangre al agua verdosa 
del mar. 
 
 
Hace cuantos años que no piso tierra, ahora estoy viejo, sigo siendo fuerte y no me quejo pero he vivido cosas maravillosas durante mi vida. Hoy vuelvo a Francia, donde pasé mi juventud. Tomó con mi mano temblorosa por la emoción mi largo tapado negro y mi bastón.
 
-¡ Capitán!...-grita Zaire, mi más preciado amigo y compañero.- ¡ Sus órdenes mi capitán!.
- Disfruten París viejo amigo… que yo sigo siendo Capitán hasta el día que Calypso decida arrebatarme la vida… pero también… sigo siendo Amelhíon Do Crucerois…jefe brujo por mi larga edad…
Zaire sonrió, creo que ya se había acostumbrado a mis delirios de viejo loco, aún así… ya había vuelto.
El Reina del mar me esperaría, no pensaba dejar que aquel viaje fuera el último.
- Me pregunto si… William Rum… seguirá con vida…- mi voz ahora se ahogaba con los gritos provocados por las mujeres y niños que esperaban el regreso de los hombres de casa.
Mi corazón viejo se llenó de tristeza, por mi agitada vida…me había olvidado de algo importante… La Familia
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Foto del autor Nela A. Troisse
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Descripción

Historia del viejo capitn Amelhon Do Crucerois

Palabras Clave: capitn barco reina mar brujo magia nigromancia jefe rosas Zaire Francia gitana abandono amor crucero.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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