¿Te olvidaste mestizo que fue la escoria la que te conquistó?, pues en ese barco solamente venían prisioneros, enfermos y criminales.
¿Ya olvidaste que a punta de sangre te hicieron creer en la cruz?
 Y hoy te sientes “torero y charro”, masacrando toros y burlando vacas. No eres ni lo uno ni lo otro, eres una mixtura de laceraciones.
Olvidaste tu cultura y tu raza. Has olvidado a tus verdaderos ancestros, aquellos que veneraban al jaguar, admiraban al venado y aprendían del cenzontle.
La costumbre que consideras tuya no es de tu sangre.
Mestizo, eres mucho más que una serie de malas imitaciones, encuentra tus raíces, las que te harán eterno, las verdaderas, las de la Tierra y el Sol.