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Julio González Reyes ‘falleció' hace ocho años en un trámite.  Desde su ‘deceso'  sigue trabajando todos los días, siendo esposo y buen padre.
Julio González traslada cadáveres todos los días y a cualquier hora. Es conductor de una carroza fúnebre en Tunja. Habla con sus compañeros de trabajo y hasta con los familiares de quienes fallecen; también con el dueño de la funeraria San Francisco, para la que trabaja. Camina hasta su vivienda y a veces se toma sus cervecitas, pero en la Registraduría Nacional del Estado Civil aparece como muerto.
"'Qué hace llevando a mi familiar si usted está muerto', es la frase que siempre escucho cuando estoy trabajando. A quien me pregunta por mi fallecimiento les cuento la misma historia de lo que he tenido que vivir este tiempo, los convenzo, pero igual sigo estando muerto", relató el conductor de la carroza fúnebre.
"El problema mayor es que no he podio afiliarme a pensión; cómo voy a hacer para recibirla, además de otros trámites que tengo que hacer, no soy un ciudadano en este momento", indicó González.
 Muerte natural
Hace ocho años comenzó en una Notaria una historia incomprensible para el conductor tunjano. Cuando fue a realizar un trámite de una partida de defunción de un cadáver que transportó. La persona que fue a registrar como fallecida, todavía sigue viva.
"En la Notaria de Tuta estuve registrando los documentos de un señor que murió naturalmente, por el proceso del trámite también tuve que pasar mi cédula de ciudadanía para identificarme como la persona responsable", explicó González.
La funcionaria confundió los documentos del conductor de la funeraria, con la persona que realmente murió y  la partida de defunción le fue realizada a González.
"Mi acta de defunción dice que morí naturalmente", precisó González.
 "Usted está muerto"
En una afiliación a la pensión que debía realizar, González se dio cuenta que estaba muerto.
"Tuve que ponerme al día en mis documentos laborales y me acerqué a una oficina aseguradora para mi pensión, Cuando estaba realizando mi afiliación me dijeron ‘no señor no lo podemos inscribir porque usted está muerto'", recordó González.
Sin embargo, el conductor sigue pagando sus servicios, su cuota de una casa que compró a crédito, en donde, así esté ‘muerto', le reciben el dinero.
 Sin arreglo
A pesar de haber comprobado que González sigue vivo, la Registraduría Nacional no ha dado una solución.
"Para solucionar mi muerte tuve que ir a Bogotá a la Registraduría, para que me arreglaran mis documentos. No lo hicieron en ese momento, las explicaciones que me dieron no son suficientes porque todavía sigo muerto", enfatizó el conductor.
De igual forma González manifestó que muchas personas han intentado ayudarlo y lo han asesorado, pero la solución definitiva está en Bogotá.
 La muerte no los separó
Entre tantas anécdotas que ha tenido que vivir por la muerte legal, es la que siempre le recuerda la esposa.
"Ni la muerte nos ha separado, así como lo pronunciamos el día que nos casamos que la muerte de cualquiera nos iba a separar, pues no es cierto porque todavía estamos juntos, me dice mi esposa de vez en cuando", puntualizó el conductor de la carroza fúnebre.
Gerson Javier Flórez Valderrama