Visitantes Nocturnos
Publicado en Mar 22, 2013
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Se tapó hasta la nariz con la manta, no hacía frío, era lo que hacía cada vez que el miedo la paralizaba y no podía correr a acostarse con su hermano mayor. Sabía que ya estaba grande para aquello, tenía un poco más de una década y se suponía que debía lidiar con sus temores ella sola, pero no era posible, su mente captaba más cosas, cosas que todos los demás eran felices ignorando. Apretó sus manos contra su pecho y comenzó a susurrar palabras tenues, se desvanecían una vez que rozaban sus labios y habrían sido ininteligibles para un espectador. No sabía realmente que decía, el miedo le hacía balbucear una especie de oración, necesitaba un milagro para dejar de tener miedo y lograr caer dormida.
La madera volvió a crujir, ésta vez los pasos parecían acercarse cada vez más a la puerta de su habitación. ¿No podían dejarla en paz por una noche? ¿No tenía derecho de lograr conciliar el sueño? No quería mirar, sabía que una vez que se enteraran que podía verlos no se irían nunca, siempre querían ser salvados sin importar el costo para quien los ayudara. La puerta se abrió de golpe, azotó contra la muralla y la repisa de plástico dejó caer algunos libros, llevó las manos a sus oídos y cerró los ojos con fuerza. "Por favor, que se acabe luego, que se vaya.", era lo único que pensaba mientras su cuerpo era atacado por miles de escalofríos.
La televisión se encendió, los típicos puntitos y el ruido de la señal mal captada, llenaron la habitación de una luz blanca e interrumpieron el silencio de la noche. Desde el librero algo salió disparado hasta caer encima de ella, pero con algo de esfuerzo se mantuvo firme en su escondite, no saldría aunque el techo le cayera en la cabeza, necesitaba concentrarse, no quería tratar con esa clase violenta de visitantes. El aullido de un perro la hizo estremecerse, estaba durando más de lo normal y así como iba no podría soportarlo, era demasiado tarde para correr a la habitación de su hermano y parecía que nadie podría salvarla.
-¡Solo vete!...- Murmuró mientras algunas lágrimas caían por sus mejillas, solo quería tener una noche normal, solo una, ¿era tanto pedir?
Las mantas de su cama fueron arrancadas con fuerza, dejando al descubierto el frágil cuerpo de la pequeña, estaba en posición fetal cubriéndose la cabeza y tiritaba de miedo.
-¡Despierta! ¡Camila, despierta!- Su madre estaba en la habitación con voz histérica, estaba tomando más del tiempo normal y las cosas seguían cayendo de su lugar alrededor de la casa, las ventanas vibraban y amenazaban con quebrarse en millones de pedazos, las puertas se habían trancado y los vecinos gritaban que el mar se saldría, arrasando con todas las casas de la costa. Necesitaban salir y necesitaban salir ya.
-¡Vamos! Debemos irnos antes de que se nos caiga la casa encima.- Tomó a la pequeña en brazos y corrió hacia afuera, ella despertó a mitad de camino y  pudo ver como a sus espaldas se desmoronaba parte de su cuarto, se restregó los ojos y comprendió que solo había estado equivocada. No sabía qué parte había soñado y qué parte era real, pero estaba segura que ésta vez, habían intentado advertirle.
 
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Foto del autor Mafka
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Miembro desde: Mar 10, 2013
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Descripción

No importa la cantidad de noches que te hayan acosado, que los ruidos te hayan despertado o que el temblor no te haya dejado dormir. No todos podemos canalizar el miedo, mucho menos decir de manera consciente qu lo produce. Un poco de terror a veces puede ser beneficioso.

Palabras Clave: Nocturno Visitante Apariciones Desastres Insomnio

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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