En busca de los recuerdos
Publicado en Mar 11, 2013
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PRÓLOGO
  A todas las personas se nos olvidan muchas cosas, todavía no conozco a   alguien que recuerde plenamente los hechos de su vida; existen muchas    teorías acerca del olvido, considero que olvidar es necesario para poder estar en paz con uno mismo, por ejemplo; no puedo recordar todos los errores que he cometido a lo largo de mi vida, porque resultaría siendo un cargo de      conciencia con el que difícilmente podría vivir. Los recuerdos felices se van desgastando, pero, curiosamente, los  recuerdos en los cuales hemos sido dañados, en los cuales hemos sufrido y llorado, esos permanecen en nuestra memoria intactos.
 Mi papá siempre contaba la historia de cuando él era pequeño, en la cual su papa le dio el escarmiento más grande de su vida, por la única razón de no haberle pedido la bendición; siempre la recordaba y con buena razón, porque de esa forma nos enseñaba acerca de la tradición, la cultura y la importancia de realizarla.
Éste mi primer libro, trata sobre la historia de la señorita Zery y su deseo de recordar todo aquello que había olvidado, tanto los sueños como sus miedos, y su pasado, pero sobre todo, quería recordar su felicidad; lográndolo mediante un viaje dentro de sí misma con la ayuda de hendel, un joven psicólogo del cual se enamora durante de la búsqueda de sus recuerdos felices.
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS
Gracias a Dios por estar viva, por todo lo que tengo y lo que no tengo, por cada detalle de mi vida, que la hace aún más hermosa, porque hace salir el sol cada mañana y por llevarme en sus brazos en todos los momentos difíciles. Gracias a mi familia completa por su apoyo y unión, a mi mama a quien le debo más de lo que pudiera pagarle algún día, a mis dos padres, porque ambos son parte fundamental de mi vida y mi ser, a mi abuela por cuidarme y protegerme siempre, a mis tres hermanos Anderson, naylis y danluy, también a Edwin y Álvaro, porque los considero mis hermanos mayores; a mis amigas y amigos, con los que comparto siempre, los mismos que me apoyan en todo momento y me dicen la verdad; al amor que es motivo de muchas de mis inspiraciones poéticas, y por último a quien se interese en leer este libro y en encontrar en cada capítulo un motivo para recordar y seguir creando momentos felices.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPITULO I
El encuentro
Todo tiene un inicio y un final, son difíciles los dos, pero, ¿cómo comenzar o terminar? No existe un manual, una receta, una indicación o una guía; solo intuición. Los sueños se mezclan con ilusiones, las ilusiones con esperanzas, las esperanzas con el deseo, el deseo con el amor...Todo se relaciona...el cielo con las estrellas, la luna con el sol, el odio con el amor. – Reflexionaba la señorita Zery mientras veía el tiempo pasar y los sueños transformarse en lejanos reflejos de entrañables deseos de felicidad que se olvidan con el tiempo. Una a una caen las estrellas, una a una pierden su color, una a una caen sin escuchar un último deseo, sin que ninguna mirada se pose ante ellas para darle una razón por la cual brillar por última vez.
Terminando su dosis diaria de delirantes lecturas donde se adentraba en incontables experiencias quizás sucedidas o no, escritas por quien haya plasmado sus grandiosas aventuras de amores y desamores, victorias y derrotas. Sumergida en los profundos mares de su empañada memoria, recordaba sus primeros sentimientos de soledad profunda, comparables a los que sentía en aquel momento, sentada sobre su cama con su viejo diario en sus suaves y blancas manos; solo que en aquel pasado no estaba alimentada de tristezas sino de la inocencia que llenaba su infancia.
De sus antiguos recuerdos solo conservaba escasos momentos de felicidad; su mente se empecinaba en mostrarle sus tristes vivencias, lo cual solo le agregaron sentimientos de desilusión e infortunio a su corazón.
¿Cómo se han perdido mis recuerdos felices en las tinieblas de mi mente? ¿En qué momento se extraviaron mis sentimientos de felicidad? Pregunto la señorita Zery esperando la respuesta de una voz dentro de sí; pero nada ocurrió, solo escucho la silenciosa soledad del corazón, dejándole un nudo en su garganta.
Decidió salir a seguir la rutina de sus largos paseos en solitario, en los que admiraba como otras personas mostraban felicidad, lo que la hacía más desdichada, meditaba acerca de la razón por la cual no podía sentir algo que no fuese tristeza y soledad.
Zery era una hermosa joven de 19 años de edad, de cabellos negros como la oscuridad de sus silencios, piel blanca y suave, y ojos del mismo color de sus cabellos, pero menos brillantes. Ese día se dirigió a un lugar apartado del parque, situado no muy lejos de su casa; era un lugar tranquilo rodeado de árboles, donde el sonido de las aves penetraban delicadamente la brisa que acariciaba constantemente el cabello de la joven.
De pronto sintió una mirada posando sobre ella, ¿Quién es? Se pregunto, pero su mirada permanecía fija en el suelo; su corazón se inquietaba por la incomodidad de sentirse vigilada. Escuchó claramente el sonido de unos pasos aproximándose y percibió el aroma de un delicado perfume en el aire.
Una voz masculina y juvenil resonó a su espalda penetrando en sus oídos como gota de rocío dentro de las rosas al llover. ¿Por qué tanta soledad? ¿Acaso sufre usted de infelicidad? Ella se desconcertó por aquellas palabras acertadas pero no quito la mirada del suelo y permaneció en silencio. De pronto escucho de nuevo esa misma voz diciendo: Puedo sentir la tristeza congelando su corazón, sus sentimientos deben de ser igual de hermosos como usted, no entiendo porque debería estar sintiéndose sola. Por favor deje de decir estas cosas, le aseguro que no sabe lo que habla dijo la señorita Zery sonrojada. Solo déjeme terminar, prosiguió- Quizás deba viajar a ese lugar donde solo su mente puede llevarla para encontrar lo que busca. Ha sido un placer conversar con usted señorita. La señorita Zery todavía no escapaba de su asombro, cuando logro mirar hacia dónde provino la voz, no pudo ver quien le dirigió esas palabras.
Camino hacia su casa lentamente repitiendo en su mente las palabras que había escuchado y penetrado dentro de su ser. Esa noche no pudo conciliar el sueño, solo podía pensar en aquellas palabras preguntándose ¿tiene que ver mi infelicidad con la ingrata compañía de la soledad? ¿Acaso la tristeza a congelado mi corazón y con el mis recuerdos? ¿A dónde me puede llevar mi mente para encontrar mis recuerdos felices y mis sentimientos perdidos? Se preguntó constantemente hasta ver el alba aparecer por su ventana y con ella un nuevo día.
 Esa mañana se dirigió como de costumbre a la enorme biblioteca localizada en uno de los salones de su casa, pero, esta vez no busco sus delirantes y  apasionantes libros; ese día era diferente, la intriga le carcomía la paz que le brindaba la soledad y el silencio; buscaba un libro que le pudiese dar  una idea sobre el viaje al cual se refería la voz que tanto había resonado en su mente. Pasaron muchas horas, encontrando muchos libros acerca de viajes e historias fantasiosas de sueños y pasadizos a otro mundo fantástico, pero ninguno de los viajes tenían relación con los recuerdos que deseaba encontrar; solo una frase en un libro viejo cuyo nombre ya se había desgastado por el tiempo; diciendo:
Solo tu mente puede llevarte a emprender viajes sin limitantes para encontrar lo buscado, si el querer es el poder y el creer es el ver, pero no con los ojos engañosos de tu rostro sino con los ojos penetrantes de tu alma.
 
 
 
 
 

 Esto le calmo un poco la desesperación que sentía por encontrar respuestas a sus muchas preguntas y reflexiono sobre el tema todo el día hasta la hora de su paseo rutinario, al llegar la hora en el gran reloj de la pared de la biblioteca, salió corriendo con sus pequeñas zapatillas blancas a la puerta de su casa, tomo sus sombrero de cintas del color de sus zapatillas y se marchó en dirección al parque.
Llego a la misma hora que llegaba todos los días desde la trágica muerte de su padre; cuando este vivía, solían salir a ver las nubes y el color del cielo al atardecer sonriendo abrazados. La señorita Zery se apresuró a buscar el lugar donde había estado el día anterior a esa misma hora. Llegando se sentó en el  banco, mirando atentamente los arboles llamando a gritos en su mente a esa voz. Ese día no logro encontrar entre los sonidos del exterior a esa voz, pero internamente la percibía una y otra vez  como eco dentro de sí.
Camino de vuelta a su casa, triste de no encontrar más respuestas, de haber perdido la oportunidad de mirar su rostro, de hacerle muchas preguntas  acerca de él y del porqué de sus palabras, había perdido la oportunidad de hacerlo, la había dejado marchar.
Esa noche no pudo dormir, miro las estrellas hasta ver aparecer el alba por su ventana, con sus hermosos colores, despidiendo las estrellas y dándole los buenos días al sol que rápidamente aparece por el este. Salió de su cuarto muy temprano con su ropa de dormir y se dirigió a la cocina a tomar agua y volvió a su cuarto, se dio un baño de agua tibia y miro su armario buscando un vestido que ponerse esa mañana para salir a comprar frutas a una cuadra de su casa. Se vistió de azul como el cielo y fue a comprar, regresando agotada, desayuno en la mesa con su hermana katie, quien la miraba detalladamente buscando en sus ojos una expresión que le dijera su estado de ánimo, pero no pudo encontrar nada que le animara a preguntar como está, por lo tanto la mañana fue muy silenciosa, cayo rápidamente la tarde y Zery fue al gran salón donde se encontraba la biblioteca y desconcertada se dio cuenta de que había leído todos los libros de viajes y no encontró algo que le animara, esperó impaciente la hora de marcharse, tomo su sombrero de cintas azules y se marchó al parque como de costumbre, sentándose en el mismo lugar, mirando a las pocas persona que en ese momento se hallaban sin encontrar en ninguna algo que le interesase;  observo cada detalle que se encontraba en el parque:
Una chica con su novio hablando muy dulcemente, un viejo mirando el cielo, aves alegremente revoloteando sobre los arboles, las hojas recorriendo los caminos  y algo inesperado, unos pasos, unos pasos ligeramente sonoros de una persona que se acercaba lentamente a su banco. De pronto una voz, esa voz que había esperando por infinitas horas-
 
 
 
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Foto del autor Greyzibeth Andreina Farias Villarroel
Textos Publicados: 3
Miembro desde: Mar 05, 2013
2 Comentarios 235 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Este es el primer capitulo de uno de mis libros: En busca de los recuerdos, un libro para encontrarse con uno mismo, con los recuerdos, para encontrarnos con lo bueno para ser felices y con lo malo para aprender de ello.

Palabras Clave: Recuerdos

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría:


Derechos de Autor: Greyzibeth Farias


Comentarios (2)add comment
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kalutavon

El inicio es prometedor, esperaré las próximas entregas para ampliar mi comentario. Afectuosos saludos amiga.
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June 28, 2013
 

Juan Pablo Pites

esta bueno, muy original, nunca leí algo así, felicitaciones
Responder
March 30, 2013
 

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