Llegamos a un punto
en el que no hay retroceso
es un asunto
para el que no hay consejo
tú me ignoras siempre que puedes,
ni un poco de misericordia me concedes
mientras yo amándote enfrento un dilema
porque olvidarte es mi problema.

Quizá lo mejor sea decir adios,
separarnos sin mirar atrás,
dejarlo todo por la paz,
dejar de ser nosotros dos
en busca de individualidad
como un refugio de piedad.

Pero no puedo olvidarme de ti
ni de todo lo que senti
porque si algo tienes de especial
es mi corazón
que te di para bien y para mal,
es mi desazón
al saber que te querré igual.

Sólo puedo alejarme de ti,
evitar buscarte,
pretender no encontrarte,
tratar de no pensarte
y finjir que es así,
pero ambos sabemos que el olvido
es un amor adormecido
que con el tiempo despierta
y de nuevo te atormenta.

Sabemos que no te olvidaré
aunque ya no te buscaré
y seguiré muriendo
mientras te sigo queriendo.