Mujer golpeada
Publicado en Mar 10, 2013
Las lágrimas salpican los pétalos sedosos de una rosa; tranparentes, limpias, pero con rabia, esa que no sólo se ha metido en su alma, sino físicamente en su carne herida; sinónimo de sangre amordazada en su violeta cuerpo, pero en ese instante siente una explosión en el difragma lleno de bilirrubina y su instinto le envía a su mente la sobrevivencia asesina, acompañada con el nocturno silencio de la madrugada, que ha dejado el último quejido del último golpe; enmudecedor alguna vez del vientre abultado, que sólo sintió dolor de muerte en sus protectoras profundidades sin escuchar el llanto por la vida, quien ha perdido el último suspiro alcoholizado,
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