Técnica, Velocidad, Físico y Resistencia.
Publicado en Mar 08, 2013
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Hablamos de fútbol cuando no tenemos ni ganas ni deseos de hablar de temas políticos, económicos o religiosos. Hablamos de fútbol para abrir la conciencia de un idioma universal que huya de las ideologías y se centre en las polémicas sobre si el fútbol es algo de cultura o es solamente un vicio. Esto de se algo de cultura o solamente un vicio no es cierto. Hay una tercera vía definitoria que es exacta: el fútbol es una actividad social.
 
Por ser una práctica sociológica... ¿qué debe poseer un futbolista o una futbolista para triunfar en este deporte? Cuatro cosas fundamentales que se llaman técnica, velocidad, físico y resistencia. Hay muchos que no saben exactamente definir estas cuatro cualidades imprescindibles para poder triunfar en los campos de juego.
 
En cuanto a la técnica, muchos confunden la verdadera concepción de esta habilidad con las demostraciones circenses que algunos practican de cara a la galeria. La técnica, en el fútbol, no es la payasada de estar tocando el balón haciendo el malabar como se ve en multitud de ocasiones. Eso no es técnica sino simplemente habilidad. La técnica futbolística es mucho más que habilidad. Desarrollar la técnica, en el fútbol, tiene otras dimensiones. Consiste, en primer lugar, en saber situarse en el campo de juego y, una vez aprendido el instinto de saber situarse en cualquier campo de juego sean cuales sean sus dimensiones o estado en que se encuentre, debemos aplicar dicho instinto natural fuera del contexto de la violencia porque, para desarrollar la técnica lo importante es aprender los toques al balón. Hay que aprender a desarrollar el toque de balón preciso para hacerlo positivo a la hora de la verdad. Tocar bien el balón es fundamental en la técnica del fútbol y no es hacer "cascaritas" inútiles e inefectivas cuando se está ya jugando el partido. Tocar bien el balón se consigue, después de saber colocarse en el lugar adecuado y en cada momento del partido, sabiendo desplazar el balón a través de toques a ras de suelo o por elevación, pero haciendo que éste llegue en plenas condiciones a uno de tus compañeros. Esto se consigue tras muchas horas de entrenamiento. El toque de balón es fundamental para poseer técnica futbolística y no consiste en dar pelotazos sin sentido; porque para desarrollar una buena técnica futbolística hay que tener algo que se llama serenidad, algo que se llama elegancia, algo que se llama visión de juego y algo que se llama agilidad mental. Con la serenidad, la elegancia, la visión de juego y la agilidad mental ya tenemos los cuatro pilares básicos e imprescindibles para ir mejorando la técnica en la práctica del fútbol. Sólo se consigue tener excelente técnica futbolística -tanto si eres hombre como si eres mujer- cuando pasas gran parte de tu tiempo deportivo en saber cómo se debe parar un balón con el pie, la pierna o el pecho; en saber cómo se debe robar el balón a un rival sin hacerle falta: cómo jugar bien con los pies y la cabeza; cómo, una vez dominado el balón, ser capaz de llevar a cabo lo que la mente te está diciendo que hagas en breves décimas de segundo. He visto a muchos que creen que la técnica futbolística consiste en mostrar ferocidad y querer comerse al mundo entero. He visto a muchos que creen que la técnica futbolística es hacer miles de "driblings" aunque no sean nunca positivos para el equipo. He visto a muchos creer que la técnica del fútbol es hacer "caños" o hacer "túneles" cuando estos no sirven para nada determinante. Lejos de todo ello. el futbolista o la futbolista que ha conseguido captar y aplicar la técnica es aquel o aquella que domina el balón no para hacer malabarismos innecesarios sino para pensar en el bien del conjunto de todo su equipo. Muchas "grandes figuras" del fútbol no han pasado de ser meros "figurones" de este deporte colectivo porque el buen futbolista o la gran futbolista debe haber aprendido, antes que otra cosa, que la técnica de este deporte es aquella que sirve para hacer de un futbolista o una futbolista un elemento imprescindible. Muchos son solamente necesarios pero imprescindibles solamente son quienes hacen que el equipo funcione bien. Y eso no lo hacen muchos "birgueros" individualistas que he conocido, sino los pocos que lo consiguen es porque su presencia en el equipo, gracias a su técnica positiva, los hace ser imprescincidbles. Todo jugador individualista sólo puede hacer alguna que otra jugada muy llamativa pero, a la larga, su ausencia en el equipo favorece al equipo. Ahora bien, aquellos que ponen la técnica al servicio de los demás no deben jamás dejar de ser alineados si es que se quiere que el equipo triunfe en la mayoría de las ocasiones.
 
Hablemos ahora de la velocidad. Cuando estamos presentes en el campo de fútbol no estamos llevando a cabo una prueba de atletismo de 100 metros lisos, porque hay un elemento primordial por medio que se llama balón. Los 100 metros lisos son propios del atletismo pero en el fútbol llevan al cansancio antes de tiempo y al fracaso como futbolista si no sabes correr con el balón en los pies y debidamente controlado. La inteligencia no está reñida con la velocidad pero la velocidad, en muchas ocasiones, sí está reñida con la inteligencia cuando de fútbol se trata. Tener velocidad, en este deporte, no es correr por correr y gastar, inútilmente, las energías que se necesitan durante todo el tiempo que dura un partido. Si un futbolista veloz no sabe correr en el momento oportuno es que no sabe dosificar la velocidad para poder manejar bien el "tiempo" de juego. La velocidad de un futbolista es correr con sentido estratégico y eso se produce cuando la mente rije a las piernas y no viceversa.  Quien sabe jugar bien al fútbol no corre sin sentido, sino que su mente y la inteligencia proveniente de su mente le hacen coordinar bien cuándo debe de correr o cuándo debe dejar que el balón corra. Correr como un loco "correcaminos" no produce beneficios al equipo. La velocidad de un futbolista o una futbolista es saber, entre otras cosas, cómo dar los pases a los compañeros/as haciendo que quien reciba el balón tenga espacios libres para correr con sentido. El verdadero buen jugador o jugadora de fútbol impone el ritmo adecuado en cada circunstancia. Hay circunstancias en que es necesario correr y hay circunstancias en que no es necesario correr sino hacer que otros corran. Es necesaria la velocidad para rebasar a los rivales y también para acompañar la jugada que están realizando otros compañeros de equipo. Tener velocidad, en el fútbol, es saber sorprender a los rivales aplicando dicha velocidad cuando no se lo esperan. De esta manera, el aprovechamiento de la velocidad buscando, sobre todo huecos vacíos, es lo adecuado. Es, por ejemplo, lo mismo que sucede cuando sabemos conducir un automóvil. El automóvil tiene diversas y distintas velocidades para cada circunstancia. El buen futbolista o la buena futbolista debe tener también distintas velocidades según sean las circunstancias que están surgiendo, continuamente, durante el partido. Correr, en el fútbol, es saber aprovechar tu punta de velocidad cuando es necesaria. Lo demás es cansarse, agotarse y hacer que el equipo no funcione con agilidad. Correr como un poseso por el terreno de juego solo es ser un desesperado fácil de anular por los rivales y que, cuando pierde la pelota, ha roto tanto las líneas de su propio equipo que existe serio peligro de que el rival te marque un gol en el contraataque... sobre todo si no tienes velocidad para volver a intentar recuperar el balón perdido o si no corres debidamente para colocarte en buena situación para cerrar los huecos que has creado... y he visto a muchos que corren como posesos en un terreno de juego pero se desinflan y son incapaces de corregir su error porque la velocidad los ha agotado. Tener velocidad en el fútbol es poder sorprender al equipo rival aplicando dicha velocidad en el momento más adecuado. Cuando un futbolista o una futbolista sabe meter las velocidades adecuadas en cada circunstancia de los lances del partido no es ser lento en ningún caso; pues la lentitud lleva al fracaso. Los lentos nunca triunfan pero sí los inteligentes y esto son dos cosas totalmente opuestas. Hay que ser explosivos cuando es necesario ser explosivos pero hay que usar, muchas veces, la velocidad para saber estar adecuadamente en el espacio del terreno de juego donde debes estar. El buen jugador/a de fútbol es veloz si sabe llevar controlado el balón en sus pies o si sabe dar el toque apropiado al balón para restarle mucho espacio a los rivales y hacer que otro compañero/a use su velocidad complementaria con la tuya o con el balón que le has servido "en bandeja" para crear una acción peligrosa y con grandes probabilidades de acabar en gol a nuestro favor. En este sentido, saber correr siguiendo la jugada de algún compañero es una manera inteligente de correr. Un velocista futbolístico o una velocista futbolística es quien aparece en los espacios libres para dar el máximo rendimiento a su carrera y no consiste en atravesar el muro de los rivales corriendo más que ellos o ellas sino siendo más inteligentes que ellos o ellas. Fracasan quienes se agotan inútilmente porque pieden fuerzas en sus piernas al correr por correr y sin sentido práctico. Un "sprint" no se debe realizar cuando la jugada no tiene ningún significado positivo. Un "sprint" se debe realizar cuando tu jugada o la de alguno de tus compañeros/as es positiva y tiene un alto porcentaje de probabilidades de terminar en gol. Romper la armonía de las líneas de un equipo por correr sin sentido es terminar perdiendo el partido.  Cuando quien practica el fútbol sabe correr con inteligencia y en los momentos adecuados siempre es positivo porque o acaba metiendo el gol o termina por dar el pase a otro/a que lo mete. Eso es saber tener velocidad en el fútbol. A eso se le llama agilidad mental aplicada en un partido de fútbol. Porque la velocidad de las piernas de un futbolista o una futbolista sólo es productiva cuando la agilidad mental la acompaña y la dirige adecuadamente. Por eso un/a futbolista veloz no es quien más corre sino quien corre con mayor inteligencia. En el fútbol no se compite para vencer en los 100 metros lisos sino que se compite para saber correr cuando tu agilidad mental está en consonancia con tus piernas y tu capacidad pulmonar tanto en el esfuerzo de la carrera como en lan rápida recuperación de dicho esfuerzo.
 
El físico. Entramos, de esta manera a hablar del físico de un futbolista o una futbolista. Tener buen físico, en el fútbol no es ser muy guapo o no ser muy guapo, sino tener un desarrollo corporal completo. El cuerpo de quien practica bien el fútbol siempre es un cuerpo armónico, debidamente desarrollado y equlibrado en todas sus partes. El buen futbolista o la buena futbolista tiene el físico de un atleta; pero no de un atleta que se dedica a los lanzamientos de peso, de martillo, de jabalina o de disco; sino el físico de un atleta que practica, digamos por ejemplo, el decathlon. El buen futbolista o la buena futbolista no tiene un físico donde le sobran kilos o le faltan kilos. Tener un buen físico futbolístico es tener un cuerpo delgado pero no flaco; es tener un cuerpo fuerte pero no grueso. Entendemos por delgado y fuerte cuando el físico está significativamente bien equilibrado para practicar el fútbol. Se distingue, a simple vista, cuando un futbolista o una futbolista tiene el físico adecuado que es mucho más que ser más o menos guapo o guapa, más o menos atractivo o atractiva, sino equilibrado en todas sus partes. Se nota a simple vista y la vista no engaña. El equilibrio físico de un buen futbolista o una buena futbolista debe ser completo a lo largo y ancho de todo su cuerpo y es importante saber que depende de la estatura y la composicón muscular de cada cuerpo humano y de cada metabolismo. Es importante saber que para tener un cuerpo perfecto en la práctica del fútbol es necesario comer de todo un poco y comer solamente hasta que el cuerpo se llene y no seguir comiendo más. No hay ninguna clase de dieta sino que se debe comer según las energías que se van a gastar en el terreno de juego. No existen milagros para formar el fisico de un futbolista o una futbolista sino que sólo consiste en saber comer lo justo, lo necesario y lo que hace que tu cuerpo siempre esté en plena forma; porque el reparto de las calorías que se comen debe estar regulado con el reparto de las calorías que se consumen. Eso es clave para tener un buen físico seas más guapo o más guapa o seas menos guapo o menos guapa. El reparto de las calorías no es una receta determinada que podamos llamar "milagrosa". En el fútbol esas recetas no existen por más que algunos hayan querido decir que han encontrado las recetas "milagrosas". Eso es mentira porque cada futbolista necesita un reparto de calorías diferente ya que son personas diferentes. Los de las "sopas milagrosas" es una estafa. Es por eso necesario que un futbolista o una futbolista sabe lo que come, sabe cuándo lo come, sabe para qué come y sabe, sobre todo, dejar de comer cuando ya está satisfecho o satisfecha. No consiste en ser Míster Universo o Miss Universo porque estas cosas no tienen nada que ver con el fútbol. Tampoco es útil ser un culturista porque las musculatura de un culturista o una culturista no valen para el fútbol. La musculatura de un futbolista o una futbolista ni es la de un "cachalote" ni es la de una "sardinilla".  Por el contrario, para jugar bien al fútbol tu rendimiento está totalmente relacionado con que tu cuerpo presente el físico que tú debes tener según sean tus cualidades corporales; que no son idénticas para todos los que forman el equipo. Así que terminamos la lección hablando de la resistencia. 
 
Tener resistencia en el fútbol es mantener todas tus fuerzas físicas y mentales al cien por cien cuando los demás ya están agotados. Hay que saber que, en el deporte, existen dos clases de fibras musculares: las de explosión y las de resistencia. Las de explosión, que son músculos gruesos, valen para un momento determinado; pero las de resisntencia, que son músculos alargados, son las que valen para todo momento del partido. La resistencia de un futbolista durante todo el partido es la misma resistencia que tiene un atleta de carreras de fondo o largas distancias. La capacidad de resistencia de un futbolista o una futbolista debe ir acompañada de la resistencia mental que tenga. Y se mide por la capacidad de sufrimiento que se posee para terminar fresco y saludable mientras los que no la poseen ni tan siquiera son capaces de terminar un partido. La resistencia de un/a futbolista debe ser siempre positiva porque cuando al futbolista o a la futbolista le falla la resistencia es que mentalmente también ha fallado. Saber controlar el estrés que se produce durante un partido de fútbol es muy importante. La capacidad de sufrimiento positivo hace que juegues bien durante todo el encuentro y hace que, a medida que pasan los minutos, te encuentres cada vez mejor, más pletórico de fuerza física y más preparado que los demás para terminar el partido fresco mientras otros tienen que beber cantidades de agua para poder soportarlo. Eso de beber agua durante el partido es señal de que no se posees resistencia suficiente en el cuerpo. Esta capacidad de resistencia muchísimas veces -salvo raras excepciones- es la que te da el triunfo y por eso es muy significativo que muchos grandes partidos se definen en la última media hora del encuentro cuando ya el cansancio hace mella en los menos resistentes mientras que los que tienen resistencia son cada vez más rápidos y veloces, practican con mayor juicio lógico la coordinación de las jugadas y están igual de frescos que cuando comenzó el partido. Esto hace, en la inmensa mayoría de las veces, que el triunfe acabe del lado del equipo que más jugadores con plena resistencia tiene sobre el terreno de juego. No es fuerza bruta. Es resistencia. Dos conceptos totalmente diferentes. La capacidad de un atleta -y un/a futbolista debe ser, antes que futbolista un atleta de fondo- impone su dominio durante todo el partido pero, de manera especial, en los últimos minutos que es cuando, muchas veces, se consigue la victoria en el caso de que los dos equipos tengan una alta técnica desarrollada en sus jugadores. La técnica unida a la resistencia te hace casi invencible en la mayoría de los partidos. Es entonces cuando uniendo técnica mas resistencia se pueden asimilar mejor las tácticas y, sobre todo, se aprende a manejar mejor las estrategias. Si somos resistentes tanto en lo físico como en lo mental tenemos muchísimas más posibilidades para ganar un partido o estar durante mucho tiempo imbatido y no somos jugadores que nos "rompemos" durante el encuentro. Como así sucede en la realidad.
 
Termino con el siguiente lema: muy buena técnica más suficiente velocidad más excelente físico más sensacional resistencia son los cuatro ingredientes que te hacen triunfar en el fútbol. Eso lo aprendí de Alfredo Stéfano Distéfano Lahule. Por eso he triunfado como futbolista.  
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