Ella estaba sentada, en una esquina de ese antro de ambiente nebuloso, había asistido a petición de su amiga, pero en ese momento se encontraba sola, Lisa estaba bailando, plácidamente disfrutaba de un cigarrillo y una copa, inmensa en múltiples ideas, de momento se escucho un tango, un hermoso tango, que por supuesto a ella le gustaba, Uno, era su nombre, con la melodía en sus oídos, desenfadada volteo a la pista de baile.
De la multitud, se desprendía una hombre, se dirigía directo a ella, de momento no distinguió sus facciones, la luz de los reflectores de la pista, le impedían observarlo bien, solo era una silueta esbelta, alta y de caminar algo sensual y seguro; ella se quedo observándolo como encandilada, él se a próximo y le extendió la mano, ella sin mediar palabra le extendió la suya y se levanto de su asiento, en silencio y con paso voluptuoso, se dirigieron al centro de la pista. Se estrecharon en un abrazo cadencioso y táctil, sus pasos estaban sincronizados, a cada vuelta y encuentro de sus cuerpos, había un estremecimiento, nada ni nadie  existía en esos momentos, solo dos cuerpos vehementes moviéndose al ritmo de la música.
Una vez terminada la pieza, él sigue ciñéndola por la cintura y ella,  se encuentra en un estado letárgico, en un momento se despejo, no sabía que hacer, el hombre la miraba directo a los ojos, su mirada centellaba y su respiración era fuerte y agitada, ella se sintió confundida y con aplomo, el cual solo era aparente, se soltó de él, dándole las  gracias, tambaleante se dirigió a su mesa, una vez que se sentó, volteo a la pista, él seguía parado allí, después de unos segundos solo inclino la cabeza en ademan de despedida, dio la vuelta y se alejo entre la gente y la oscuridad.
Lunaoscura