En tu mirada vi dulzura,
una profunda ternura
y sólo fui capaz de sucumbir
sin poderlo impedir.

En tu voz encontré paz
y pronto quise oirte más,
pues tu voz trae calma
y refugio a mi alma.

Entonces escuché tus ideas
y aunque tú no lo creas
pude vislumbrar tu interior
y lo que vi me gustó todavía más
porque te vi tal cual eres,
lo que odias, lo que prefieres,
lo que esconde tu silencio ensordecedor,
lo que te inquieta, lo que te da paz,
lo que te convierte en tí
y entonces te comprendí.

Así me volví tu amigo,
porque cuando estoy contigo
puedo ser yo mismo
sin caer en el abismo
de falacias sin fin.

Nada me importa más que tú,
porque aprendí a valorarte
y, sin ánimos de alabarte,
si no hubieras llegado a mi vida
en mi habría un profundo vacío
que sólo podrías llenar tú.