guilas Negras -15- (Novela y Guin para Cine). EN FASE DE REALIZACIN.
Publicado en Mar 01, 2013
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- Escuche, señorita... usted se está equivocando conmigo...
- Señora si no te importa.
- Pues da la casualidad que sí me importa. No es lo mismo estar hablando con una mujer casada que con una chavala soltera.
- ¿No es lo mismo?
- No es lo mismo
- ¿Es que hay diferencias entre una casada y una soltera?
- Es muy fácil de comprender. Para mi cálculo de probabilidades con una casada es cero y para mi cálculo de posibilidades con una soltera es infinito. Como verá usted, señora de otro y no mía, no es lo mismo un cero en probabilidades que un infinito en posibilidades. Otros piensan diferente y hacen cosas diferentes a las que yo hago...  pero soy como Dios me dice que debo ser.
 
La señora casada que se halla sentada frente a Juan, bebiendo también un café con leche, se queda callada.
 
- Eso es. Una mujer casada, cuando se sienta ante un chaval que no la ha invitado a sentarse frente a él, es casi perfecta si está casada. 
- ¿Cómo tengo que entender eso? ¿Como una invitación o como una despedida?
- Bébalo con azúcar que es mejor... ¡vaya amargura que tendrá usted por culpa de otro y no por culpa mía!... pero eche bastante azúcar porque, aunque no la estoy invitando a que se quede conmigo, se lo pago yo.
 
La señora casada puede, por fin, reaccionar...
 
- ¿Pero no eres tú Atilano Eros?
- Ya le dije al principio de esta mini conversación sin importancia alguna que usted estaba muy confundida conmigo. Ya está viendo, y no se llame a engaño porque yo no tengo por qué engañar a ningún hombre casado, que yo no soy Atilano Eros Amazote. ¿Me ha comprendido bien y se da cuenta de que no soy un maleducado cuando hablo y no digo palabrotas para aclarar ciertos temas cuando no es precisamente necesario decirlas?
- Pues sois como dos gotas de agua.
- Eso no se lo cree Atilano Eros Amazote ni haciéndose pasar, ante mujeres casadas o chavalas solteras, como si fuera Van Gogh pintando un autorretrato de sí mismo.
- Cuando se dice autorretrato no se debe decir a sí mismo
- Sigue usted muy confundida, señora de otro y no mía. Debe usted saber que la Real Academia de la Lengua Española no prohíbe que se diga ni que se escriba autorretrato de sí mismo que, por lo contrario, es admitido perfectamente para dejar bien claro que uno se está refiendo exactamente a quien se está refiriendo y, en ese caso, no es redundancia. ¿Desea seguir hablando de Lingüística Española conmigo o ha entendido con total claridad qué es lo que procuro que usted entienda? 
- Lo he entendido. Lo he entendido del todo. Pero sois iguales.  
- Perdone, señora de otro y no mía, pero usted está alucinando. Cuando le digo que no se quede usted conmigo estoy diciendo que ya tampoco deseo quedarme con usted.
- Pero... si sois iguales...
- No insista tanto. Atilano es Atilano y yo soy como Dios me dice que sea. ¿Sigue entendiendo por qué caminos voy?
- Yo diría que sois iguales.
- Abra bien los ojos ya que el cerebro parece que no quiere abrirlo. Voy a ser lo más claro posible. No somos ni como dos gotas de agua ni como dos gotas de aceite ni como dos gotas del rocío del alba si quieres usted seguir comparando. Si uted le conoce muy bien a él, y eso no es problema mío ni me tiene por qué importar, habrá observado que siempre se peina con un tupé a lo Eslvis Presley y yo sólo con flequillo y, además, él no tiene ningún remolino en la coronilla y yo no tengo solamente uno sino dos... y no piense mal, señora de otro y no mía, porque estoy hablando con total educación. Me estoy refiriendo al pelo que tenemos en la cabeza. 
- ¿Y si no eres Atilano, quién narices eres tú?
- No. Las narices tampoco las tenemos iguales. Él tiene su nariz mucho más perfecta que la mía gracias a mi padre. Y bueno... como eso son cosas privadas de mi familia y mi padre lo quiso así... hablemos ahora de algo más interesante. ¿Qué desea usted de Atilano Eros Amazote?
- ¿Su segundo apellido es Amazote?
- Sí. ¿No lo sabía usted, señora de otro y no mía?
- A mí me dice siempre que su segundo apellido es De Giuliani.
- Muy interesante, señora, muy interesante.
- En fin, si no eres Atilano Eros Amazote... a lo mejor me resultas más interesante tú..
- Escuche otra vez bien y no siga quedándose conmigo porque no estoy para quedarme con otra que no es la mía ni lo intento jamás porque le repito que jamás he engañado a ningún hombre casado ni lo haré jamás. ¿Quizás ese tal Atilano Eros que le ha hecho a uted creer que es De Giuliani cuando en realidad es Amazote no le da ninguna importancia a eso de engañar a los hombres casados? No soy cotilla sino que me ha despertado usted la curiosidad... y solamente la curiosidad... no vaya usted a pensar que aunque esté de tan buen ver me ha despertado el apetito... ¿quiere usted seguir conversando conmigo o piensa que soy excesivamente claro y no conviene charlar con alguien tan directo como yo?
- ¿Te cuento la verdad?
- Me puede usted contar todas las verdades que quiera que luego yo sabré si son verdades o son mentiras.
- Pues sí. Atilano Eros Amazote, que se hace pasar por De Giuliani, no piensa nunca en que las mujeres estén casadas o estén solteras porque no le importa engañar a los hombres casados o a los hombres que tienen novia.
- También muy interesante el dato, señora de otro y no mía. A lo mejor ahora va a resultar que empieza usted a interesarme... por supuesto que por interés puro nada más... porque yo eso del interés lo diferencio entre ser de interés simple como lo soy yo y ser de interés compuesto de tríos, cuartetos o hasta quintetos como parece ser ese tal Atilano. Si tiene más interés simple que compartir conmigo abrevie, por favor, que puede aparecer de repente otra... y entonces... escúcheme bien...
 
Juan se acerca a oído izquierdo de la señora casada y de muy buen ver.
 
- Cuenta... cuenta... quiero comprender...
- Ya lo comprenderá usted del todo cuando la vea...
 
Juan se vuelve a la posición normal alejándose del oído izquierdo de la señora casada y de muy buen ver.
 
- Le advierto que no aguanta demasiados rollos con señoras casadas con otros y no mías.
- Pero... ¿si yo sólo quería un autógrafo de Atilano Eros?
- Pues busque usted a ese tal Atilano Eros por el lujoso Barrio de Salamanca porque resulta que, o no lo sabe usted bien o no lo quiere saber, pero está usted en un barrio de ambiente universitario. ¿Lo sabía? ¿Sabe la gran diferencia que hay entre la Avenida del Generalísimo y Moncloa que, aunque parece la misma cosa, no es lo mismo? Cuando le encuentre por aquellas lujosas mansiones y palacetes le pide el autógrafo y santas pascuas floridas tenga usted, señora casada con otro y, por lo tanto, no mía.
- De santas pascuas floridas nada de nada... puesto que he cambiado de opinión y el autógrafo que me interesa es el tuyo.
- Pero yo no he cambiado de opinión aunque esté usted de tan buen ver; ya que mi autógrafo sólo le interesa a la que puede pillarme enrrollándome con usted, selñora de otro y no mía, y ya me ha dado un aviso.
- ¿Un aviso?
- Pues sí, señora casada, pues sí. Ya me ha dicho una vez hoy en día que me va a colgar de una encina y sé que sólo avisa dos veces antes de cumplir sus amenazas.
- ¡Qué gracioso eres!
- Pues para mí no tiene ninguna gracia terminar colgado como Judas Iscariote... sobre todo porque no soy Judas Iscariote y no me comporto como Judas Iscariote... pero... ¡a ver quién es el guapo que la convence si me pilla enrrollándome con usted y cree lo que no es cierto!
-¿También eres cristiano?
- Pues va aser que sí... por supuesto que va a ser que sí... señora ajena... y no se me enajene por eso... por favor...
- Entonces... ¿rechazas mi deseo?
- Le dije que no se enajenara por eso, señora ajena... porque resulta que el único deseo que no rechazo es que me deje usted a solas con mis pensamientos. Por ejemplo, el gran Publio Siro, del cual usted no parece tener ni idea de quién era, dijo que los favores siempre caen del lado de la fortuna y yo soy de los desafortunados. Ya sabe aquello de desafortunado en el juego afortunado en el amor.
- Te corrijo. El dicho dice afortunado en amores.
- Es cierto. Pero también es cierto que del dicho al hecho hay un gran trecho.
- ¡¡Jajajajaja!! 
- ¿Le interesa seguir hablando conmigo para no conseguir nada porque soy pobre de solemnnidad o le interesa dejarme a solas con mis pensamientos? Le pongo en su conocimiento, muy señora de otro, que no es la primera vez que me ocurre.
- ¿Tienes algún otro pensamiento tan interesante como ese?
- Apunte usted en su memoria éste que se me ocurre ahora mismo: Una señora de otro es parte de los intereses compuestos. Ya le dije antes que yo soy de los intereses simples. ¿Me ha vuelto a comprender o se lo digo del revés?
- ¿Puedes decirlo del revés?
- Por supuesto que puedo. Anote también esto en su memoria: Una señora de intereses compuestos no es nada para un joven de interés simple. ¿Está mucho mejor de esta manera algo más concreta? 
- ¡¡Jajajajaja!! Espera un momento que lo anote en mi agenda.
- Pues dese prisa o me pelan del todo... y le digo, por si quiere también anotarlo en su agenda de piel de cabra, puesto que ya veo, ahora que la saca, que es de piel de cabra pero de cabra completa y sin mezcla con nada de oveja, porque no me venga usted a salir con ese cuento de que es usted una oveja descarriada porque ni me lo creo ni me lo dejo de creer... pero me es indiferente porque no soy su cliente... que tengo los bolsillos pelados hasta de céntimos, y a ver si así puede ser ya que de una manera definitiva deje de pensar en mí y deje de creer que yo soy un buen partido. ¿Cómo voy a ser un gran partido si yo no voy con el gran rico Real Madrid de la Avenida del Generalísimo sino con el pobre Athletic Club de Biblao que siempre lucha por no descender. ¡Descienda usted un poco, señora de agenda de piel de cabra, descienda usted un poco del monte... de Piedad por supuesto... y no tenga Piedad para mí, por muy buena que esté esa caritativa Piedad, que ya tengo quien se apiada de mi desgracia por ser un león y no un merengue.   
- ¿Me puedes repetir tu último pensamiento?
- No es mi último pensamiento porque no pienso morirme todavía.
- ¡¡Jajajajaja!! Te estoy pidiendo que me repitas tu siempre penúltimo pensamiento para anotarlo textualmente, y sin error alguno, en mi agenda.
- Lo siento. Se me acaba de olvidar porque la vida transcurre a tanta velocidad hoy en día que todo lo olvido, menos lo que no tengo que olvidar. Pero puedo decirte otro auqnue no tenga ningún aprecido a primera vista pero que si lo escuchas despacio... puede que sí o puede que no... eso depende de como lo entienda usted, señora.
- Adelante. Anoto.
- Anote y súmese dos puntos como si me hubiera ganado en el partido. Si lo voy a decir despacio para que no lo olvide, señora casada con algún casado que no me in teresa saber quién es:  La fidelidad es cualidad del fiel, del leal, de persona cuyo comportamiento corresponde a la confianza puesta en ella o a lo que exige de ella el amor y la amistad. Y aquí va la Nota Adjunta para que sepa bien de lo que le estoy hablando: No la traciiono ni la cambio por nada. Ni por todas las lentejas del mundo, aunque fuesen lentejuelas de oro... porque mi amor por Ella no tiene precio, ni aun que el talego que me ofrezcan esté lleno de pesetas... porque ha de saber, esposa de otro y no mía, que la avricia rompe el talego.
- Se dice saco...
- No me itnerrumpa que se pierde lo mejor. Se dice talego y ustes bien que lo sabe pero no tiene ninguna importancia. Sigo. Mi amor por Ella es un juramento en vida. Ser fiel a un pryecto común de amor entre una sola chavala y un chaval que está solo es ser fiel a un sueño eterno. Ni por todas las lentejas del mundo, aunque sean lentejuelas de oro, la cambio por otra auqnue me ofrezcan talegos llenos de lentejas para calmar mi hambre. Y usted sabe bien de lo que estoy hablando. Por otro lado yo no soy como Esáu sino más bien como Jacob pero no quiero saber nadad de los jacobinos puritanos que traicionan más que los que vendieron a Viriato y recibieron, como respuesta, que Roma no paga a traidores. Para mí amarla a Ella es pertenecer a algo muy hondo, muy profundo, muy especial... algo similar a pertencer solametne a Jesucristo. Confieso, porque los buenos y verdaderos cristianos sabemos confesar, que me siento orgulloso de ser uno más; simplemente uno más, de los fieles al amor noble, muy lejos del amor libre que usted m e propone, ya que estoy enamorado de mi propio sueño- y estoy enamorado de mi proio sueño y no de los sueños ajenos proque Ella, con todo lo monumental que está, y perdone que no la compare con  usted porqwue no deseo compararla con ninguna otra que no sea Ella misma, que es la Musa de la fluidez de mi verbo humano y también, por qué no decirlo, de mi verbo divino. Medito con Ella dentro y no me piense usted tan mal no vaya a ser que se crea que estoy hablando con metáforas. 
 
La señora casada, y de muy buen ver, saca un bolígrafo de su bolso.
 
- Preparada... ya estoy preparada...
- Apunte, apunte usted el siguiente pensamiento y hágalo con buena letra para poder leerlo bien siempre que olo desee: una mujer casada no me interesa para nada. Ya está. Soy así de simple en cuanto al interés que pueda despertarle y ahora despierte que se le va a hacer rtarde.
- ¿Apunto de verdad todo eso?
- - No. Penándolo mejor no apuntne ése. Apunto este otro que es más ingenioso: 2A una mujer casada no te acerques para nada". Para mñí que mis pensamientos parecen tener un mogollñon de sabidurñían popualr. ¿Quñe opin a usted sobre esto del mogollón de la sabidurñia poular!
- ¡¡Ajajá!! ¡¡Te pillé con las manos en la mesa!! ¿Qué estas haciendo con esta muejre tan mayor de edad?
 
Es Ánglees lña que acaba de presentarse, de improviso, en la cafetería Tucumán de Madrid. La señora casada se queda con la boca abierta al ver la belleza completa de la ecuastoriana.
 
- ¿Ve usted lo que sucede, señora casada con otro y no conmigo? ¿Cómom le explico yo ahora, a este bombón de chavalilla, que no ha sido por culpa mía?
- Señorita, él no ha sido culpable de nada... toda la culpa ha sido mía por acercarme a él sin que él me diera permiso para hacerlo...
- Entonces... ¿no existe nada entre usted y él?
- No. Él no es Atilano. Me lo ha explicado bien explicado.
- Eso ya lo sé yo de sobra.
- Sucede que, por eso, no ha csucedido nada entre nosotros muy a pesar mío...
- ¿Cómo dice usted, señora de otro y no mía? ¡Cállese ya de una vez por todas y no complique más mi existencia porque cuando más habla más ttonterñias dice y es mejor que se calme ella para que lo pueda entender.
- Explicaciones... necesito explicaciones...
- Comon dijo Ralph Emerson, sólo la obediencia da derecho a mandar.
- Pues eso. Coienza a explicarme qué ha sucedido aquí.
- Escucha, Princesa... como estamos muy cerca de Princesa te doy mi palabra de hombre noble, perteneciente a esa clase de nobleza superior que no necesita t´çitulos para ser un Grande de España ya que estamos tambiñen cerca de la Plaza de España, qu entre esta señora y yo no ha sucedido nada ni ahora que te conozco ni antes de conocerte. ¡Es la primera que la veo!
- Pues espero que sea tambiñen la ñultima vez que la ves.
- Eso díselo a ella porque yo lo tengo bien claro.
- ¿Piensas otra vez verla a escondidas mías?
- Pero, Pri9cnesa... ¡si te estoy diciendo que no conozco ni cómo se llama, ni dñónde ha nacido ni quñe busca por los madriles!
- Entonces... ¿cómo es que estás hablando tyan amistosamente con ella, sinvergüenza?
- Porque me daba vergÑüenza no decirle nada. Pero bien que le he dicho de todo.
- Pero... ¿qué estás diciendo, caradura?
- Me daba vergüenza verla tan necesitada de conversación. ¿No ves que sólo está bevbiendo cafñe amargo en vez de café con leche bien dulce? Eso quiere decir que esta señora casada con otro y yo conmigo, es totalmente incompatible con mi personalidad. Y si mi personalidad no es compatible con la de ella... oues ya me entiendes...
- ¿Las has besado a esta señora de tanta edad? Se encuentra muy excitada.
- ¿Yo besar a la señora de otro y no mía? Nada de nada y nada de eso ni de lo otro nin de lo de más alla. ¡Yo no me como este marrón! No entra en el catálogo de los modelos de mujeres que me gustaría poder besar si no fuese porque tú eres la mejor modelo de todas. Jejeje. 
- Oye, jovenzuelo... ¿yo no soy de esas modelso de mujeres que te gustan?
- ¡Pues no! Y estoy diciendo la verdad, nada más que la verdad y solamente la verdad... así que espero que la jueza sea indulgente conmigo porque no he cometido ningñún pecado. No tengo por qué confesarme con ningñun cura porque repito que no he cometido nin´gun pecado ni mortal ni venial, como viene escrtio enlos catecismos de Ripalda. Aunque esté usted de muy buen ver no me gusta para nada y no como este bombón de chavalilla que cuando hace acto de presencia, en omentos como este, me quiere estrangular por una culpa que no ha sido culpa mñia sino suya. ¿me crees o no me crees, Princesa?
- ¿Puede usted tener la gentileza, señora casada con otro y no con él, de dejarme sentar al lado de este jovenzuelo?
 
Juan se levanta rápidametne, busca una silla y la coloca junto a la que está usando él; pero Ángeles prefiere sentarse frente a la señora casada y Juan tiene que dejarla elm sitio para sentarse çel en la nueva silla.
 
- Espero que sea la ñultima vez que le acosa, señora de la agenda de piel de cabra, y espero que, la prñóxiam vez que se fije en él, non lo confunda con Atilano Eros Amazote o acaba usted metiéndose en un verdadero lío por acoso de género contra un inocente. como ya ha escuchado no le gusta usted para nada y lo ha dicho él sin que yo le obligara a decirlo. 
- ¿La ha oído usted bien, señorta de otro? Haga el favor ya de levantarse de esa silla y busque a otro gallo o a otra gallina pero vaya a alborotar a otro corralejo y no al mío. Vaya a opr iotro más inocente que yo, que los hay a mansalva por todo Madrid tanto capital comon provincia. Porque resukta queb la mía es sólo mía y yo sñólo soy de la mía. ¡Noo itnente complciar lo que es tan sencillo de entender! Olvide todo lo que hemos estado hablando. 
- ¿Quñe le has contado a esta señora'
- Que verdes las han segado y que cuando veas la tuna pasar no te enamores compostelana.
- ¿Es que esta señora es cmpostelana?
- Por su acento puede que lo sea. ¿Es usted compostelana, señora de otro y no mía?
- Soy gallega pero no te voy a decir de dónde.
- ¡Ay riancheira, ay riancheira del mar... no te vayas a la playa que te vas a marear!
- ¡Tu novio es muy simpático!
- No es mi novio.
- Enotnces ¿quñe es para ti?
- Lo qaue yo quiero que sea y eso de que es muy simpático se lo dice uisted a Atilano Eros Amazote cuando le encuentre, si es que le está buscando, pero no a él. ¡Haga el favor de irse ya de aquí, señora casada o vaya Dios a saber si no es ni casada! Busque a otro más interesante para sus intereses porque este es mñio y solamente mío. Así que ahueque el ala y vaya a reírse con ese tal Atilano que cuenta mejores chistes... porque usted tiene una sonrisa de alimaña que me rñio yo de las lagartas lagarteranas y que Dios me perdone por decir la verdad. ¡Parece usted la Araña Negra!
- Ángeles...
- No me cortes ahora que todavía no he temrinado...
- Que te quiero informar que la Araña Negra es un portero soviético de la URSS.
- No me itneresa esa informaciñon así que sigo cantando las cuanretna en bastos. A mi chaval le han rechazado más de una docena de veces... y chavalas mucho más guapas que usted por cierto según me ha contado él... y si él me lo ha contado yo le creo. Ha conocido a muchas de muchos más altos vuelos que usted auqnue le hayan dicho siemrpe que nones pero ahora ha salido su par que soy yo y dejemos ya de hablar cosas triviales que sólo le itneresan a las viejas cotorras como usted. ¡Déjeme a solas con él porque tengo cosas interesantes que escuchar para poder entendr lo que usted ni siqueira puede comprender.
 
La buscona se levanta echando pestes contra Juan...
 
- ¡¡Gamberro!! ¡¡Golfo!! ¡¡Despreciable!!
- No pienso arrepentirme nunca de haber rechazado sus deseos, señora de quien sea pero no mía; asñi que ni tan siquiera voy a ponerme a su altura insultando de esa manera tan barriobajera. Gracias por sus piropos pero ya estoy acostumbrado a que me los digan y ya no suirten efecto en mi persoanlidasd. Tengo suficietne vocabulario español para definir bien lo que es usted pero no lo voy a decir. No necesito decir palabrotas a lo Camilo José Cela, que es paisano suyo, porque copnozco a muchas madrileñas que estñán mucho mejor qque usted a pesar de lo bien que usted está. Siga usted insultándome cuanto quiera; pero veo que estñá usted mut mal de la cabeza aujqnue sea tan guapa.
- ¡Vaya cara que se le ha puesto, señora! ¡Ha uesto usted una cara propia de los miserables que debe usted concoer muy bien! Yo soy guapñisima porque Dios lo ha querdo así y ni çel ni yo tenemos la culpa de que Dios nos haya hecho de esta manera. Usted no está mal pero non es de las que le gustan a mi esposo. ¡Échele usted la culpa a Dios y no siga insultándole más porque, para que lo sepa d euna vez por todas, él es tan honesto conmigo que se ha casado siendo del todo virgen a pesar que podria haberlo hecho con muchas si hubiese querido. Y resulta que a mí me sucede lo mismo. Nos hemos casado los dos siendo vírgenes y a mucha hornam selñora de otro. ¡Vaya a decñrisel a ese tal Atilano de parte de ñél y de aprte mñia! él ha tenido el valor y la valentía de haber soportado mcuhos años para casarse virgen y si eso para usted es una tontería pàra mí es lo más itneresante que tiene un hombre. Así es su personalidad y esa personalidad me encanta. Usted tambiñen es encantadora... pero encantadora de serpientes...
 
La señora casada, y de muy buen ver, se marcha muy enfadada tras lanzar una mriada de odio a Juan, mientra éste, sin hacer caso alguno a su mirada, se sienta frente a Ángeles.
 
- Ángeles... ¿es que he tenido yo la culpa? Debes saber que yo estaba pensando en las musarañas cuando, de pronto, ella se sentó donde estoy yo ahora sentado... creyendo que yo era Atilano Eros Amazote, al cual buscaba para pedirle un autógrafo; pero, por supuesto, luego me pidiñó el autógrafo a mí y ni por nada del mundo se lo he dedicado. Tampoco le  he dado nuestro nñumero de teléfono. Te estoy contando la verdad. ¿me crees o no me crees, chavalilla?
- No sñe si crerte del todo o no creerte nada. Espra que lance una moneda al aire. Si sale cara te creo porque eres bastante cara y le echas mucha cara a la vida... pero si sale cruz... ¡ay de ti si sale cruz!.
- Por favor, Jesucristo, que salga cara... que salga cara... 
 
La bellísima y ecultural ecuatoriana saca una moneda de 10 céntimos del interior de su bolso y la lanza al aire atrapándola, al caer, entre sus manos. 
 
- ¡¡Espera, preciosa, espera!! ¡¡No abras las manos a ver si esta vez te vas a confundir tú también conmigo!! Mejor dejarlo sin saberlo... créeme a mñi y no creas lo que diga una moneda que no vale para nada ni puiede decir nada, y mucho menos la verdad, porwe, que yo sepa, las monedas no hablan y sería un milagor si hablaran...
 - ¡¡Jajajajaja!! Está bien. Por esta vez me guardaré la moneda en el bolso sin mirar si ha salido cara o ha salido cruz, pero como te pille otra vez... ¡Me gusta lo caradura que eres!
- No volverá a suceder. La vida es así. No la he inventado yo.
- No tengo ganas de canciones ni quiero que cantes nada ahora.
- Te quiero explciar lo inexplicable que me sucede cuando una mujer muy guapa se me acerca y lo primero que le pido es su docuemtno nacioanl de identidad a ver si es casada y así acordarme de wue no puedo hablar con ella si está casada o puedo hablar con ella si está soltera solamente para contarle algún rollo macabeo. Enrollarse un poco no es pecado que yo sepa.
- ¡¡Jajajajaja!! ¡Me gustas por la cara que tienes!
- Pero si tú sabes ue yo soy muy... esto... muy tímido...
- Pues si te protas así siendo muy tímido... ¿cómo te portarías si no lo fueses? ¿Puedo saber cómo te portarías si no fueses muy tímido?
- Tal vez como me porto siempre... jejeje...
- O sea... que lo mismo te dá que te dá lo mismo...
- Sí. Pero con una condición indispensable de la cual te estás olvidando...
- ¿De qué me estoy olvidando, sinvergüenza?
- De que me da mucha vergüenza hablar con chavalas muy guapas o con mujeres de muy buen ver estén casadas o estén solteras o sean jóvenes viudas. Lo hago desde que era soltero.
- ¿Y si tú te quedaras viudo de repente?
- Como no me voy a quedar viudo de repente pues ni lo pienso que es mucho mejor. ¡Jamás hablaría de amor con otra chavalilla porque si me quedara viudo de repente... esto... me metería a cartujo!.  
- ¿Cartujo? ¿Qué es un cartujo? ¿Me quieres decir que sin te quedaras viudo de repente te irías con los de la acera de enfrente?
- ¡¡Jajajajaja!! No, Pirncesa, eso no lo haría yo jamás de los jamases. Tienes que saber que la Orden de los Cartujos, en latïn "Ordo Cartusiensis", es una orden contemplativa de la Iglesia católica que fue fundada pro San Bruno en el año 1084. Su lema es, en palabras latinas, "Stat Crux dum volvitur orbis"
- ¡Jesús, María y José! ¡Vaya cruz que me ha caído por casarme con un chico tan inteligente! ¿Qué quieres decir eso?
- Pues mas o menos quiere decir que "La Cruz estable mientras el mundo da vueltas, o Cruz constante mientras el mundo cambia".
- ¿Y algo más que sea igual de interesante por conocer?
- Sí. Los cartujos son la orden que profesa mças austeridad en la práctica. 
- Eso se lo cuentas a una que sea tonta pero no a mí. ¿Y los dineros que les llegan del Vaticano?
- Pues no lo sé a donde van a parar pero puedes tener razón.
- Pues sigue.
- Tienes que saber que en la práctica y a lo largo de toda sus excistencia han permanecido en pobreza sin caer en lujos.
- Que te repito que eso se lo cuentas a otra que sea tonta porque yo ni soy tonta ni lo parezco. Quizás no caigan en lujos pero faltar desde luego que no les falta de nada. ¡Anda y sigue contando que me estoy enterando! 
- Escucha esto que es más inrtereante todavía. Los monasterios de los cartujos se llaman cartujas.
- ¡¡Ajá!! ¡¡En femenino!! ¿Es por eso por lo que te meterñias a casrtuijo si yo dejara de existir sobre la Tierra?
- ¡¡Jajajajaja!! No me hagas reir que hablo en serio.
- Y yo tambiñen hablo en serio aunque me esté riendo por dentro.
- Te cuento entocnes, preciosa, que allí buscan los monjes una vida de contemplaciñon.
- ¡Vaya, vaya y vaya! ¿Quieres decir que se pasan toda su santa vida sin hacer nada de provecho nada más que contemplar?
- Sí. Se pasan toda su santa vida solamente contemplando. No hacen otra cosa que sea de provecho para la Humanidad. Pero rezan mucho para ser pedonados por Dios.
- ¿Algo más interesante, Juan? ¿Có te va con lo de la investigaciñon del asesino en serie?
- Espera. la regla... y no pienses lo que no debes pensar...
- Pero... ¿quñe sabes tú de lo que estoy pensando acerca d ela regla?
- No sé... pero a lo mejor estás equivocñandote...
- Pues no estoy pensando en nada. Sólo te escucho atentametne. Sigue.
- La regla, en latín "regula", de los castujos recibe el nombre de "Statutos" porque lo he investigado muy bien investigado.
- Muy bien. Paso del "Statut" de la Generalitat.
- No. No lo escribieron los catalanes.
- ¡Ay va! ¿No son los mismos los que escribieron los "Statutos" cartujanos que los mismos que escribieron el "Statut" de la Generalitat?
- Pues no. Tienen orígenes muy cercano pero no. Los "Statutos" de los cartujos difieren de lña regla de San Benito practicada por las otras órdenes monocales... esto... quiero decir monacales... pero es que entre mono y mona debe andar el asunto...
- ¿Quñe asunto?
- El del asesino en serie.
- No te desvíes ahora del tema de los casrtuijos. Lo del asesino en serie ya lo resolverás más tarde. ¿no te falta algo más que contar sobre los cartujos, gamberrete?
- Que yo sepa no me falta nada más.
- ¿Si? No me lo creo. ¿Qué hay entonces con lo de las cartujas, golferas?
- ¡Ah, sí1 ¡Creía que no te habias dado cuenta!
- Estoy siempre al loro para que te enteres bien enterado. Desembucha lo que sepas de las cartujas.
- El primer monasterio de monajas cartujas o cartujanas, que de las dos maneras se pude decir y escribir...
- ¡Al asunto¡ ¡Ve directo al asunto y no te andes por las ramas de lo monosterios... quiero decir... lo monasterios...
- Está bien. Te lo cuento pasra que luego tú se lo cuentes a tus amigas más íntimas. El primer monasterio de monjas cartujas sse fundñó en 1147.
- ¿Por que estaban muy solos los cartujos y se aburrína de no hacer nada más que rezar y contmeoplar a los pobres campesinos de los alrededores que se pasaban  todo el santo día labrando y labrando para que luego lo mejor de sus cosechas se lo comieran dichos cartijos que lo recibñían como regalo de Dios pero que, para disimular, lo llamaban dádivas de los campesinos?  
- ¡¡Jajajajaja!! Debiño de ser por eso tal vez... proque como los cartujos no jugaban al mus ni opraxcrticasban el fútbol...
- sigue adelante y no me entretengas con las cartas ni con los balones.
- Pues que se fundó, primeamente, en Prebayon, en la Provenza que, como sabes, era un foco de donde surgiño alguna rama de los dialectos catalanes.
- ¡Ya intuñia yo que eso de "Statutos" de cartujos y "Estatut" de los catalanistas tenían algo que ver! ¡Mira que son vaggos los qwue inventaron ambas cosas!
- Quizñas lleves razñon. Sólo sé que el primer monasterio de csrtujas lo mandó cosnturir un tal Cesáreo que anhelaba una vida más interior.
- ¡Muy interesante, Juan! ¡Muy interesante eso del tal Cesáreo anhelando una vida mnás interior opara que nadie se enterara ni lo supieran los òbres campesinos quye se quedaban sin bocadillo por regala´rselos a esos vagos sinvergÑuenzas!
- ¡¡Jajajajaja!! ¡Eres mucho mejor investigadroa que yo mismo!
- No. Yo sólo me limito a itnerpretar lo que tñu investigas...
- Pues ya está.
- Pue sno esta todo dicho. Sigue.
- Bien. me falta decir que cada monasterio femenenino tiene plena independencia.
- ¡Ajá! ¿Así que las cartujas gozan de plena independencia para hacer lo que le da la real gana menos trabajar? ¿Y de qué viven si se puede saber?
- ¡¡Jajaajaja!! Debe ser eso. Pero, por lo que me he enterado yo, están suejtas, desde el siglo XIII, a vistias regualres de un prior.
- ¡¡Castañas!! ¡¡Atiza!! ¡¡¡Arrea!! ¡Ya estoy viendo que hay mucho tomate en ese asunto!
- que te digho que no te proecupes que el asunto del asesino en serie lo resulvo pronto.
- Está bien. Te creo. Pero... ¿se puede saber para qué el prior vistia regualrmente a las monjas?
- No lo sé muy bien porque bien callado que se lo tenían... pero no debe ser solamente para rezar digo yo... y tú me entiendes... 
- ¡¡Jajajajaja!! Entendido, Juan, entendido. ¿algo más para dar el remate oportuno?
- Sí. El prio siempre va acompañado d eun vicario.
- Basta ya. Cambiemos de tema porque ya está muy claro que esos vagos y esas vagas no sólo se dedican a contemplar porque ellos rezan muchos para que Dios perdone sus pecados y ellas tiene completas libertad y... claro esta... pues ya sé lo que puede pasar...
- ¡¡No lo digas, por favor, que nos estñán escuchando!!
- Soy toda tumba...
- ¡Qué descansada vida la del que que huye de este mundano mundo y se convierte en cartujo para quedarse bien mudo!
- ¡¡Jajajajaja!! Ponte serio. Te repito que no quiero que poetices porque tengo que contarte algo...
- Lo importante es lo importante, habla chavalilla. 
- ¿Qué es para ti lo importante?
- De momento, hasta que salga la Luna otra vez, me acuerdo que es importante que tengo que contarte yo también algo a ti.
- Procura ser convincente. 
- Ya tengo unas cuantas pistas que investigar anque, de momento, sólo sean intuiciones, 
- O sea... que me has citado aquí para que te lleve en mi coche...
- No lo hagas por mí, sino como un beneficio para la sociedad madrileña. 
- Está bien, Juan... pero espero que me invites a cenar. 
- De acuerdo. Una buena cena bien vale una buena conquista, como dijo mi paisano Hernán Cortés.
- Pero... ¿quién te has creído que eres tú?... ¿tal vez Francisco Pizarro?
- No. He dicho Hernán Cortés. Franciso Pizarro era cacereño per Hernán Cortés era badajocense que quiere decir pacense. O mejor dicho, Pedro de Alvarado, más conocido él que el casi desconocido Hernán Sánchez, puesto que éste era de los últimos y los últimos serán los primeros como dijo Jsucristo. ¿O prefieres que sea Benalcázar ya que tú naciste en Ecuador aunque ya seas más madrileña que yo mismo? Hernán Sánchez nació en Badajoz capital... así que elige entre uno de los dos y a ver si fumamos ya, de una vez por todas, la pipa de la paz entre tú y yo.
- Veamos. Deja que hable yo ahora y no acapares tú toda la conversación. No me importan demasiado los demasiado famosos como ocurre con Benalcázar, que podria imaginarme que fuese Atilano Erso Amazote poirque mató de un puñetazo a un burro... así que me quedo conel casi desconocido pero pacífico Hernán Sánchez que me puedo nimagianr que eres tú... ¡y ahora enciende tu pipa de la paz que todavía no estoy harta del todo de ella... hasta que me harte de verdad y esto se convierta en la vesión moderna de la Guerra de Troya!
 
Juan saca su pipa del bolsisllo derecho de su chubasquero, la llena de tabaco que extrae de una bolsita que lleva dentro del bolsillo izqueierdo de su panalñon vaquero y la enciende mientras vuelve a quedar en silencio y soltando voutas de humo en forma de interrogantes; hasta que ella se cansa de verdad, le quita la pipa de la boca, vacía el contenido de tabaco en el cenicero que hay sobre la mesa y la guarda en su bolso.
 
- Así estás más guapo... ¿quieres invitarme a una cerveza a cambio de una cajetilla de cigarrillos de la marca que más prefieras?
- Eso está hecho. Nos gtomaremos un par de cevezas para brindar por nuestra salud. Me da lo mismo la marca de cigarrillos que sea.
- ¿De verdad te da lo mismo la marca?
- Me da lo mismo... pero si pudiera ser una de Marlboro aunque sólo sea por un día... detrás de otro día por supuesto...
- ¡¡Jajajajaja!! ¿Qué marca de cerveza prefieres, Juan?
- Si pudiera se una San Miguel de etiqueta verde...
- No te preocupes por nada de todo eso porque esto lo arreglo yo enseguida y no me importa que nos estén escuchando, ¡¡Camarero!! ¡¡Una de Marlboro rojo y dos de San Miguel verde!!
- Muchas gracias, Ángeles.
- No es nada. ¡¡Camarero!! ¡¡He dicho que una de Marlboro rojo para este chiflado que tengo frente a mí a ver si sigue siendo tan chifaldo como siempre cuando hace como que fuma y si alguien tien algo que decir en contra que lo diga ahora o que calle para siempre!
- Ángeles... ¡que te están mirando todos!
- Eso no me importa. Estoy acostumbrada a que me miren todos. 
- ¿Porque estás más buena que el pan?
- Por eso mismo. ¡¡Camarero!! ¡¡Y dos de San Miguel verde para este chiflado y para est aloca que está gritando!! ¿Alguien de todos ustedes se oponen a que esta loca tome una cerveza con este chiflado? ¡¡Si alguien de todos ustedes sienten envidian de él podemos solucionarlo!! ¡¡Lo cambio por alguien que sea más hombre que él, pero le advierto que tiene dos cataplines que valen por un millón de dñolares por lo menos!! ¡¡alguno de todos ustedes me quieren ligar para dejarle e irme con quien conisga ligarme mejor que él!! ¡¡Acepto pretendientes que estén dispuesto a darlo todo por mí!! ¡¡Pero les advierto qeu él no me lo ha dado todo sino que me ha dado mcho más que todo!! ¿Adivinan todos los cotillas quñe es lo que me ha dado?
- Déjalo. No tiene importancia, Ángeles. 
 
Pero ella sigue enfrentándose con todos los envidiosos que ahora dirigen su cabezxa a otros lados. 
 
- ¡¡Me ha dado toda su dignidad, señores, caballeros y damas aquí reunidos!! ¿Saben lo que dice este loco chiflado psicópata que es la dignidad?
- Que no me importa lo que digan de mi todos ellos y alguna de ellas, Ángeles...
- ¡¡Pues les voy a decir lo que este loco chiflado psicópata entiene por lo que es la digndidad!! ¡¡Sigan escuchando nuestra conversaciñon, cotillas, y enterense de una vez or todas!! 
 
La bellisima y escultural Ángeles se pone en pie para soltar lo que tantas ganas tiene en su interior desd ehace tiempo...
 
-  Huellas. Pasos lentos del reloj de la existencia sobre esta Vida llamada Tierra, llamada Mar y llamada Aire. Desde las distancias siderales entre planeta y planeta dejamos huellas humanas a través del Cosmos. Huellas. Sueños plasmados de caminos por las galaxias de nuestro pensamiento. Miles de ideas encadenadas haciendo hundir en la bruma del pasado la injusticia y el dolor humano. Huellas presentes en nuestras conciencas blancas, negras, rojas, amarillas y verdes. Los cinco círculos de la Tierra labrados por las manos artísticas de la Poesía. Poesía con mayúscula para demostrar que hoy, desde este hoy mismo, el sueño de la Libertad es posible. Libertad con mayúscula para publicar que la Dignidad humana pertenece solamente a cada uno de los seres humanos. Dignidad con mayúscula porque es el Diseño que Dios creó al hacer que los hombres y mujeres del planeta demostraran Amor. Diseño con mayúscula y Amor con mayúscula para creer en la Huellas de la Eternidad. Huellas con mayúscula para decir que la Eternidad es la Existencia. Existencia con mayúscula para hablar de la Vida. Y, al final de nuestro camino por las galaxias, la Vida queda enhebrada de huellas que se entrecruzan entre lo blanco, lo negro, lo rojo, lo amarillo y lo verde de los cinco círculos de la Tierra, del Mar y del Aire. Para decir al Mundo (Mundo con mayúscula para sentir el Sueño) que la Paz siempre es el Camino... y yo añado que sustituyan la Libertad con mayúscula por la Liberación total. Así piensa y actúa est loco, chiflado y psicópata que dicen muchos que es. ¿alguno de ustedes cree que es, en verdad, un loco chiflado y psicópata cuando me hace saber que la dignidad reside en las personas que no venden falsas ideas sino que regalan amistosas verdades y que la dignidad es lo que un verdadero hombre no debe perder nunca porque eso se llama cobardía sea un hombre cristiano o no lo sea. Jesucritso predicó lo que es la dignidad y diso a su hermanos que fuesen siempre dignos, Así que nada de dejarse bajar los pantalones. ¡Esto es lo que me dice este loco chiflado psicópata mientras muchos de ustedes, incuida alguna que otra dama, están sintiendo envidia de él por tenerme a su lado!. ¿Alguien de todos esos envidiosos e envidiosas quieren conquistarme a mí para salvarme de este loco chiflado psicópata? A él no le importa perderme si encuentro a alguno mejor que él en todos los sentidos humanos y divinos. Es más. Aunque estoy casada con él me da la entera libertad de elección para dejarle por cualquier otro que sea mucho más grande, mucho más tico y mucho más famoso de lo que es él. No le tengan tanta envidia muchos de ustedes porque él es muy pequeño comparado con sus grandezas, él es muy pobre comparado con sus riquezas y él es muy anónimo comparado con sus famas.
 
En toda la cafetgería Tucumán de Madrid se impone un absoluto silencio mientras el camarero, que se ha quedado escuchando, se dispone a cumplir las órdenes de ella que sigue hablando porque tiene ganas de desahogarse.
 
- ¡Este loco chiflado psicótico que ha tenido el valor y la valentçía de casarse con una viregen como yo siendo él tambiñen virgen y quen por eso tanta envidia ha despertado en muchos de sus compañeros y algunas de sus compañeras de trabajos y de estudios me ha hecho conocer a mí, que soy mucho más millonaria que todos ustedes juntos pero que él nunca lo ha sabido jamás porque jamás me lo ha preguntado y no como otros muchos hombres y alguna mjuejer que he llegado a conocer bien conocidos, que los mendigos y mendigas son los seres humanos con mayor dignidad que he conocido en la vida. Aunque son despreciados por la sociedad ellos son los más amados por Jesucristo. Si alguien sigue mirándole con envidida por tener a una chavala como yo como esposa reflexionen... pero reflexionen mucho... porque da la casualidad de que él nunca ha tenido jamás envidia de nadie aunque estuviese acompañado d euna chavala que le gustar amucho y no ha mirado nunca a nadie con envidia por cuestioens amorosas, econñomicas o plitñicas. ¿Se han engterado ya todos ustedes?
 
El camarero de la cafetería Tucumán de Madrid no se atreve a interrumpirla y sólo queda esperando, totalmente admirado por la valentia de aquella belleza monumental de mujer, a que termine su improvisado discurso.  
 
- Este loco chiflado psicópata que desea estar conmigo por toda la Eternidad es mucho más pobre que cualquiera de todos ustedes y que cualquiera de todos sus compañers y compñaeras de trrabajos porque ha tenido el valor y la valentía de haberse arruinado por mí... por estar conmigo... por unirse a mí para toda la Etgernidad porque sólo es un poeta... nada más qwue un bohemio poeta... y permítsanme ustede que recite una muestra de ello; una sencilla muestra nada mñás que, por supesto, no llega jamás a la altura de los veitne poemas de amor y una canción desesperada del insigne Premio Nobel chileno Pablo Neruda pero que para mì es un millón de veces mejor: ¿Cómo poder hacer un Sueño en el cielo de este andar si las nubes son tan grises que no permiten soñar? ¿Cómo poder hacer un Sueño si la vida se va hacia el mar y en el mar es necesario saber, sobre todo, amar? ¿Cómo poder hacer un Sueño
si ya es casi todo maldad y se ha ido al horizonte mi barquita Libertad? ¿Cómo poder hacer un Sueño con ladrillos y pedernal  si los Sueños son suaves como el gorrión y la paz?. ¿Cómo poder hacer un Sueño si ya no quieren hablar de ilusiones para el futuro  que dicen se va a acabar?. ¿Cómo poder hacer un Sueño con un corazón de metal si necesito personas que abandonen la Maldad? ¿Cómo poder hacer un Sueño en esta Tierra del dineral si todo es consumo y consumo y los Sueños son sinceridad? ¿Cómo poder hacer un Sueño cuando les envuelve la frialdad a los de corazón apagado en vez de ser un volcán?. ¿Cómo poder hacer un Sueño en las olas del altamar si muchos navegan solo en yates de majestuosidad?.  ¿Cómo poder hacer un Sueño en esta triste sociedad si casi todos adoran  a los becerros de la fealdad?. ¿Cómo poder hacer un Sueño?. !Dímelo tú, Dignidad!. !Y cuándo lo hayan entendido
será posible su Realidad!. ¡Y ahora sigan todos ustedes, los que sean y las que sean hijos e hijas de la murmuracion,. envidiándole pero él vivirá eternamente a mi lado aunque sea solamente un hombre con corazón de niño o quizás solametne un niño con corazón de hombre.

 Una vez que la esposa de Juan se calla y se sienta de nuevo, acude solicito y con suma rapidez el camerero con las dos botellas de cerveza, dos vaso, una ración de aceitunas rellenas con pimiento rojo y la cajetillas de cigarrillos Marlboro.
 
- Aquí está todo. Perdone por la tardanza, señorita...
- ¿No me ha oído usted decir que estoy casada con Él?
- Perdone. Es ue viéndola parece imposible...
- ¿Qué es lo que parece imposible que sea verdad cuando se me ve?
- Que sea usted una señora casada.
- ¿Por alguna razón especial?
- Por la simple razón de que tiene usted un rostro de jovencita que parece como de ángel nada más.
- Tenga cuidado con oo que dice, caballero...
- Usted perdone señor... entiendo que no le habrá molestado.
- No le ha molestado en ningún sentido. Está ya acotumbrado a escuchar que las gentes me piropeen. Así que sean dos.
- No me atrevo a decirle otro piropo más por si las moscas...
- Estoy diciendo que sean dos cajetillas de Marlboro pero esta vez no lo traiga rojo sino blanco. Sobran las preguntas innecesarias.
- Está bien. Estamos aquí para servirla. 
- Están aquí para ganarse la vida que es diferente que para servirme... porque no hemos venido para que nadie nos sirva ya que eso lo hacen los sirvientes domésticos y caseros... pero que yo sepa esto es un establecimiento público... un cafeterñia y bar al mismo tiempo... luego no es ustd ningún sirvient mío sino alguien que se gana el sueldo sirviendo a los clienrtes. ¿Entiende usted la enorme diferencia? Traiga la cajetilla que falta y deje de decirme cumplidos. En todo caso dígaselos a él que es quien va a consumir las dos cajetillas. No olvide que ya tiene la roja y que le falta sólo la blanca.
 
Mientras el camarero se marcha para cumplir la orden, Juan abre la cajetilla de Marlboro rojo, saca uno de los cigarrillo, lo enciende y vuelve a soltar voutas de humo en forma de interrogaciones sin tragárselo nunca en el interior de su cuerpo.
 
- ¿Estoy asi más guapo todavía?
- Te estoy mirando fijamente y no estás más guapo asñi pero sñi muco más atractivo e interesante. Pero dejando de lado eso, necesito explicaciones...
- ¿No te has dado cuenta de que, al meter mipipa en tunbolso, puedes estar manchando lo que gtengas de interés dentre de él y lo estñes haciendo polvo?
- Polvo somos t en polvo nos debemos convertir... ¡¡Jajajajaja!!... es broma, Juan.
- No me importa terminar en polvo contigo.
- ¿Conmigo solamente?
- Contigo solamente y como siempre ha sido, es y será.  
- cuando hablas de esa manera es cuando más me gustas porque más guapo ya no puiedes ser pero pones en funcionaiento toda mi belleza por completo. 
 
El camarero llega y, para no ser inoportuno, deja la nueva cajetilla de Marlboo blanco junto a la cajetilla de Marlboro rojo que estña sobre la mesa. 
 
- ¿Por qué una de rojo y otra de blanco?
- ¿No eres del Bilbao?
- Del Athletic Club si no te importa, Princesa. Soy del Athñeti Club que da la casualidad que es de Bilbao por pura casualida. 
- Pero vestís con camiseta rojiblanca... ¿verdadero o falso?
- Verdadero. 
- Pues por eso he comprado una de rojo y otra de blanco... rojiblanco... 
 
Juan vuelve a sacar la grabadora que lleva en el interior d esu chubasquero de color amarillo, el mismo color del chubasquero que llevaba Atilano, y ña pone en funcinameito para escuchar la canción que viene a continauricñon...
 
- Ahí viene la plaga, ñe gusta bailar, ahi viene la plaga, le gusta bailar y cuando está rockoleando es la reina del lugar. Mis padres me dijeron que no bailes rock and roll, si te vemos con la plaga tu domingo se acabó. Ahí viene la plaga, le gusta bailar, ahí viene la plaga, le gusta bailar y cuando está rockoleando es la reina del lugar. Vamos a ver al cura pues ya me pienso casar, no es que seas muy bonita pero si que ahora lo serás. Ahí viene la plaga, le gusta bailar, ahí viene la plaga, le gjsta bailar yh cuando está rockoleando es la fiesta del lugar, no es que seas muy bonita pero sí que ahora lo serás.
- ¡Es tu voz, Juan
- Si- Toda la grabadora está llena de canciones mías y las canto a mi manera digan lo que digan los demás.
- ¡Gracias, Juan!
 
Ángeles estira su cuerpo.
 
- Cuando te estiras estás sexy del todo...
- ¡Gracias, Juan!
 
Él acerca su rostro al de ella y ella le da un beso apasionado en la boca hasta que los dos vuelven a quedar otras vez sentados y Juán toma de njevo su cigarrillo y sigue soltando volutas de humo en forma de interrogaciones.
 
- ¿Puedo decirte algo, Juan?
- Nunca te he porhibido, jamás, que me digas algo. Puedes decirme lo que quieras y puedes insultarme lo que te de la real gana si deseas insultarme por cantar tan mal. 
- No es eso. Tienes una voz profunda, una voz varonil y una voz que me llena del todo.
- Vuelvo a repetirte que tienes liberación absoluta para decirme lo que queras. 
- Es una pregunta...
- Pregumnta. Yo siempre respondo a todas tus pregutnas. 
- ¿Cómo te va, en realidad, con tu nuevo compañero de trabajo?
- ¿Con Atilano Eros Amazote?
- Sí. ¿Qué tal es ese tal Atilano?
- El mejor de todos. 
- ¿El mejor de todos? ¿De verdad que ese tal Atilano es el mejor de todos?
- Es el mejor de todos los hombres de Diego y por eso lo he elegido como compañero de investigación. 
- ¿De verdad que es el mejor hombre de todos?
- Es el mejor hombre de todos los de Diego. El mejor hombre que conozco. 
- Entonces... ¿me lo vas a presetnar alguan vez?
- Depende solamente de Dios...
- Insisto en que que¡iero conocerle. Debe ser extraoridnario. 
- Es el mejor hombre que conozco. 
- No, Juan... no es el mejor hombre... 
- ¿Cómo sabes tú eso?
- El mejor hombre eres tú. 
- Perdona, Ángeles, pero yo no soy mejor que él. 
- Tu eres mejor qjue él.
- Éñ es el mejor policñia, Ángeles. El mejor que conozco. 
- Pero tú eres el mejor detective, Juan... el mejor detective que conozco...
- Estgña bien... ¿deseas conocer a Atilano?
- Deseo conocerle. Debe ser muy atrayente para las mjjeres de toda clase de edad. 
- Lo es.
- Entonces... ¿me lo vas a presentar para concerle en persona?
- Es un héroe curtido en mil batallas. 
- Por eso me interesa conocerle cómo es en persona. 
- ¿Por qué la mujeres guapas tenéis la pésima costumbre de querer a los hombres que menos provecho os van a dar y que sólo os dan a cambio nada más que desgracias?
- ¿Lo dices por Atilano? ¡¡Jajajajaja!! Ahora resulta que estás celoso de ese tal Atilano..
- No me conoces del todo, Ángeles... ni a é tampoco...
- A él no le conozco de nada...
- Entonce pídele a Dios que todo salga bien y ya le conocerás todo lo interesante que es parfa las chavalas muy gupas. 
- ¡Estás celoso1 ¡Estás celoso! ¡¡Jajajajaja!! ¡¡Estás celoso!!
- Baja la voz, Ángeles... ya se han enterado todos y todas que estoy celoso de Atilano... si es que tú crees que, de verdad, yo estoy celoso de Atilano o de cualquiera otro que se amucho más guapo que yo...
- Perdona, Juan.
- ¿Qué tengo que perdonar?Te he ormetido que conocerás a Atillano y lo vas a concoer bien conocido para que veas lo interesante que puede llegar a ser y par aque descubras por quñé te afirmo que es el mejor de todo, incluyéndome a mí. 
- Admito que sea le mejor de todos los hombres de Diego nada más. 
- Yo ahora soy un hombre de Diego.
- Pero todo un capitán. ¿Y Atilano qué es?
- El numero 10 de todos ls policías de Madrid. 
- Pero... ¿ni yan siqueira es teneinte?
- No. Es un número. ¿No te aprece mucho más interesante concoer a un gran nñumero que a una simple persona?
- Sigo creyendo que tienes celos de él pero no quieres admitirlo.
- No, Ángeles. Sólo quiero que lo conozcas cuando haya pasado todo e peligro.
- Peligro para quién... 
- Pafra ti y para todas las chavalillas guapìsimas que vivís en madfid
- ¿Tienes o n o tienes celos de Atilano?
- ¿Crees que es la primera vez que me encuentor con hombres como él o incuso mucho más interesantes que él?
- ¿Y qué ha sucedido siempre que ha ocurrido eso?
- Diselos a ellas...
- ¿Qué clase de basura es todo esto, Juan?
- ¿A qué basura te refieres?
- A todo lo de la plaga.
- No te preocupes. Nada tiene que ver la plaga ni contigo ni conmigo. Sólo son pasados recuerdos de todo aquello del rock and roll que era uan manera de vivir slavoncuando llegaba la muerte. 
- No te entiendo, Juan... 
- Hoy es domingo, ¿no es cierto?
- Sí. Es cierto qeu hoy es domingo y eso me recuerda quen tenmos que ir al teatro tú y yo, òrque tengo dos entradas para ver Fuenteovejuna...
- Pero Fuenteovejuna puede esperar para la próxima semana. 
- ¿Y qué hago ahora con las dos entradas? ¡Me han costado una buena cantidad de pelas!
- Cuando veamos a un mendido se las regalas y ya está. Así çel tendrñá la oprtundiad d einvitar a alguna de la schicas que más le guste y que esté tambiñen deseandoconcoer lo qje es el teatro pro dentro... porque tú y yo nos vamos ahora hacia la Carretera de Aragón. 
- ¡Tú estás loco! ¿Tú te crees que yo voy a sacrificar lo de ver tan famosisima obra de 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Novela y Guin literario para Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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